jueves, 25 de agosto de 2011

LXXIX

LXXIX

Siente la luz
De la mañana
Que rocía tu rostro,
Con la calidez
Que te ensalza
Al templo de
Los iluminados.
Disfruta de su compañía,
En el día a día,
Como de un amante
Que no abandona,
Como el primer beso
Que no se olvida,
Calienta tu corazón,
Ensalza tu espíritu,
Extiende tus alas
Y vuela,
Siente como te estrecha
En su abrazo, cálido y dulce,
Ofreciéndote la esperanza
De vivir un día inolvidable.


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