domingo, 21 de agosto de 2011

GINEBRA LA GUERRERA







I parte

En sus mercedes rememoro tiempos pasados, amores malditos por el infortunio y los celos.

Pero en todo hay un momento en el que el tiempo cambió aquello que la historia contó,  aquello en que en un principio fue una lid de cortejos, pasando a ser algo más drástico…

Escuchemos el recuerdo las voces del pasado, el entonces echo presente, si vuestra imaginación os lo permite…

En aquel entonces, los caballeros paseaban sus relucientes armaduras por los apopléjicos aldeanos, los cuales se sentían seducidos por las anécdotas y heroicidades de subdichos caballeros y como no, asfixiados con los deberes que tenían hacia ellos…

Ninguno más digno que el honrado y adorado Arturo Pendragón, Rey de reyes, dónde su código y  su dignidad no tenía igual.

Su fiel compañero y gran amigo, Lancelot, secundaba tan fieles valores y desde luego nadie podía dudar de tan  buen ejemplo a seguir como de buen ejemplar de la naturaleza, las mozas corros hacían, entre risillas se lo rifaban, a ver quien sería la afortunada, que se echaría a los brazos del galán en busca de ése beso ansiado, y si el destino lo prodigaba algo más con fortuna…

Nuestro Arturo, con su porte ya imponía, pero la curiosidad y la intriga creaba, no había varón que no quisiera poner en duda si era tan fuerte como decían y si Excalibur tan magnifica como se rumoreaba, como se decía el orgullo de todo el reino, así que en su cabalgada rodeado de la comitiva, yendo al reencuentro de su prometida Ginebra, se detenía en toda lid, dando renombre a su fama de campeador imbatible.

Mientras nuestra Ginebra, esperaba suspirando la llegada de su futuro, entre labores y partituras… la pobre muy aburrida, -¡Que me den una espada, y se acabó la espera!, que yo sola voy al encuentro de ése hombre, y si en una lid me he de meter, que así sea, pero sepan sus mercedes, que a mí no me la mete otro que no sea el futuro Rey de Inglaterra, así sea y así SERÁ…

Ya a caballo la dama monta, comienza el largo camino en la busca del apacible Rey que nunca llega a su destino en busca de su dama…

Dos días más tarde, llegan a un claro, dónde una lid tiene lugar, la bebida corre a raudales, las risas son la música del campamento, la dama observa los estandartes, otea victoriosa aquella que tanto ansiaba encontrar.

Se embucha una armadura, se lanza a la lid, ésta mujer fogosa por naturaleza,  no se lo piensa ni ahora ni nunca, desde luego le gusta el peligro y la lucha.

Tras batir a media tabla redonda del Rey Arturo, los cuales se hallaban en un estado lamentable por su ebriedad, llega el tan buscado y se arroja con toda su alma en busca de conquistar, ese estandarte al cuál a esperado tanto tiempo…
La lucha es encarnizada, la pobre Ginebra cae extenuada en el duelo, el vencedor satisfecho, toma su premio, desvelar la identidad de su contrincante…

Cuál fue la sorpresa del varón de cabellos rubios y ojos cristalinos al hallar bajo el filo de su espada una moza pelirroja de ojos esmeraldas, con mirada altiva y una belleza sin igual…

Como es de esperar, sin preguntar el nombre, el hombre pensó ésta ha de ser para mí, no hay mujer que se pueda comparar a ella…

Pero la lujuria del varón duró poco, bajo su mirada la dama pronunció el único nombre prohibido a su lujuria, “GINEBRA”, futura consorte de aquel al que le debía lealtad y gran aprecio, su lealtad le obliga a cumplir sus votos y dando uso de unos ademanes exquisitos llevó al pabellón de sus señor a la dama, presentándola y regalando la los oídos curiosos los últimos acontecimientos, el rey y la dama se miraron, remiraron y con sonrisas la seducción nació, el cortejo dio lugar a temas más cómplices con la sustanciosa atracción era de ver que no habría dudas que esos dos en la noche el lecho destrozarían…

Pobre Lancelot, que desilusión recibió, una birra se fue a buscar y con un tonel acabó y buscaba otro en el que ahogar su tristeza, cuando se fijó en un escudero algo inusual, de una belleza que lo dejó clavado en el sitio…

Nuestro caballero, se lo pensaba, dudaba y el muchacho sonrió, no hubo mucho más que decir… Al bosque se fueron y allí quedó lo que en la historia no se contó…. Ilusos oídos que no pensaron que todo se sabe… por más que el tiempo pase.

II parte


La historia cambio en los grandes volúmenes, pero por supuesto no os voy a dejar con los pormenores, pienso transportaron un poquito más lejos y disfrutar de los bellos  momentos que todos olvidan cuando las huestes y traiciones llegan al reino, cuando la locura se apodera de la cordura de muchos y las dudas son las constantes perseguidoras de los justos…

Durante la noche del encuentro, mucha bebida corrió por el campamento en grandes celebraciones por la próxima unión, los brindis no dejaron de sonar en todas las hogueras y muchos de guardia sufrieron envidias de no poder unirse y de la soledad de las largas horas cumpliendo con su deber.

Pero claro, para los dos tortolitos que se hacían ojitos y sonrisas como niños, todo esto ya les era ajeno, ya que la timidez va quedando poco a poco olvidada, el recato ya no tiene lugar en horas tan tardías, y los deseos más ocultos empiezan a aflorar con sutileza en un principio dando encanto a cada movimiento de una caricia, un ligero roce, esa mirada que va dando calor a la sangre, la inquietud va aumentando y el deseo es cada vez más intenso,  la muchacha se siente audaz y va tomando por momentos valor mientras se va dejando llevar por el instinto y el ansia de sentir de tomar de conocer aquello que hasta ese día se le ha sido vedado en la prohibición de su honor…

Ya su cuerpo arde con solo mirar el torso desnudo del varón que tanto a anhelado atesorar, es impresionante sólo con mirarlo se siente desfallecer y arder al mismo tiempo, la curiosidad la va guiando, mientras va descubriendo que ése varón se contiene, que no le es indiferente pese a que no la arrincone como a una vulgar doncella, eso la envalentona y empieza a descubrir el contacto con el hombre de sus sueño, la respiración de este se contiene en un casi inaudible gruñido, ella se retira pero le consta que le ha gustado la reacción y siente ganas de que lo repita de que el pierda algo el control… aunque no está segura si es capaz de controlar ésa fiera que se asoma a los ojos fieros de ése hombre, que ya no parece tan calmado y comedido como siempre….

Ella lo va rozando aquí y allá, sintiendo como se tensan los músculos prominentes de tan bello cuerpo, por el cual deja vagar su mirada juguetona y picara, se siente cada vez mas alentada por los gemidos de él, pero ya no es consciente que su compañero  esta llegando a los limites de su aguante y que ya no soporta más mantenerse sumiso y paciente….

Ella lo rodea con la intención de besarlo de subirse sobre él y que la sostenga, él reacciona y si en un principio la contenta pero desea más mucho más, su miembro ya no soporta la espera, necesita darse alivio y la desea mucho tanto que le duele, se está enloqueciendo y lo sabe, pero es consciente de que es una dama y como tal pura, así que no pude tratarla de cualquier manera, y esa idea es la que le da fuerzas para soportar semejante prueba de contención…

Ginebra se siente algo cohibida ante la inesperada pasión del hombre, pero algo dentro de si la impulsa a ir dejándose llevar a responder a sus caricias, a desear cada vez más, no podía reprimir tanto deseo, su respiración era como un maremoto dentro de sí, olas de aire  en cada movimiento de su cuerpo que la hacían expirar en gemidos de placer mientras Arturo iba explorando esa selva  aun desconocida….

Si hubo palabras se olvidaron en el camino a la culmine, dudo que se recordara la pureza en momentos tan intensos cuando dos personas se dejan llevar y se entregan por completo… pero esa noche Ginebra descubrió el hambre y el deseo por un hombre que la deseaba de igual manera….

Dudo que se arrepintiera de no esperar a las nupcias, a la alcoba calida del palacio, si llego con una espada en mano dispuesta a conquistar, igual de dispuesta llegó a los brazos de su señor, y no hubo entrega más dulce que el amor que nació en los momentos más intensos de la pasión.


1 comentario:

Vardu dijo...

¡aaaah!
Me ha encantado, de verdad!
No pensé nunca leer algo de este género en castellano "antiguo" y que me encantara!!!
Felicidades!
amo como describes las situaciones eróticas!