jueves, 22 de diciembre de 2011

SABANAS FRIAS







ENCUENTRO


Durante horas fantaseando sin ser capaz de descansar, el sueño se niega a acompañarme, al menos la calma es total en el monte.

La brisa mece un par de abetos cercanos a la cabaña, una locura me trajo a este lugar ermitaño y dejado de la mano de dios, o como mínimo de la sociedad cibernética, ni siquiera cobertura para llamadas de emergencia, si se me antojara caerme muerta, hasta que el recepcionista pase no me entierran….

El optimismo  no me acompaña es algo innegable, un lugar así seria todo un placer disfrutar en compañía, pero no como un perro abandonado…

Ya cansada me vuelvo boca arriba resoplando de exasperación, semanas sin disfrutar de un poco de amor ajeno, de unas caricias y unos besos, se presenta la oportunidad y todo se va al traste justo en el momento de salir a este desolado paraje, no es que sea un desierto literalmente, pero figuradamente si en lo consistente vida humana.

Un movimiento en el exterior atrae mi atención, estoy sin luz apenas lucen ascuas en la chimenea asidua al dormitorio, y por la ventana llega el reflejo de la luna creciente, el cual luce en el espejo del tocador colocado frente a la ventana al otro lado del dormitorio, simplemente la luz de la luna es cubierta por una silueta, de curvas exuberantes que delata a las claras una mujer en medio de la nada, en plena noche y por el momento a solas, algo muy extraño si uno se para a pensar, cosa que ni cuestiono a esas horas y menos escuchando un ligero toque en la ventana, ella esta llamando…

Curiosa me cubro con una bata antes de exponerme al frío del exterior y por supuesto en paños menores a la vista de la desconocida, me pregunto si se habrá perdido o busca a alguien, o quizás tenga suerte después de todo.

Enciendo la lamparilla y salgo a la ventana, ya no está, eso es todavía más extraño, molesta mientras sospecho de una broma, cierro los cristales negándome a cerrar también las puertas protectoras,  todavía tengo la esperanza de que vuelva, apago la luz sentándome al borde de la cama recordando la figura y el como me ha fascinado la abundancia de sus pechos, sintiendo mas curiosidad por ver su rostro y ojos, siempre se ha dicho que los ojos son las puertas del alma…

Sumida en mis cavilaciones no me percato de que vuelven a llamar, esta vez desde la puerta principal, confundida en un principio con la idea de que fuera una rama golpeando la puerta pero el toque rítmico se hace distinguible desde la distancia, atrayendo nuevamente mi atención, levantándome de nuevo salgo apresurada a mirar si es ella, mientras no sea el acomodador asegurándose a esas horas de si falta algo…

Llego a la puerta y asomándome a una ventana continua miro de nuevo fuera, una mujer de cabellos largos y ondulados, con un vestido que es volteado por el viento y un abrigo sobre este y unas botas altas espera mi respuesta, bueno no exactamente de quien ocupa la cabaña o de alguien que espera ver, bueno, esperando lo peor abro sin encender esta vez la luz, así de paso no desvelo que no tengo compañía, se me queda mirando mientras una ligera sonrisa aflora a sus labios, algo tímida, en un principio no pronuncia palabra, hasta que con un gesto me pide permiso para entrar, se lo concedo, aún más extrañada por su silencio, cada vez me intriga más.

la acompaño al sofá tras cerrar la puerta, ella camina sumisa, despacio y algo encogida, no se si es frío o miedo, me siento cerca de ella sin saber su nombre, de alguna manera he de entablar conversación con ella así que me presento, ella me sonríe apreciando mi gesto y acaricia mi rostro con su mano derecha, mi cuerpo es recorrido por un escalofrío, sus manos están heladas, debe estar congelada y sigue sin hablar, tampoco parece que tirite, con todo me levanto de nuevo y me tomo la molestia de encender el fuego de la chimenea que comparte la salida de humos con la que está situada al interior del dormitorio, así que tengo que cerrar el paso del otro lado para que no se llene la habitación de humo, doy a la palanca y se cambia la placa de lugar, una ligera corriente me da en la cara mientras el fuego es agitado por esta, con todo en vez apagarlo lo aviva y una tenue iluminación romántica se apodera de la estancia.

Tras sacudirme y tomar aire, vuelvo a su lado, ella me mira con unos ojos dulces, en cierta manera tímidos, esa mirada me da ánimos a sentir y pensar que la noche puede ser muy distinta a lo que esperaba unos minutos antes, tras sentarme y fantasear en como besarla intento entablar conversación recibiendo gestos como respuestas o tenues risas, además de algún carraspeo, la situación se me hace mas interesante y su mirada cada vez me tiene mas cautivada, me perdía en ella cuando se acerca de manera inesperada y me besa en los labios tan suavemente, que sino fuera por que la miraba fascinada casi no habría percibido sus labios dulces rozar los míos.

Mientras parpadeo por lo inesperado del gesto, ella se retira temiendo haberme molestado, alcanzo a coger su mano antes de que se aleje más y le sonrío feliz de ver que comparte mis intereses, sus parpados caen seductoramente en un gesto tímido que me calienta más por dentro y si ella todavía sufre del frío exterior yo desde luego sufro de un calentón que desecharía todo el helor que ella sufriera.

Despacio se vuelve a acercar a mi, conociéndome es curioso que sea yo la seducida y no la seductora, con todo es algo que pienso disfrutar por completo, y mas con una mujer de belleza incomparable, no esperaba conocer alguien así en un lugar así, lo que lo hace más excitante, sobretodo desconocer su nombre, procedencia y cualquier dato que cree unos lazos más allá de un revolcón satisfactorio, al menos por mi lado, si es por ambas no me molestaría repetir tantas veces fuera posible.

Un beso va abriendo camino a otro, mis gemidos dan pie a caricias menos cautas, su cuerpo cada vez se estrecha más al mío, me es imposible resistir la tensión sexual y mis caderas se alzan presurosas contra las suyas, una risa cómplice resuena en la estancia con un tono cantarín, ya pensaba que sufría de la incapacidad de hablar, pero no lo parece…

El abrigo ya no la cubre y se descubren unos senos plenos con los pezones duros ya sea por la excitación o el frío, pero reclamando mis atenciones a las claras, como mínimo yo ansío darles todas  las atenciones pertinentes hasta hacerla gemir de gusto.

Nuestras manos corren ansiosas conociéndonos, en un momento dado tira de mi pierna echándome sobre ella, la sigo, mezo suavemente mis caderas sobre las suyas, frotándonos, ella gira su rostro en un gesto sensual mientras su boca se abre en un jadeo silencioso, para luego morderse los labios mientras alza sus caderas y empuja las mías en un contoneo que me enloquece, esta mujer es dinamita…

Entre besos y caricias desesperadas nos vamos desprendiendo de la ropa, mi bata ya hace rato que ignoro dónde esta, tampoco me preocupa, ella ya yace en bragas sobre el fofa, su mirada ya no es dulce, es candente unas ascuas en medio de la sala que me devoran con cada paseo de su lengua por sus labios, yo me levanto a la vez que tiro de su mano guiándola al dormitorio, el fuego ya no luce, como no lo avive más se apagó, así que el salón no se caldea y la comodidad  es lo primero… ella no pone objeciones y me sigue complaciente, entre caricias en lugares sensibles y besos que roban el aliento, vamos llegando al borde `presurosas las dos por dejarnos caer y disfrutar mas libres la una de la otra…

Si, esto es una fantasía echa realidad, no lo puedo negar y quien no aprovecharía una situación así, tener a una desconocida dispuesta y ansiosa por compartir el lecho y una noche de pasión.

Sus manos ahora algo mas calidas recorren mi vientre ascendiendo a mis pechos, los toma con las manos para luego devorarlos sin pudor alguno, un gemido se me escapa, ella se deja llevar entonces animada por mis respuestas inconscientes, ya no me reconozco, simplemente me entrego a ella y su capricho.



Sus manos ahora algo mas calidas recorren mi vientre ascendiendo a mis pechos, los toma con ambas manos para luego devorarlos sin pudor alguno, un gemido se me escapa, ella se deja llevar entonces animada por mis respuestas inconscientes, ya no me reconozco, simplemente me entrego a ella y su capricho.

Su intuición es tan certera que es como si ya nos conociéramos de antes, la presión interna es mayor, el calor se vuelve sofocante, no es el ambiente soy yo, sudo bajo las caricias de sus manos y su lengua que me recorre insaciablemente evitando penetrarme pese a que si llegara a intentarlo se que alcanzaría el clímax descontroladamente, la necesidad fiera me  devora por dentro provocando una palpitación mayor, ya no me puedo contener, deseo ser suave dejarla hacer de mi cuanto desee, ya me es imposible ser tan sumisa, alzo mi cabeza del colchón y unas sabanas húmedas, la miro gruñendo intentando expresar todo lo que me controla, no alcanzo a pronunciar palabra alguna, al abrazo fuertemente mientras apoyo mi cabeza en su hombro, mis manos entre temblores, un pobre intento de controlarme, se clavan en su espalda y apretando descienden por su espalda, sacando así gemidos entrecortados de su garganta, un grito agudo sale de la mía en el mismo instante que su mano se introduce en mi sexo, en modo alguno es suave, su brusquedad es hermana de mi ansia y entrega, sus penetraciones en un principio bruscas y profundas van tomando el baile de mis caderas que la buscan desconsoladamente, un jadeo tras otro resuena en el dormitorio, un canto a la luna, sus dedos húmedos en mi entrepierna se deslizan mas rápidamente y su ritmo acelerado me enloquecen… ya no soy yo, un animal se apodera de mi conciencia y la muerdo el hombro sin recato, no la libero ni me arrepiento pese a que noto que ella se tensa por lo inesperado de mi gesto, la sujeto mas fuerte y para mi sorpresa ella no hace por desembarazarse de mi, se deja sujetar y atraer mas cerca, esta presa de mi y no se resiste, algo me embarga por dentro, la certeza de que ella se entrega en cuerpo y alma y lo que es más soy su dueña, pero puede que en secreto la entrega sea mutua, la liberación y esclavitud otorgue mismos poderes a las dos, deseo ser tan suya como ella es mía en esos instantes, si ella me posee pero soy yo su dueña…

Cuando unas lágrimas afloran a mis ojos en un gemido que desemboca en un alarido gutural, un último instinto se apodera de mi y deslizando en un último esfuerzo mi mano al interior de ella, mi sorpresa es grande, esta completamente mojada, con un solo roce ella se agita  y se encoge incapaz de controlarse, esta apunto, está tan entregada que alcanzara el coito al más mínimo roce mío….

Es imposible resistir a la experiencia de estar entre sus piernas cuando alcance el máximo de su placer sexual, temblando de la impaciencia que siento la recuesto y me coloco sobre ella, la intento calmar con mis besos y sus caderas me buscan insaciablemente, coloco una mano sobre su rodilla y sin retirar mi mirada de sus ojos entrecerrados, pendientes de cada gesto mío, me pongo entre sus piernas disfrutando de la flor húmeda que desprende un aroma tan intenso,  que mi propia boca se seca de necesidad por probar su sabor, ella alza las caderas al percibir un temblor en mis manos, y con un gruñido me lanzo hambrienta a su interior, en un principio no me paro a pensar, ella cada vez se corre en mi boca más, mi lengua no le da tregua y sus gemidos agudos y en ocasiones alaridos que me provocan ansias de morderla como un animal, sigo sin freno hasta de manera inesperada acompañarla en un clímax espontáneo cómplice del suyo, la sujeto con mis manos sin retirar mis labios de su interior, su espalda completamente arqueada y su cabeza echada para atrás dejando escapar un alarido que me sacude por dentro… no me importa quien sea, simplemente es mía.




Sudorosos y exhaustas nos dejamos caer en la cama deshecha, mirándonos en silencio, sus ojos rebosan satisfacción, su respiración todavía agitada deja vaho en el aire, cuya temperatura hace rato dejó de ser cálida, el fuego no aguantó lo suficiente, yo sonrío con ese orgullo inconfundible tras un buen polvo y la satisfacción de haber dejado bien complacida a mi amante…

Sus ojos se van cerrando, está tan agotada que ni se ha molestado en cubrirse, con un esfuerzo que no creí que sintiera tan agudizado, me incorporo para cubrirla y evitar que se enfríe, me levanto con la sensación de que mis piernas se van a derrumbar pro el esfuerzo de sostenerme, alcanzo casi sin creérmelo la chimenea, busco la leña al lado y echo a las ascuas de ésta, también busco papel de periódico y arrugando en bolas las acumulo para que prenda rápido alrededor del tronco y las ramitas, poco a poco una llama tímida va prendiendo, aliviada vuelvo al lecho donde ella descansa, la observo paralizada por su belleza y lo arrebatadora que se la ve con los labios enrojecidos por los besos y mordiscos que le infringí…

Paso mi lengua por mis labios, todavía se denota un sabor a sangre de cuando ella me mordió a mi sacándome un grito de sorpresa, es tan fogosa como yo, la idea en si me roba una sonrisa divertida, no esperaba encontrar alguien que me igualara o como mínimo no cayera muerta enseguida….

Mil fantasías pasan por mi mente, el deseo de cumplir cada una de ellas con esta belleza me causa presión en el bajo vientre, echo a reír sin poder contenerme desde luego esta mujer me excita por completo.

Animada por la idea de despertar mañana con ella y repetir lo ocurrido me acuesto a su lado y me cubro sintiendo todo mi cuerpo adolorido, la miro una ultima vez y cierro los ojos.





2 comentarios:

Teddy dijo...

deberia llamarse mas bien "sabanas ardientes" , par4a mi gusto esta muy bien pero hay partes que se pasan de la raya XD
pero cada persona es un mundo y como dices en el relato las chicas se desconocieron esa vez. de verdad no se si esto es tan bueno como para q le pasara a una persona en verdad en el mundo
felicudades por tu blog y exitos en el nuevo año

Teresa-Saori dijo...

jejejeje bueno ardiendo se comienza y el idilio es otra parte de la vida, también el deseo y la soledad, nunca olvidemos las fantasías, se vive una sola vez, y como un refrán dice... haz y no mires con quien. no es mi guía, pero no soy quien para no mirar y comprender que todos somos distintos y vemos y vivimos de maneras opuestas.