viernes, 16 de diciembre de 2011

XIL

XIL


En la desgana del silencio
Resuena un lamento,
Otros le sucederán,
Hermanos y testigos
De la pérdida y el desconsuelo.

Un látigo restalla,
Adoloriendo las entrañas,
Escupiendo un lamento resentido,
Por ésa grieta que no se sella,
La cicatriz no será endeble
Vagamente consciente,
En el alma moribunda y marchita.

El aire falta,
No corre suspiros de alivio,
Sólo un tenue gemido prolongado,
Para erguirse una sombra,
Que oculta el desasosiego
En una mascara pálida
Como el marfil,
En el filo de lo imposible,
El orgullo se esfuerza
En proteger esos retazos,
Que todavía sostienen su esperanza.

En un inusitado lamento
Albergando la ira,
Revela en su alarido,
El secreto que oculta
Ésa lágrima frágil
Que todavía perdura,
Rozando el recuerdo
De las heridas infringidas,
Desmoronando al guerrero
Que empuñaba su entereza,
Desproveyendo de armadura
A ése mar pasional,
Que oculta una pasión infinita,
Marcada por un oscuro maleficio,
El odio… la venganza… el despecho.

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