lunes, 16 de abril de 2012

INSURRECCION





Vivimos entre la avaricia, en una tierra de locos condenados a una existencia rica que nos empobrece y nos consolamos en el sueño de un futuro plagado de abundancias, en sí solo queda conformarse en la espera que todo mejore...

el estado actual es deprimente, seguimos las directrices de la especulación de los bancos, en la confianza de los gobernantes, caminamos entre las hojas del otoño, llega la fría verdad, el viento nos arranca lágrimas a la vez que acalla nuestro llanto de impotencia, no somos nadie...

el gobierno pecó en confianza olvidando ser cauto y previsor, es un órgano confiado que dona sangre española a terceros, exigiendo al pueblo un sacrificio que ellos desconocen, bien mirad somos Job, entregando a su dios a su primogénito en sacrificio, así entregando lo único que nos queda para el pan de cada día... El superior sigue sin faltas, rico y amasando a nuestra costa, ocultan el desfalco y adquiriendo mas deudas, nos recortan derechos como si podaran a un árbol enfermo, pues si entre ladrones vivimos es normal que las arcas que nuestros impuestos llenan se hallen vacías, el pueblo no cobra ni paga, siendo realistas el paro es el nuevo consultorio a la enfermedad de este país, la plaga aumenta con la crisis, el desempleo es nuestra enfermedad, mientras el gobierno jugó con nuestra seguridad, con los bancos cómplices a un juego de dados se dieron las actuales consecuencias dejando a un pais indefenso, mientras nuestro imperio, nuestro mundo se desmorona...

en la vida las salidas son callejones, la solidaridad una fachada que se ceba del orgullo en vez beneficencia, en un error de equilibrio subsistimos, somos muchos y seguimos siendo más, si aclaramos ideas, no es que la natividad supere las estadísticas, sino que siguen llegando manadas del exterior en busca de la nuevas américas, la complejidad es de lógica, llegan de cualquier manera buscando calidad de vida, sin ser avalados u apadrinados por ningún compatriota nuestro, asegurando su lugar en este infierno en el que nos amasamos.

El balance, no precisamos de una báscula para ver la diferencia, muchos lucharon y se esforzaron en un futuro prometido, piedra a piedra cae ante sus ojos nuestro país, alzan la mirada al horizonte buscando la solución, no es agradable y sí sustancial, un puesto al extranjero volviendo a las raíces de nuestros comienzos tras la guerra, preparados se convierten en emigrantes en busca de oportunidades, un lugar en el que se valore sus capacidades con un futuro que les conceda un bienestar asegurado.

El compañerismo amordazado por el egoísmo, el mido y la necesidad, estos atan la buena fe al exilio, liberando la bestia que ocultamos en las sombras, antes dócil y bien apaciguada en la abundancia, ahora fiera y atroz ante el peligro.

El afecto la base de la fortaleza en nuestra humanidad, se ve dañado en éstos tiempos de secano, el coraje extenuado por la preocupación, la entrega se marchita bajo el sol de la desesperación, la esperanza es apuñalada por el mido y la inseguridad, finalmente un amor antes con alas plateadas y extendidas seguras del cielo azul al que echa su vuelo, cae mutilado al vacío en una ruptura eminente.

El poder es una mascarada, la seguridad un cambio de moneda a favor de la incertidumbre, el culto un fraile sin monasterio, seamos sinceros, la comodidad nos ha traído incompetencia, inmadurez y desdicha, desconocemos el valor y la moral, las bestias devoran nuestra indefensión arrastrándonos a la desesperación.

Olvidamos tanto... la riqueza en la que vivimos, nos atamos al concepto de cuanto tuvimos y es que nada es para siempre, todo tiene un precio, por supuesto si permitimos demasiado luego caemos, la riqueza es una ilusión y la pobreza una maldición, somos los únicos capaces de sacarnos las castañas del fuego, guste o no las decisiones, cueste lo que cueste seguir sobreviviendo, los manda más dirigen un país, ellos controlan una economía, hacen y deshacen unas leyes, nosotros, dirigimos nuestras vidas, sostenemos nuestras cabezas bien altas contra el viento, ya nos despeine su empuje, y seguiremos gritando y exigiendo un basta, al hipocresia con las que nos gobiernan, somos un pueblo, no un rebaño de ovejas.

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