domingo, 22 de abril de 2012

Continuacion de mi desonocida


TIARA

Tantas revelaciones de golpe me impidieron dormir bien, cada vez que lo conseguía las palabras de mi abuela y sus recuerdos, se volvían en nítidas escenas de terror en mis sueños y despertaba alterada. Intenté  no molestar a nadie, hasta que yo me llevé la sorpresa, cuando ya eran las cuatro de la madrugada y volvía a sufrir la pesadilla me encontré con el rostro de Mel observándome, desde un sillón al pie de la cama, el mismo que yo usaba a la sala antes y subieron a mi cuarto para que no estuviera siempre a la cama.

Estuvimos mirándonos en silencio bastante rato, su rostro demacrado dejaba constancia de los momentos tan difíciles por los que pasaba, ésa tarde mi abuela llamó a Serena a modo de suplica por el estado en el que ella se encontraba, más tarde escuché desde la entrada de la casa dónde tomaba el aire el cómo Mel se alteraba tras una llamada, ignoraba quien llamó y la causa que provocó su falta de control habitual,  después de lo ocurrido con su exmarido, cualquier cosa podía provocarla, en la tensión en la que se encontraba no era de entrañar que sus limites fueran superados, eso sin contar que una llamada de su abogado confirmaba la negación del hombre a un trato de separación de mutuo acuerdo, las cosas se presentaban más tempestuosas todavía…

Yo en cambio me preocupaba no saber nada de Serena, también el recuperarme pronto y no ser una carga y el asunto de lo de mi abuela, el cuál era algo que por el momento me superaba, necesitaba tiempo, eran decisiones  que en sí formaban parte de una cadena de acontecimientos que acondicionarían mucho mi futuro, antes de acceder necesitaba arreglar mis otros asuntos y aprende a defenderme con la nueva situación.

La peor parte la cargaba mi abuela, por un lado mis problemas siempre la habían afectado y ahora había que incluir los de su pareja y su ansia por ayudarla y protegerla, a fin de cuentas así ha sido ella siempre todo un pilar de apoyo y protección para todos, espero que todo pase pronto sin mayores problemas, aunque eso seria ser demasiado optimista.

Nos seguimos mirando un rato hasta que ella se acercó a mi cama, no le dije nada ahí se quedo un momento con la mirada en las sabanas hasta que se le escapó un suspiro incomodo y me miro con esa preocupación que ya le noté horas antes.

-         escúchame Tiara, tu abuela no quiere contarte nada para que te centres en recuperar y no pienses en nada más mientras decides que hacer con la carga que ella ya sostiene una vida sobre sus hombros, en mi opinión se extralimita y puede sufrir un colapso, necesito que sus cargas y preocupaciones sean aligeradas  y para eso ella tiene que entender que no puede hacerse cargo de todo, y que los demás estamos aquí no solo ella, además hoy hemos tenido una mala noticia extra se niega a que lo sepas pero la ultima palabra la tengo yo, asi que te voy a contar un poco lo que pasa y también lo que pienso.
-         De acuerdo te escucho y habla bajo que ella se entera de todo.

-         Serena se negó a hablar hoy con nosotras, también le paso el teléfono a la mujer con la que conviven y no nos dio la dirección, luego nos llamo la misma mujer pidiendo datos médicos de ella, se ha desmayado Tiara y al caer se golpeo en la cabeza, hace un par de horas me volvieron a llamar y se puso Sam al teléfono confirmando el accidente y que me tranquilizara por que estaba consciente y razonaba elocuentemente, eso ya me ha calmado lo suficiente como para saber que esta fuera de peligro, le dolerá la cabeza y tendrá que guardar reposo hasta que le baje la hinchazón y se recupere, es mejor no forzar los sentidos, eso es lo que me tiene tan intranquila y tu abuela no para de estar pendiente de mi por todo lo sucedido.

-         Que crees que puedo hacer, de entrada intento que no me ayude y valerme por mi misma, pero ya la conoces no deja nada de quienes la rodean sin involucrarse, si la aislamos no lo va a tomar a bien y te aseguro que es muy rencorosa.

-         En una semana, vamos a salir de viaje, todas, el correo se ocupara Sofía ya nos ha pedido que nos alejemos un tiempo, últimamente tanto mi ex como Jacobo pasan tiempo juntos y estamos muy inquietos por lo que tramen, tenemos idea de ir a dónde esté mi hija, aligerar preocupaciones de todas y tensiones, alejarnos de todo hasta que se resuelva y podamos poner freno a lo que tramen, hazte a la idea y asegurate que Diana no pueda estar cargando con más, me da miedo perderla por excesos y cada vez descansa menos.

El corazón me dio un vuelco al escuchar la noticia de ir al lugar en donde estaba ella, también me recorrió un escalofrió al comprender que la salud de mi abuela peligraba, entendía muy bien lo que me pedía. No era ni por ella, ni por mi, no era por ver a Serena, sino para que ella dejara de sufrir por nosotras y asi que no cayera enferma, era algo que no nos podíamos permitir y tampoco que nos llegáramos a perdonar en la vida.

Asentí y un cierto alivio inundó a Mel, todo lo que contenía lo estaba liberando y cuando su cuerpo se relajó un temblor hizo presa de ella, parece que al bajar la guardia la ansiedad hizo presa de ella, ya lo había visto antes cada vez que Estela recibía un ataque tras una situación limite con su padre, la abrace y la mantuve conmigo como en un pasado ya hice, esperando a que pasara y pensando que no permitiría que cayeran enfermas por mi, y que cuidaría todo lo que pudiera de ellas, en esos instantes no tenia a nadie más, ellas eran mi familia.

Ella quedó dormida tras el agotamiento, empezaba a pensar que mi cama no era exclusivamente mía, de alguna manera muy seguido acababa durmiendo en compañía sin proponérmelo, la verdad que la situación tenia su punto de humor, excepto la persona a la que amaba había dormido con casi todas las mujeres de esta familia.

Durante una hora mas estuve en la cama despierta pensando en que hacer, finalmente decidí levantarme y bajar a la cocina a preparar el desayuno, allí encontré a Natalia, se la notaba distraída y perdida en sus pensamientos, tomaba un vaso de leche o mas bien lo miraba sin verlo, se lo saque de delante y es cuando reparó en mi, me observó algo incrédula, le indique con un gesto que viniera conmigo a ayudarme, mi abuela era muy madrugadora, solía desayunar y salir al huerto, asi que hoy era momento de hacer el desayuno nosotras, ella siguió mis indicaciones, en media hora todo listo, Salí al exterior en donde el rocío de la madrugada y el frío me dejaron la piel de gallina y tiritando, abrí el agua de riego y lo deje correr diez minutos, aspire y me centré en el esfuerzo de volver al interior de la casa, allí encontré a ambas conversando muy cordialmente y sentadas a la cocina, apenas entré mi abuela hizo por levantarse y la detuve con una mirada de reproche, ella se quedo quieta y algo dolida, se tendría que dar cuenta antes o después que no puedo depender de nadie si quiero avanzar.

Me pregunto entre sorbo y sorbo el por que estaba en mi cama Mel, me eché a reír, eso eran celos en estado puro, la miré y dije que vino a darme consuelo  tras una  pesadilla recurrente y me miro algo incomoda, supongo que se sentía mal por no haberse dado cuenta, le explique que la note tan agotada que tras abrazarla ella se quedó dormida, y la dejé dormir, no era toda la verdad pero tampoco iba a inquietarla y romper la confianza de su pareja en mi.

Pase el día alejándome de mi abuela, poniendo distancia entre ambas y negando su ayuda cuando ella lo intentaba, finalmente  se marchó a la taberna molesta, así seguimos tres días más con la visita de Mel para inyectarme los calmantes, en esos momentos me explicaba el como notaba a mi abuela y sus mejoras en el descanso y que la tensión ya no andaba por las nubes, todo un alivio el que ella se estuviera recuperando aunque no admitiera que lo necesitaba.

El resto de la semana seguimos así, Natalia se ocupaba de los desayunos, Mel la comida y yo las cenas, así nos fuimos repartiendo las horas para estar en la casa y asegurarnos de no pasar más percances, a la oficina ella solo subía el correo y yo lo archivaba, cada vez me sentía más fuerte, y entre Natalia y yo nos ocupamos de preparar las maletas, Mel de zanjar sus asuntos mientras yo tenia a mi abuela a mi lado, poco a poco Edmundo pasaba más seguido por correos, se fijaba en lo que hacíamos y tomaba notas, mi abuela aprovechaba para preguntarle cosas sobre los asuntos de la comunidad y su secreto, yo escuchaba en la distancia evitando meterme, de vez en cuando recibía miradas de soslayo de Edmundo, el se dio cuenta que estaba pendiente y un cierto deje de complicidad nació entre ambos, cada vez tenia más claro que era algo que no podría esquivar…

Llegaba el fin de semana y apareció corriendo mi doctora con los ojos brillantes y una sonrisa, me mostró un mensaje en el que aparecía la localización de su hija, ambas respiramos felices y aliviadas, la volveríamos a ver en unos días.

Justo pensábamos en eso cuando entró el ex, yo cogí el móvil para que el otro no se diera cuenta, ni siquiera se percató de mi gesto, en dos segundos la oficina estuvo llena de gritos y amenazas, reclamaba a su hija y ninguna le respondimos su desprecio cayo sobre mi además de tratarme de lisiada, la ira me consumía, el se lanzó sobre Mel cogiendola del cuello, yo me levanté gritando, la agitaba y en un instante en que vi como ella caía al suelo forcejeando con el encima, cogí el teléfono de la oficina que era antiguo y pesado y se lo lance a la cabeza, lo dejo muy aturdido, las puertas se habían abierto segundos antes dando paso a Edmundo que siempre se acercaba a la hora del cierre, no tuve tiempo de decir nada, en un segundo el hombre era arrastrado al exterior sujetado por el cuello de la camisa, pataleaba como un niño y gritaba rabioso, un gemido me confirmo que ella seguía consciente y me apresuré por llegar  a su lado con mi silla de ruedas, un chichón se le notaba a la frente, sus nodillos raspados en el forcejeo, su garganta mostraba las marcas de las manos de él,  le costaba respirar, unas lagrimas ya caían por su rostro y sus ojos enrojecidos por un llanto que contenía, entre temblores logró ponerse en pie, decidí que esa noche debíamos marchar, primero al apartamento y luego con Serena. Llame a Natalia la única que sabia el lugar donde estaba el apartamento del que me habló, le conté lo sucedido y se alteró, le pedí que mi abuela no supiera nada, que viniera leí una nota que me extendía Mel, me sorprendía que fuera capaz de escribir en ese estado, en el papel pedía una pomada, se lo pedí a Natalia y enseguida me colgó, me levante y ayude a sostenerse a mi doctora y en esos instantes protegida, apenas ella me abrazó las puertas se abrieron de nuevo, un policía seguido por Edmundo entró presentándose, no hacia falta ya lo conocíamos, supongo que por cortesía  y pidió que le contáramos lo sucedido, así lo hicimos y Edmundo lo corroboró todo, nos ofreció su ayuda y escolta, nos negamos y así se retiró.

Las cosas se estaban volviendo muy violentas, me sentía como si reviviera los días que pase en la locura de Estela bajo los golpes de Jacobo, mis dientes rechinaban mientras la guiábamos a un asiento, pedí la atención de Edmundo y le expliqué lo que tenia en mente, la camioneta de correos para el exterior debía salir en tres horas, en su interior saldrían su abuela y Mel, le pedí que condujera él como de costumbre y las llevara fuera de la isla, también sus enseres, le expliqué que  a la mañana siguiente iríamos Natalia y yo, así evitaríamos más sospechas, era lo que teníamos pensado para dentro de dos días, las cosas se precipitaban, Mel me miró fijamente y me tocó confirmarle que yo cogía el mando de nuestra situación así como del puesto de mi abuela…

Edmundo me abrazó impulsivamente y fui consciente de cuanto había esperado mi ayuda entre tanta gente mayor, casi todo debía de depender de el y unos pocos, por el momento no me iba a preocupar de eso, ahora era proteger a mi familia de la locura de ése hombre.





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