jueves, 30 de agosto de 2012

LXXIX


LXXIX


Cisne de esplendorosas alas,
Que te yergues en tu blanco inmaculado,
Danzas en las aguas del olvido,
Con pasos gráciles y divinos,
Bajo tu mirada melancólica,
El lago renace en sueños,
Con aguas de lágrimas malditas,
Ensalzando tu llanto
En un canto a la luna oscura.

En el sortilegio de la noche
Tu capa blanca te traiciona,
La tristeza la cubre de odio,
Blandiendo una lanza tempestuosa,
con los gritos del recuerdo.

Las aguas arrecian
Bajo la caricia del viento
Veneno de la agonía,
El sueño deja de ser sumiso,
Acometiendo con ira la paz
Para embriagar las almas
Con el odio oscuro,
Maldita mirada de las sombras
Que estremeces los cielos con
 Tu alarido estremecedor,
Y arrancas  la voz de la noche,
Inundando la oscuridad de peligro,
Bajo una luna asesina.

Dama oscura que
Impregnas el dolor
De versos sangrientos,
Arrebatando al corazón
El último suspiro de consuelo,
Marchitando ya su agonizante latido,
Para enmudecer en la perpetua desdicha.

Alza tu vuelo cisne,
Cual cuervo de mal agüero,
Ennegrece a la dama de la noche
Con tus alas,
Acalla el llanto de la cólera,
Bajo la sombra de un alma pura,
Que aún herida no se da por vencida,
soplando en los riachuelos sus suspiros,
fluyen los murmullos de nuevos latidos,
que arrebatarán a las sombras
el idilio de las miradas,
que aprenden en secreto a volar...


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