domingo, 1 de junio de 2014

EN ALGÚN LUGAR DE LA MANCHA….


De cuyo nombre es mejor no acordarse,  pues su fruto dejo un gusto amargo, su consistencia se diluyo en mi memoria, aun así restos quedaron al alma, ay…. Esa mancha de la que no deseo ni acordarme.

Cubren paredes de recuerdos oscuros, algunos grises y otros en cambio te enlazan con la ocasión del encuentro, hasta que llega el amargo desenlace o la huella que guió al mismo.

El tapiz de ese salón, ya deja de ser tan brillante, los valores algo tocados de los extremos siguen constantes luchando, y la mancha no se borra, no desaparece, es eterna en sentimiento, ya no hay remedio una se dice, que se le va hacer dice la otra y así algunas lagrimas hacen compañía a la eterna gloria del caído cupido.

Un paseo por el entonces nunca es agradable, trae fallos, trae desatinos, incluso como si compráramos con mala elección, acarreamos a nuestra espalda remordimientos, culpas, dudas e incluso algún rasguño de rencor…  por lo que al final cargar tanto es agotador y es mejor olvidarse a cargar lo innecesario.

Las malas lenguas siempre trastocan el recuerdo vivido, las ignoramos, la conciencia siempre trae preguntas, retrocedemos, las dudas siempre nos provocan inseguridades, desconfiamos, nos equivocamos y con razón desconocemos cuando tomamos la dirección equivocada.

Esas manchas siempre son un estorbo, pero también nos dan conciencia de cómo maduramos, nos reencontramos, nos comprendemos mejor e incluso avanzamos en hacer una elección mejor, al menos que una sea más terca que una mula, suele suceder, hasta que se aprende de la obstinación.

Soñar es un don, desear un privilegio, aspirar es confiar, avanzar es tener voluntad, levantarse demostrar fortaleza, olvidar ser mejor con uno mismo….

Amar siempre renueva el espíritu, sentirse superior a tus días pasados, positividad infinita, felicidad contagiosa, amar es el esplendor de todo cuanto somos sin esas manchas de fallos pasados, que atentan contra nuestro corazón.


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