XXXVI

XXXVI

Suave rocío

Que desciende cadencioso,

Recorriendo el pulso

De la corriente que  late

En el surco de tu cuello,

Dejándose llevar

Va cayendo con soltura

Caria del cielo,

Pétalos de primavera

Surcan hasta llegar al cauce

De ése valle esplendoroso,

Dónde se yerguen culminantes

Dos colinas ansiosas,

Por el ligero roce

De la vida  que clama

En el interior de ésa corriente,

Que nace del mismo deseo

De la posesión y la entrega…

Al reconocer la cercanía del rocío,

Un temblor sacude los cimientos

De tu ser, provocando desprendimientos

Hasta descender a ésa llanura,

Altiva y sensual en su sutil contoneo,

Provocando el pálpito que pulsa las entrañas,

En un desesperado grito de reclamo,

Al rocío de alivio y candor,

Al fuego que te consume

Y tanto ansío yo calmar…

El secreto de tu ser se me es negado,

Es guardado con rigor,

Por un frondoso bosque que me seduce,

Regalándome en su espesura guía

A la flor palpitante e embriagadora

Que me ciega en la impaciencia

De otorgarte el sol la luna y las estrellas,

Y en el baile de la lujuria la lluvia atronó,

Deseando regar y mimar como un amante

Entregado a su diosa….

El rocío llega surcando el sinuoso latir,

Alcanzando la culmine de su delicioso descenso,

En pos del placer recién encontrado,

Regocijo que la flor de mis anhelos demuestra,

Floreciendo al amanecer del clímax,

Alcanzando así al sol en su cenit

Mientras el rocío y su amante la flor,

Se unen en el mar de la vida y el goce

Con fervor.