jueves, 17 de noviembre de 2011

XXX

XXX

Confluyen las corrientes
De un torrente fortuito
Tremenda tortura,
De las dudas y el sentimiento,
Más en la lucha un vencedor
Se levanta victorioso,
Con el corazón en la mano
Se entrega ciegamente,
A ése rayo de luna
Que le acaricia en sus sueños.

Una espina quedó clavada
En semejante prueba,
Su savia se arremolina
En la sangre pura,
Arrastrándola y corroyéndola
Lentamente en la desconfianza,
Arrasando con el miedo
De una traición futura,
De una pérdida que maldiga
Toda esperanza puesta
En la fe prodigada,
De la sonrisa que se luce
Cuando se ama…

Combatira y ascenderá
Al trono por vencer
La adversidad,
El valor está
En aquel que encuentra
La razón de vivir,
De amar y ser feliz,
Con lo que la vida otorgó,
Un regalo cuyo precio
Uno ha de cuidar y proteger,
Y en su sublime ascensión
Compartir el afecto con primor,
Para todos es un don
Un soberano tesoro
De incalculable valor,
Pues ni precio se le ha de poner
A aquello que se entrega
Libre como el aire y el sol….

Más el interés
Inculca el desprecio
Y con éste el despego,
Pregonando a la soledad
La avaricia de su corazón,
Marchito y sin luz
Late triste en su poseedor,
Que con los años añora
Aquello que no comprendió
En su temprana edad,
Finalmente la infelicidad
Llegó recordando tiempos
Pasados en los que amó,
Desdichado se ve en su dolor
De no reconocer el orgullo
Y el poder que lo dominó,
El que causó su obsesión
Y así su perdición,
En el obstinado camino
Que le cegó el corazón.

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