martes, 12 de junio de 2012

CONTINUACION DE MI DESCONOCIDA


TIARA

Las horas pasaban y cuando llegó la noche Serena comenzó a moverse mucho en la cama, cada vez se la veía mas inquieta iba y venia de un lado a otro, como si quisiera escapar de un recuerdo, algo en sus sueños la atormentaba, me senté apresurada a su lado y le comencé a acariciar los cabellos mientras le susurraba palabras tranquilizadoras, su cuerpo empezó a relajarse y su respiración volvió a  ser pausada, parece que el mal trago emocional de ella seguía presente en sus sueños, solo quedaba esperar que se despertara mejor.

Aun después de que la calmara no pude dejar de seguir rozando sus cabellos de seguir sus senderos con mis dedos rozando la piel de su espalda, la camisa de tirantes que llevaba se había desajustado bastante, y me permitía ver las pecas de su espalda, era como ver un universo de estrellas en una piel suave y tersa que me fascinaba.

Por donde mis dedos rozaban su piel ardía, me pregunte si tendría fiebre y comprobé su frente, pero no era así, sopesé de pedir un termómetro pero al ver que no sudaba ni temblaba evite dar una alarma innecesaria, seguí así a su lado, de vez en cuando ella dejaba escapar un gemido en sueños, en otras algún suspiro, a veces me sorprendió percibir temblores ligeros en su cuerpo y volvía  atener la duda de la fiebre, hasta que un olor muy penetrante y familiar atravesó mis sentidos, me miré si era yo sorprendida, pero no y la mire todavía mas confusa, acerqué mi rostro a sus caderas sin tocarla con miedo a que me descubriera así si despertaba y su aroma me atravesó de lado a lado, era su sexo el que humedecía y desprendía ese olor tan penetrante, ahora si que estaba con todos mis sentidos fuera de mí, y decidí alejarme de la cama para ir más allá.

En el mismo instante en que hice el esfuerzo por levantarme y alejarme, su mano izquierda se aferró a  mi muñeca, su cabeza giro hacia mi y su rostro golpeó mi conciencia todavía más fuerte, sus ojos entreabiertos con las pupilas dilatadas, sus labios  muy rojos y una mirada suplicante me dominó permitiendo que ella tirara de mi hasta su lado.

Ella me miraba sin pestañear con esa mirada que me tenia cautivada y su mano no me soltaba, tiró mas de ella hasta abrazarse a parte de mi brazo y colocar su rostro pegado al mismo, era como una niña abrazada a un peluche pero el propio peluche era yo, o al menos parte de mí, mi cuerpo temblaba con su contacto y mi mente saltaba de ella a la puerta sin cerrar con llave, como si esperara que entrara alguien o este contacto nos llevara a más…

Intente tumbarme de manera que pudiera dejar descansar en los almohadones la espalda y de paso ayudarme a relajarme de tanta tensión sexual que acaba de despertar de un modo tan fiero, sentía que estaba dispuesta a arrancarle las ropas y hacerla mía ahí mismo si me volvía a suplicar algo más, sabia que tenia que alejarme de ella y también que no era capaz, siendo así que si se daba la ocasión me importaría tres pimientos la puerta, y cuantos estuvieran en el exterior….

Unos gemidos me tomaron por sorpresa, no provenían de mí por que su cabeza también se alzó sobresaltada, una risa algo nerviosa comenzó a brotar de mis labios a la vez que un gemido mas frustrado y desesperado de los de ella, ambas reconocimos las voces de los sonidos lujuriosos de arriba, yo la observé más divertida por su consternación y nerviosismo, todo su cuerpo se había tornado tensión y me miraba de reojo dudando de que hacer, eso si me causó curiosidad a la vez que me confirmaba lo poco indiferente que le era y como un grito de mi interior sentí una gran alegría y esperanza, me deseaba con todas sus fuerzas y eso solo significaba que tenia la oportunidad de recuperar lo que pensé que quizás no llegará a tiempo.

Tomé aire y volví lentamente mi rostro hacia el suyo, me acerqué con cautela, todavía temía su rechazo, sus ojos no retiraron su mirada, continuo en esa postura con la que seguía teniéndome sujeta y cuando yo ya forzaba la espalda para acercarme a ella y rozar sus labios, ella dejó libre mi brazo y sus labios se apoderaron de los míos, no hubo duda en su beso, apenas duro unos segundos y mi reparación ya sufría estragos por haberla saboreado tan fugazmente.

Sus labios empezaron a insinuar una sonrisa y vaya si me moría de borrarla de sus labios  y convertirlos en algo más provocador, quería escucharla gemir y enloquecer como la pareja de arriba, mi pensamiento fue interrumpido por un fuerte estruendo seguido de un grito de dolor, que no tardo en convertirse en una risa entrecortada y nerviosa, sino me equivocaba era Natalia, parece que estaban recuperando el tiempo perdido y si seguían así yo no lo iba a soportar con ella a mi lado sin dar rienda a todo lo que sentía con su cercanía y por ella, si lo pensaba bien tenia que ir mas despacio.

No duraron mis pensamientos o conjeturas ni dos segundos pues volví a ser asaltada por sus labios y vamos que yo no iba a poner impedimento si me dejaba le daría mucho más que mis labios, y si la iba a recuperar así benditos sean los ángeles, por que me han devuelto al mío. Nuestros besos se fueron tornando mas necesitados, ansiosos y en ocasiones voraces, si los gemidos de arriba eran pocos los míos suplían sus silencios, y si algo me excitaba más era escucharla a ella gruñir de ansias por sacarme la camiseta que todavía llevaba puesta, la puerta se abrió en el preciso instante que ella medio sentada al borde me quitaba a mi la camiseta pasándomela por la cabeza, quede por un instante expuesta a alguien y luego caí de espaldas al suelo tras ella que se sobresaltó y cayo tirando de mí, caí sobre ella y mi torso desnudo rozaba parte del suyo que también quedó expuesto tras desbocar la camiseta para sacar sus senos, vamos que una escena más morbosa para un salido imposible en esos instantes, ya no sabia si gruñir, gritar, insultar e incluso patear a quien hubiera entrado por la puerta….

-         hola chicas… parece que interrumpo algo.

-         ¿abuela?, si hable contigo al medio día o poco después y no es todavía media noche.

-         Ya pasa de la media noche tiara, anda sal de encima de mi hija que vea como está, vaya porrazo os habéis metido, entramos corriendo pensando en su desmayo y en ti, pero ya veo que no estáis tan afectadas.

-         No en serio, como habéis llegado tan rápido…

-         Bueno el ferry no es el único transporte que existe a la isla, recuerdas el helicóptero de emergencias?, cuando llegamos al puerto supe que a varios kilómetros estaba el aeropuerto del hospital, fui para allá y me confirmaron que se preparaban para trasladar a un hombre electrocutado desde Claustrom, me identifique y se ofrecieron a trasladarme al lugar, así que ya ves aquí nos tienes ya, dime que no ha sido ella quien ha reconocido a mi esposo, si alguien ha de llevar ese recuerdo soy yo.
-          
-         Llegas tarde mama, pero por favor ocúpate tu de la asistenta, no se llegó  marchar como creímos…
-          
-         ¿Qué?...

-         así es Mel, él la retuvo y amenazo y secuestro al pequeño para mantenerla allí, lo tuvo encadenado y asegurándose que ella le servia mientras intentaba arrinconarte, pero tranquila puede que después de todo las cosas acaben mucho mejor de lo que ella piensa, ya que Edmundo y ella se conocían del pasado…

-         espera cierro la puerta, todos duermen excepto Edmundo que todavía recogía la barra y la cocina, así que vino a recogernos y ahora está con el servicio médico que se ocupa del traslado.

A mi abuela le preocupaba más la intimidad y mientras aprovechábamos para arreglarnos y estar decentes para la conversación fortuita e inesperada, ahora si que me han fastidiado la noche, tenia que haber cerrado esa puerta…

Comencé a explicar los hechos,  luego los datos de la sirvienta tal y como supe del medico y guardia, finalmente lo que vi y averigüe por Edmundo, Serena solo tuvo que agregar que su padre estaba ya reconocido legalmente y a la mañana llegaría su abogado, puede que con peticiones por parte del difunto, si es que todavía no estaba al tanto, también del estado deplorable de la asistenta… ambas se quedaron sentadas sin palabras en las mismas sillas que ocuparon Sofía y Serena cuando yo desperté,  parece que  este acontecimiento se iba a repetir mucho en mi memoria, y puede que en mi realidad si esto seguía así, Mel comenzaba a dar muestras de agotamiento y mareo, apenas su cuerpo se balanceo su hija se tiro contra su cuerpo antes de que este cayera por su peso al suelo, mi abuela echo a ayudarla y justo entonces la puerta se volvía abrir entrando tanto Edmundo como Sofía, la noche se iba a alargar mucho, pensé y mientras el hombre cogió en brazos y la tumbo en la cama de la convalecencia, mas vale que me alejara de ella antes de caer yo también por el influjo de su suerte….

Mis pensamientos no podían ser mas locos, con todo algo de humor debía hallar, antes de agobiarme más con las preguntas de mi abuela, que fueron mas esclarecidas por Sofía que era la única de pararle los pies, mi abuela seguía empeñada en ostentar el mando, hasta que Edmundo tomó la palabra.

-         Basta ya, tratas a tu nieta como si fuera una inútil o no supiera pensar correctamente Diana, y ha demostrado una cordura y un valor poco común, a las claras se nota que es de tu sangre, valora un poco mas y confía en ella, se que la quieres proteger pero me parece  que te excedes y subestimas sus capacidades, no habría salido indemne sino hubiera sido por ella y su grito justo cuando tocó el difunto la lámpara con la barra… salte a tiempo.

Mi abuela no paró de mirarme, finalmente comenzó a abrazarme y pedirme disculpas, su rostro mostraba lagrimas pasadas, antes al estar el cuarto a oscuras y medio en sombras me fue imposible ver con claridad su rostro, ahora podía ver que tenia mucho miedo y debió de pasar por el temor de perderme, ese era su mayor miedo y de alguna manera tendría que cambiar esa aflicción.

Unos gritos roncos y medio ahogados resonaron por toda la estancia, todos alzamos las cabezas al techo y ya fue imposible contenerse, la risa se me escapó y no era capaz de parar, Serena también  me acompañaba en risas y al mirar al resto veía como se tapaban las bocas intentando contenerse, y más me reía yo por todo, al final conseguiría deshacerme de tanta tensión, riéndome como una loca.




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