jueves, 7 de junio de 2012

CONTINUACION DE MI DESCONOCIDA


SERENA

La salida de la casa de Adela fue algo acelerada, casi brusca al saber Sam que Natalia estaría sola con Tiara y podía correr el mismo peligro que mi madre, el dolor de que posiblemente sufriera una agresión supero su determinación y la empujo a volver toda desesperada a cuidar de que nada le pasara….

La vuelta fue muy tensa, de alguna manera nos vimos ambas en la misma situación de nuevo, primero nos alejábamos de quienes amamos y ahora volvíamos a proteger a quienes queremos, la vida da demasiadas vueltas para acabar en el mismo punto.

Al conducir mas rápido la llegada al ferry fue mucho más rápida que la vez que salimos de él y seguimos el trayecto que nos llevó a casa de Adela, ahora se nos haría eterno el embarque  y llegar al otro lado, solo esperaba que no nos desesperásemos demasiado o nos volveríamos insoportables y ella ya en sí miraba con ojos asesinos al capitán por hacernos esperar hora y media para zarpar, tal y como tenía programado, espero que no ocasione problemas y se sepa controlar.

Intente cerrar los ojos varias veces y descansar, pero siempre que llegaba a conciliar el sueño la misma pesadilla me asaltaba, mi padre golpeando a Natalia y Tiara acorralada e indefensa con Jacobo, cada vez que despertaba mi cuerpo acusaba el mal trago en temblores y sudores fríos, después de dos o tres veces no tuve valor de volver a cerrar los ojos, necesitaba llegar y saber que ambas se encontraban bien, en especial Tiara, me sentía responsable de que estuviera sola e indefensa, de que mi padre pudiera dañarla para llegar  a mi  y mi madre, nunca sabría si ella soportaría mirarme si algo le hiciera él; si así fuera jamás se lo perdonaría y mi odio seria de por vida, tampoco creo que soportara poder mirarla a la cara sin sentir culpa y vergüenza por ser su hija.

Finalmente el aviso de ultima llamada se escucho a varios kilómetros a la redonda, hora del ultimo embarque para los rezagados y aviso de que ya se terminaba el tiempo de espera, todo un alivio después de tantas horas de remordimientos…

Sam puso la radio, buscó música con la intención de calmarse y distraernos, me sentí agradecida de escuchar algo mas que mis pensamientos, en el trayecto mas de una vez salimos a caminar entre los vehículos y los suministros embarcados y sellados, el vigilante muy suspicaz no nos quitaba ojo, finalmente evitamos acercarnos a él y evitar mas problemas.

Enseguida el intenso olor a agua salada nos recordó la brisa de Claustrom en sus mañanas y atardeceres, también nos dio algo de paz incluso ayudándonos a que el transcurso del viaje se nos hiciera mas leve y rápido, una ligera siesta ayudó, siendo despertadas por las olas bruscas del mar que avisaban de nuestra llegada a la isla y su oleaje algo violento.

Los vehículos comenzaron a desembarcar y nosotras fuimos las quintas, apenas pasamos por una aduana personalizada, para tomar nota de los extraños en caso de que estos se extraviaran y hubiera que dar partes, nos saludaron con afecto y pidieron que nos apeáramos del resto de la caravana, seguimos al muchacho de unos 16 años, que hacia las veces de guía como de ayudante…

Nos pidió estacionar el coche detrás de la caseta de aduana y almacén, entre los aparcamientos de empleados, nos extrañamos mucho las dos, pero seguimos las indicaciones del chico, nos mostró una foto mía y luego una nota dirigida a mí, todo era en si tan extraño como una película de espionaje, mas intrigadas no nos podíamos sentir, nos sentamos sobre el maletero del coche y abrí el sobre:

Perdóname las medidas, para evitar algún posible accidente te pido que esperes a que llegue Edmundo a recogerte y que te mantengas dentro de la aduana, no quiero que tu padre aparezca con Jacobo y te lleven a la fuerza, el personal de la aduana se ocupara de que estés bien y me informaran de todo, me alegro de tu regreso, ten paciencia, cuando nos veamos te explicaré lo que sucede.

El muchacho pelirrojo y de pelo rizado con la cara cubierta de pecas, nos esperaba con posición solemne cerca de la entrada y vigilando de un lado para otro con la mirada, como esperando algún inconveniente, nos llamaba con gestos apurados y algo nerviosos, enseguida nos miramos las dos y le seguimos, la situación era mas que desconcertante, era tanto que no entendíamos como una mujer abatida y derrumbada en una cama ahora actuaba como llevando un control presencial en un lugar asi, la curiosidad nos mataba a las dos, Sam abordó al chico apenas cruzamos el umbral, casi lo lincha a preguntas pero frenó al ver al chico conmocionado, nos giramos a la vez hacia la puerta que a nuestro costado se abría, ahora nos tocaba a nosotras quedarnos en shock, mi tía Natalia con pantalón de pinza y camisa sin mangas beig, nos miraba a las dos con mirada vidriosa…

Sam quedó tan petrificada que sus ojos ni siquiera mostraban estimulo alguno, era como quedar suspensos en la nada, mi tía en cambio se la vio más nerviosa y pálida que nunca, sospeché que no esperaba encontrarse con ella también, solo conmigo y su reacción no me pareció de rechazo hacia Sam, mas bien una gran sorpresa con un cierto brillo en el fondo de sus ojos, como si ese rostro triste pudiera recuperar su luz, se la notaba agotada y demacrada, me pregunté cuánto llevaría sin descansar y padeciendo la ruptura, sobretodo hasta dónde llegaría sus sentimientos por Sam y si estaría dispuesta a cambiar su modo de pensar y dar al fin el paso hacia un futuro juntas, y también me di cuenta de la gran envidia hacia ambas, por esa posibilidad que se abría frente a ellas en ése mismo instante.

Mire al muchacho que se le percibía consternado, daba la sensación de que sí entendía que ocurría entre ellas y sus ganas de salir corriendo eran patentes, me acerqué a él y le pedí que me dijera dónde estaba el baño, en esos momentos ningún otro sitio me pareció mas apacible e intimo como ese lugar, fuera del alcance de todos….

El chico salió delante de mi hasta una puerta y se retiró por otro pasillo a paso muy ligero, me dio lastima que una situación así le diera tanta incomodidad pero dado que para mi tampoco era agradable, era de comprenderle, la situación se volvió tan tensa en décimas de segundos hasta el punto de ni recibir un hola y menos ser capaz de pronunciarlo yo sin romper el contacto visual de ellas, vamos que yo sobraba y siendo así prefería no estar cerca.

Una vez en el pequeño aseo, con el pestillo de una puerta blanca de madera muy pintada y desgastada, miré la taza del water, pensé en sentarme en ella antes de descubrir que ésta estaba desprovista de las tapas que le daban un aire aseado y cómodo, el water se presentaba desnudo y aseado, al menos no olía a orín, no tuve más remedio que apoyarme de espaldas al lavabo y mirando a la pared, una bombilla algo molesta colgaba sobre mi cabeza a modo de idea de comic, hasta las ideas ridículas vienen en momentos como ése, supongo que mis nervios pueden mas que mi sensatez, mis manos se me dormían apoyadas en el borde del lavabo, al cuál me sujetaba como si me cogiera de un salvavidas, la sensación de pavor y las ganas de salir corriendo eran cada vez mayores, también unas ganas de llorar que ni yo misma comprendía…

Un ligero toque en la puerta me sacó un poco de mi estado, mire la madera como a una loca, el ligero toque volvió a sonar…

-         Ocupado.

-         Serena, soy yo ábreme, llevas mucho rato ahí dentro.

-         Pero si acabo de entrar….

-         No, llevas como media hora y no ha sonado ni el agua ni la cadena de la cisterna, ábreme, por favor.

Vaya, tanto tiempo sin darme cuenta y siempre ha estado ahí sin hacer ruido, esperando, si ha estado ahí, ¿Qué ha sido de Sam?.

Abrí la puerta y me la quede mirando, su mirada pegada al suelo, se fue alzando hasta dar con la mía, se la notaba muy cansada y un gesto de alivio cruzó su rostro antes de echarme los brazos encima y cogerme muy fuerte. Apenas pude corresponderle ya que me estrujaba de tal manera que me sentí como un oso de peluche en brazos de un niño pequeño, casi me sentí en el apuro de pedir aire, entonces ella me soltó y yo resoplaba buscando recuperar fuerzas, aire y la sangre a mi cabeza….. su sonrisa ya lo decía todo, se sentía muy feliz de verme, su vestuario dejaba muy atrás a la mujer que yo siempre conocí con su glamour, una camiseta azul marino sobre unos vaqueros ajustados y unas botas militares, era un cambio muy radical que costaba asimilar, incluso me hizo pensar en que andaría metida ahora para llevar esa pinta.

De la mano fui tras ella a una sala minúscula en la misma puerta por la que ella salió antes de encontrarnos al pasillo, allí sentada y mirando una esquina sumida en dios sabe que, estaba Sam, su gesto era impertérrito, mi tía me sentó a su lado y se volvió a cerrar la puerta, mientras Sam se volvió hacia mi, se la notaba algo perdida y muy incomoda, supongo que la idea de venir a su rescaté y encontrarse así había dado de lleno en sus expectativas, yo tampoco sabía con que encontrarme, ya fuera con mi padre o con Tiara, y las ganas de preguntarle a mi tía eran superiores a mi sentido común.

-         Tía, ¿mi padre sigue actuando como un loco?

-         Más o menos cariño, digamos que la cosa ha terminado de un modo algo sorprendente.

-         Mal o bien.

-         Depende de cómo uno lo tome, en mi opinión lo simplifica todo y a su vez va a dar mucho revuelo.

-         No comprendo tía.

-         Bueno no es fácil de decirlo cariño, hace una hora me avisaron de un ataque a la estación de correos, y los hechos desembocaron de una manera trágica, me temo que tu padre acaba de fallecer en un arrebato de su locura.

-         No puede ser….

-         Lo siento cariño.

Mi tía intentó abrazarme pero yo no era ni capaz de reaccionar, mi padre se había provocado la muerte, o muerto accidentalmente o asesinado, no estaba segura, me dolía mas el que no pudiera guardar en mi mente y corazón una muerte menos dolorosa por los últimos acontecimientos, que me tuviera que enterar sin mi madre a mi lado, verme sola sin ella ahí, mirando a mi tía como si se le hubiera escapado a ella el raciocinio en vez a él.

Mi tía me volvió a coger de los hombros y tiró de mi hacia ella, notaba cada gesto y no comprendía su función, la miraba y era como si no supiera quien era ella pero si conocía ese rostro, solo sentía una punzada en mi pecho, ahogo y muchas ganas de llorar y tampoco comprendía ya por que, y en mi mente unos ojos que recordaba quedarme mirando de niña cuando él se sentaba en su despacho a dictar informes mientras yo en un asiento lo esperaba para dar un paseo, esos ojos ya no los volvería a ver nunca con ese afecto.

Mientras me sujetaba y me mecía, un llanto entre cortado arrancaba de mi garganta, poco a poco, volví a saber quien era yo, y quien me tenía en sus brazos, también llegue a comprender lo sucedido, el miedo y el dolor que me embargaba, la perdida que me consumía pese a todo lo que yo le tenia por reprochar, ya no tenia importancia, el ya no estaba para ver sus propias equivocaciones, ni para mirarlo de frente y decirle que mi vida la elegía yo, ya todo había terminado sin una solución concreta solo el hueco que él dejo y la memoria de sus actos, y seguí llorando mucho rato soltando todo lo que en mi se había acumulado de antes y después de ser consciente de lo que era madurar y querer algo en la vida, que no te impusieran aquellos que te cuidaron y criaron, ya nada importaba de todo eso, solo liberarlo.

Cuando ya deje de temblar y sollozar, un segundo toque nos volvió a las tres a la puerta, el muchacho pedía permiso para pasar y llevaba consigo una bandeja con una pequeña tetera de cristal con agua muy caliente, un paquete de tila y otro de melisa y también varios vasos algo gastado por la falta de su brillo inmaculado, el chico se le notaba aún nervioso, puso en una mesa camilla la bandeja y se retiro entre disculpas, mi tía me acariciaba el pelo como cuando de niña llore por un gato al que atropellaron delante de mí y me conmocionó….. su gesto me tranquilizaba, miraba los vasos como si no tuvieran que ver conmigo, luego observe como Sam comenzaba a servir en los tres tanto las tilas como la melisa y colocaba uno delante de cada una con un azucarero en medio… las miré a las dos, y luego los vasos, uno era para mi, me costó rato comprender algo tan sencillo, también que no tenia ganas de tomármelo, pues estuve mucho rato sosteniendo el vaso caliente en mis manos y mirándolo, un gesto de mi tía en la base del vaso empujándolo a mi cara me obligo a dar un sorbo, aun caliente y dulce, se había templado y ya no quemaba, luego di otro sorbo, y uno tras otro me lo fui tomando casi sin darme cuenta.

Luego me guiaron al coche, mi tía cogió el volante, a Sam la puso conmigo detrás, ella la hacia caso sin rechistar, un gesto y ya sabia que quería, yo en cambio no me enteraba de nada, solo que el coche se movía  y ni siquiera sabia hacia donde…

El paisaje no me era ni familiar, tampoco es que mi mente registrara mucho mas que el coche se movía, iba con mi tía y una amiga me cogía las manos, y al mirar mis manos otro nombre cruzó mi mente…

-         Tiara…

-         Esta bien Serena, todo lo sucedido estuvo fuera de hacerle daño, fue testigo de lo ocurrido pero no llegaron a causarle daño alguno, pero la impresión le provocó un desmayo.

Escuché todo y a la vez no entendí nada, solo que se desmayó, miré muy  asustada a Sam, ahora me venia su nombre pero no lo que sentía y deseaba decir, ella comprendió, me sujeto las manos y me repetía una y otra vez, “esta bien”, “ya paso todo”, y asi como un ensalmo para todo mal lo repetía una y otra vez, yo notaba que asentía, pero solo sabia que su voz y esas palabras me reconfortaban.

Mi mente enmudeció en un estado adormecido, poco a poco comprendía todo lo que decían y las iniciativas que comentaban, sus miradas se detenían en mi una y otra vez, pero yo me sentía demasiado ida como para decidir o dar una opinión, era como si viera todo desde lejos, me guiaron de un lado para otro, Sam seguía las ordenes de mi tía, también el muchacho nos seguía, respondía o consultaba por una radio a todo lo que mi tía indicara, era como la comandante de una unidad del ejercito, esa imagen fue la que se formo en mi mente y seguí todo lo que me pedían como si mi cuerpo estuviera entumecido o no fuera mío.

El muchacho no recuerdo bien cuando subió al coche, supongo que cuando pasamos la barrera que indicaba los limites territoriales de las aduanas, apenas hablaba, en vez a casa de Diana, o a la de mi padre, me llevaron a la taberna en donde me protegieron del gigante que me atacó, allí me sentaron frente a un niño pequeño muy delgado que me era muy familiar, no podía ubicarlo en mi memoria, el crío como con un hambre que asustaba, lo observe mucho rato, cuando llegó el postré el pobre lloraba de emoción, pareciera que jamás hubiera probado un dulce y sentí lastima…

Mi tía desapareció en un dormitorio asiduo a la gran sala de los clientes, distinguí una cama o un cabezal de ésta antes de que se volviera a cerrar la puerta, Sam pidió un vino rosado mientras se sentó a mi lado, yo solo agua…

Al volver mi tía, vino acompañada por la mujer mayor que me ayudó, mi madre me dijo que se llamaba Sofía y que era una mujer de armas tomar y muy buena gente, tal y como yo la recordaba, enseguida me acogió en sus brazos con todo el afecto que de ella nace y me tuvo así un rato mientras me preguntaba de comer lo que fuera, yo me negaba a tomar algo mas que agua, mi estomago amenazaba con tirarlo todo conforme entrara.

Sam se marchó escaleras arriba tras mi tía que se enfiló sin decir nada para arriba, ni siquiera se despidió, tampoco me preocupó no tenia ánimos de conversar de nada.

El niño se afanaba en lamer el plato, de arriba llegaba un lamento, al poco el mismo fue enmudecido por otras voces que conforme pasaban los minutos se volvían airadas, en otras desesperadas y a veces incomprensibles, mis tías discutían como una pareja enfrentada, solo esperaba que solucionaran ellas sus diferencias, la tensión emocional entre ellas asfixiaba solo con estar cerca….

Sofía me tomó de la mano, y tirando de mi me llevo hacia la puerta del dormitorio en dónde antes estuvo mi tía, allí me encontré con dos guardias, el hijo de Sofía que respondía en un tono seco a las preguntas y a Tiara…. Seguía inconsciente en la cama que pude distinguir desde fuera cuando llegué.

Sus cabellos estaban más largos, también había engordado y se la veía mas hermosa, aun pálida no perdía su expresión entre firme y confiada, en ocasiones me pregunté si seria atrevida también, sus piernas ya no posaban inmóviles como antes, ahora en vez boca arriba dormida de lado y encogida, si que se estaba recuperando, un gran alivio me recorrió y perdí el equilibrio, apenas lo noté hasta que unas manos fuertes me sujetaron de la cintura y otras me cogían de un brazo, me guiaron a la silla más cercana a la puerta, al poder centrar la mirada pude ver que tanto Sofía como su hijo me miraban atentos sin soltarme, asentí indicando que ya no hacia falta y lo agradecí con una palmada en sus manos, con eso se calmaron y se retiró el hijo, ella siguió a mi lado pendiente de taberna desde la puerta entornada.

Mi mente iba y venia de la mujer que dormía en la cama y provocaba palpitaciones en todo mi cuerpo, a los sucesos que provocaron la muerte de mi padre, escuchaba con atención al hijo, me sentía alejada de todo de nuevo, pero cada palabra quedaba grabada en fuego en mi memoria, Tiara se salvó por un desafortunado accidente provocado por mi padre en su afán de terminar lo empezado.

La mano de Sofía se posó en mi hombro y la miré algo desorientada, mis ojos derramaban lágrimas sin que me diera cuenta, tampoco me importaba, fui por ella y ahí la tenia frente a mí, para protegerla de mi padre y ahora tenia que afrontar que nunca más lo vería como tal, y cada echo, cada palabra me pesaba en el fondo de mi alma y corazón, rompían el reflejo que de él me quedaba, la imagen de mi niñez, algo que jamás podría reparar en mi memoria.

En silencio los tres hombres salieron fuera, Sofía  cogió otra silla buscando espacio a mi lado sin bloquear la entrada de la puerta, mi mirada no perdía detalle de la expresión de Tiara, de vez en cuando sus ojos se agitaban bajo sus parpados, sus mano se movían en espasmos, continuo así hasta que se volvió y  abrió los ojos, y mi respiración se cortó por su mirada…

Enseguida acudimos a su lado, Sofía no perdió tiempo en calmarla y hablar con ella de dónde estaba, sus ojos se posaron sobre mí y me perdí en ella, en el modo en que se oscurecían y en como sus labios se entreabrieron, mas hermosa imposible y su silencio era todavía peor que un rechazo…

Enseguida entraron los guardias y Edmundo como me dijo que se llamaba su hijo Sofía, la mujer intento darme algo de conversación mientras estuvimos sentadas juntas, mi mente apenas prestó atención, me era imposible salir de la espiral de emociones por la que caía y a la vez ascendía, me era imposible saber si me sentía feliz por verla o destrozada por lo de mi padre, y ahí estaba sin pensar en nada más que sus ojos; Sofía me sacó del dormitorio con una o dos excusas, alejándome de los hechos, al salir chocamos con una mujer, me era tan conocida que me descompuse al reconocer su mal estado físico, sus ojeras casi ocultaban su mirada desesperada, y al quedarnos así sin saber que hacer, a ella le dio tiempo de cogerse a mí llorando, sus palabras salían atropelladas y algo confusas, mi mente de alguna manera consiguió comprender lo que la pobre mujer me contaba y me sumí en convulsiones, uno de los guardias que salieron tras nosotras y creí dentro, me pidió apenas salir  al umbral, que ahora con la puerta abierta me permitía ver la atención de todos en mi, que tuviera la amabilidad de acompañarlo, de algún modo me habían arrastrado dentro, la mujer que había servido a mi familia había sido retirada de mi y llevada a otro sitio, solo pude asentir sin tener muy claro lo que me pedían, hasta llegar a un coche policial, tenia que dar reconocimiento del cuerpo de mi padre e identificarlo… era yo o mi madre, ella no estaba y no podíamos postergar más todo aunque el cuerpo pudiera estar al deposito hasta que ella llegara, era mejor que ella diera los pasos del entierro con la familia y demás, yo prefería no lidiar con ellos. Tampoco mirar el cuerpo de él así, pero menos delante de todos y no saber que decir o hacer si tampoco sabia como sentirme…

Todo ocurrió como si viviera una película, firmaba y asentía o respondía prácticamente de un modo automático, no se molestaron en ir con rodeos, tampoco en ir mas allá de lo prescindible, finalmente apenas vi su rostro algo mas delgado y demacrado, con media barba, un si bastó para que me sacaran de allí y me devolvieran al lado de Sofía, poco después no recuerdo nada más que el suelo se precipitaba hacia mí o yo hacia él.

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