jueves, 28 de junio de 2012

LXVIII



LXVIII


Deja caer a la hoguera
Las hojas silvestres,
Que se lleve los colores del otoño
En su fuego,
Que consuma con cada una
Las lagrimas derramadas,
Que embargue con su llama
Las tristezas pasadas,
Que ilumine con su luz
El alma marchita,
Que de calor al corazón
Que muere en el opaco silencio.

Deja a la hoguera arder,
Bajo la mirada del pasado,
Que su fuego de calor
A los rostros ausentes,
Que su llama albergue
Las esperanzas guardadas,
Que sea su luz la que guíe
La fe perdida,
Renovar así las fuerzas consumidas.

Levantar las antorchas
Y ascender por los senderos,
Iluminar el camino que antes os trajo
Sin consuelo,
Alcanzar las estrellas en el desvelo
De la noche,
Retomar la sonrisa que en un pasado
Olvidasteis,
Derrocar a la melancolía que sumida
Os mantenía,
En ese sueño triste sin futuro ni alivio,
Solo dejar que todo retorné con renovado
Ímpetu, sois libres como los sueños,
Sois partes de vuestras aspiraciones,
No abandonéis vuestros deseos,
Es la esencia de vuestra lucha.

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