lunes, 17 de octubre de 2011

XXV

XXV


Dulce ritmo del ascenso,
Calida caricia del deseo
Que marca el sendero al exceso
Del éxtasis y el cielo.

Extiende tus alas amada,
Abre tus labios mi dama,
La ambrosia del amor
Yace en nuestro beso,
Abriendo las puertas
A la lujuria del momento.

Son tus manos las que prodigan
Caricias suaves como pétalos,
Son tus labios que me queman
Como la lava que me consume
Por dentro,
Son tus ojos que me extasían,
Ascuas que arden por mi cuerpo,
Es tu voz la que me derrite
Como el sol deshace el hielo,
Dame la mano y caminemos
Por los campos Eliseos
Y te recordaré cuanto te amo,
En este pálpito
Que es tan tuyo como mío.

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