sábado, 4 de mayo de 2013

CXII


LA AMNISTIA DEL PUEBLO





Somos la ley de la desesperación,
Aquella que arrastra en un mar de lágrimas,
Nuestro grito nace del corazón,
De las dudas y la confusión,
Somos una única voz,
En esta tierra de nadie,
Más si uno se levanta
El peso de la gravedad 
Lo devuelve al polvo,
Somos las alas de la sublevación,
Aquella que ocultan 
Bajo las deudas del poder,
No rinde la justicia,
Ni el esfuerzo contra la codicia,
Somos la mano que sostiene 
Esta ruina llena de minas…

La bandera del paraíso se alza
Más no existe para el pobre,
Este sigue con sus cadenas
De ignorancia e injusticias,
Somos esclavos de las trampas,
Somos las victimas del poder,
Aquel que se ejerce sin conciencia
Ni conocimiento de proceder.

El trauma de la existencia
Es la lucha inútil,
Es la fuerza sin solución,
Son las palabras sin futuro,
Son las lágrimas sin pasión,
Y hay que admitir que corazón tenemos,
Pasión a raudales,
Pero la voluntad fue enterrada 
Bajo el peso de la impotencia.

Se exigen soluciones,
A aquellos que buscan intereses,
Se reclama justicia 
A aquellos que la compran,
No hay igualdades
Pero sin conveniencias,
Y si las guerras sembraran futuros
Las armas robarían las vidas,
La destrucción los sueños 
Y el odio las almas.

Al mundo por la vida,
Un paso para la dignidad,
Un voto por la afinidad,
Una palabra para la unión,
Somos una estirpe en extinción
Que espera la razón en condición,
Que arranquen las malas hierbas 
Y den un fruto que alimente la esperanza
De esta tierra llena de decepción
Y falta de coraje al corazón.

Alcen al cielo las miradas 
Que la lluvia traiga nuevas cosechas
Y que estas sean de provecho 
A un pueblo ya moribundo 
Y que escapa de esta peste 
Que exige donde no queda alimento.

Los papeles sellan mentiras
De promesas incumplidas,
Los tributos pesan a los bolsillos
Llenos de agujeros,
Las bocas claman por las faltas
De esta vida tan perra
Que nos arrastra a la fosa,
Y algunos alcanzan a levantar la voz
Un fósforo y prender la llama
De la rebelión,
Así sea a su propio coste…

Las aguas pestilentes no lavan las mentiras,
Si hubo Pilatos al pasado
Al presente se multiplicaron,
No alcanza el entendimiento,
Que por ladrones se tenga gobiernos,
No hay negocio mayor 
Que el trueque con la desesperación,
Son muchos los mendigos de corazón
Pero mayor es el número que recorren con desolación,
Este mundo de pérdidas y humillación
Que nació de una estadística de rendición,
Aquella que traumó la banca arruino en deudas 
Y trajo desolación…
Con un yugo cayó a los que subsisten en prohibición.

El cambio se exige,
Se reclaman a los culpables,
Se persigue a los delincuentes,
Pero no aquellos que esposados caen,
Sino a quienes roban bajo la ley de la protección,
Y siempre repitiendo,
Lo que es justo por ladrones a todos por iguales.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonito, me gusto, gracias por compartirlo :), Atte. Carmen