lunes, 29 de abril de 2013

VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA





Tiempo vistéeme con calma, que quiero llegar entera a buen puerto, que tus arrugas no sean por la amargura, que su llegada sea con dulzura, que la sabiduría de tu paso alcance templanza, que tus grandes agujas apunten al buen tiempo.

La prisa siempre se siente, pero nadie la quiere, siempre en presión y ahogando la desesperación avanzamos a trompicones allá a donde nos empuje los vendavales de nuestra existencia.

Tus ropas me dan curvas desconocidas en mis palabras, tus manos acaricien mi piel sin notarlo, solo la mirada critica e inexpresiva de la adulación asoma a nuestra conciencia para hacer notar que la juventud ya no brilla en nuestra piel.

A muchos les ha de importar, pero a mi no, me importa la sonrisa afectuosa de quien me mira con cariño, me importa el esfuerzo constante por conseguir una mirada, me importa ese roce que demuestra su presencia aun en silencio, me importa esa palabra llena de promesas que se guarda en los labios, me importa ese ir y venir para recordarme que sigue ahí, por que en cada uno de ellos el tiempo no pasa, sino que hace mas fuerte el lazo que nos une a cada persona.

Despacio, es el momento de tomar la vida con calma, es ahora cuando descubrimos que los minutos corren, es justo el comienzo de una nueva etapa a la que llegamos cansados de correr y buscar, a veces sin dirección pero siempre en constante movimiento.

Prisa, esa palabra detonante de tantas cosas, siempre en guarida y empujando al joven a volar aún sin alas, atosigando al adulto a avanzar aun cansado de su fuerza siempre apremiante,  e ignorada por el anciano que ya conoce la respuesta, no es llegar antes sino llegar bien lo que importa. No es tenerlo todo sino sentir que todo esta en su sitio, no es mirar atrás y saber sino adelante y sonreír con la seguridad de que todo estará bien, pues el barco se mantiene a flote en la tormenta si todos se mantienen juntos, ya sea en discordia o en armonía, juntos para remar en compañía.


Lo que es imposible olvidar incluso evitar son las ganas de volar de correr de acelerar, cuando el corazón queda atrapado en ese sentimiento que lo hace invencible ante la adversidad, en ese instante es cuando sientes que toda cautela es poca cuando una se traiciona, que el sentir te arrastra y vuelas sin control para alcanzar el sol, siempre nace la prisa cuando una menos lo espera…

Por eso las miradas de reojo a la conciencia, al análisis con las múltiples preguntas hasta que llega la rebelión contra todo pronostico…

No me empujes, no me agobies, mi ritmo es mío, mis ganas son mi ser, mi fuerza es mis saber y si algo sé es que todo llega y por ello no hay prisas.

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