sábado, 20 de octubre de 2012

SACUDIENDO EL SALERO




El rumor del humor ya rumia ricamente en el escozor del pensamiento,
Hay que remar contra corriente rezando por las reses de la tristeza,
Si zarandeas una bandera que sea blanca y no negra,
Ya son muchos los funerales que caen célibes en su aburrimiento,
Tanto bullicio en el pasado que pesa en la conciencia aun ciega,
No sean injustos pues no es bueno tampoco ser sumisos en estos vientos,
Son cambios los que buscamos, son placeres los que esperamos,
Son demasiados los que cayeron en esta época negra,
Mas la bandera blanca de la inocencia se alce, la rendición caerá
Como el yugo del sumiso silencio…

Esperemos que los necios se levanten de sus tumbas,
Por que algunos pensamos retozar en los placeres lascivos
De la soberbia y la risa,
Nada esta perdido mientras la vida me de fuerzas,
De sonreír y mirar con lujuria a una buena promesa.

A la presa me lanzaré y en sus aguas me bañaré,
Aunque sean de lágrimas del cielo y los ángeles que padecen
Su ardua tarea de ser salvaguardas,
No importa albergar esperanzas si uno navega con ganas,
Pues lo primero es amar y ser uno y no la sombra de otros,
Que el diablo se viste de seda y con ella seduce a cualquiera,
Ahora si sale de buen ver que venga y se deje hacer,
Y si le disgusta pues que se ponga a la cola de la demanda,
Ya nada manda ni anda sin cantar las soledades y sus desgracias.

A los niños agradecemos sus alegrías ingenuas y esa sonrisa que siempre llega,
Será salvadora en su encanto del sol y la luna,
Pues el padre al cielo da calor al hogar y la luna acompaña protectora al infante
A soñar en sus brazos,
Mientras al día las hormigas corren, a la noche las cigalas cantan
Y que no me pillen a escondidas darle un trago al brebaje de las risas,
Que amargada no seré pero ociosa puede que tal vez…

Al centeno yo mando al incordio y al diablo,
Y a mi dama le demando un beso que me lleve de vuelta a sus brazos,
Para mecerme en su ternura evocando nuevas sonrisas y algo de lujuria,
Y si los dientes saco, ojo que muerdo y me en rabio pues ella mía ahora y más,
A fin de cuentas las almas gemelas nunca se han de separar,
Así uno quiera serrar las cadenas, se encontrará lamiéndose las heridas.
Yerguesé el árbol de la hospitalidad al campo,
Ya nada se siembre a su vera pues nada ha de ofrecer al recién llegado,
En todo caso los duendes vaciar al incauto los bolsillos y dejarlo bien ligero
A la intemperie, pues ya refresca en estos tiempos que las lluvias vuelven,
Preparen algunos la pastilla de jabón pues la colada ya clama un revolcón,
Colocando primero la caradura del gobierno y el banquero,
Para que la roña no se los coma y si las hostias que los esperan pacientemente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

veo q la inspiración sigue ;)
Luz