lunes, 15 de octubre de 2012

CARA O CRUZ





La astucia es un don más de la naturaleza humana, pero bien  potenciado por unos seres cuya avaricia es mayor que la conciencia de lo que buscan, son pocos los que llegan a sorprenderlos en plena acción, y es que además de astutos cautos, ocultan su presencia y se vanaglorian de su fortuna en el juego, provocando la ruina de muchos y la envidia de otros…

Se mueven sigilosos a la espera de oportunidades y si se aburren ellos mismos las provocan, pero seamos cautos nada es perduradero, si algo no tiene el auge de seguir les dejan las riendas a un ingenuo o ambicioso ciego, dejándolos en un futuro muy desolador, ya que una vez la riqueza deja de dar frutos que sea otro el que cargue con la caída y sus gastos.

Todos soñamos con los duendes de don afortunado, que la suerte siempre traen consigo, la cuestión es si mala o buena, aquellos que lo merezcan acompañaran sus momentos de buena suerte, si algo malo conciben de ti ya has caído en sus trampas, andan echando los dados, a ver que les trae y quitan las malas corrientes, a fin de cuentas siempre resuena, “el depende”.

Son traviesos, y les gusta la iniciativa, inquietos y siempre buscando algo nuevo en sus expectativas, todos dicen de los calderos de oro y esmeraldas, y la verdad es que les renta mas los valores y sus intereses, ya que el dinero amasa dinero… no os sorprendáis encontrar algunos jugando en la bolsa y apostando en los velódromos, adoran el juego y sus apuestas arriesgadas…

Si uno de ellos te miran y sus ojos brillan en reflejos verdes, atiéndelo algo interesante ha encontrado en tu persona, pero si algún reflejo rubí aparece, huye pues has ofendido su persona y nunca perdona.

Recuerda que al lado tuyo puedes tener a uno vigilando tus actos o aptitudes, también que disfrute viéndote fallar o en cambio ganar, son así de simples en el juego, les da igual el resultado ajeno si les divierte, llegando a hacer amistad con uno puedes tener la gran fortuna de su lealtad, solo cuídala como se debe…

Así llegó a conocer Simón a uno de ellos. El joven se aburría mucho al campo en dónde vivía con sus abuelos, sus padres no fueron lo que se esperaba y las cosas cambiaron muy rápido para llegar a comprender que sucedía hasta que creció lo suficiente para que se lo explicaran.

Por aquel entonces el muchacho se aislaba y se sentaba a un tocón a jugar a las cartas el sólo, cuando se encontraba en la casa su mayor distracción resultaban ser las matemáticas y sus posibilidades, pronto sus abuelos comenzaron a comprender que el muchacho tenia ciertas cualidades que debían encauzar debidamente, no fue fácil ya que el muchacho se aislaba constantemente de todos, hasta que encontraron cosas que atraía su atención, con todo nadie sabia que alguien mas estaba atento de cuanto sucedía y muy orgulloso de su hallazgo. A su vez sabia que el joven seria la envidia de algunos de sus razas y buscarían romper la voluntad y la fe del mismo, a lo que el joven duende estaba dispuesto enfrentarse y protegerle, ya había tomado al chico bajo su protección y lo consideraba suyo.
Y es que hay que recordar que los duendes son muy posesivos y no permiten que nadie toque aquello que consideran propio o a su ver bajo su protección.

El chico crecía y quedaba con el duende que se presentó como Claus, jugaban y a la vez le enseñaba a no cometer ciertos errores, incluso le mostró como dicho juego funcionaba en los negocios, pronto el chico fue mostrando sus habilidades en ciertas maniobras mercantiles y poco a poco, ganándose un lugar entre los inversores, hasta haber formado una empresa con la que mantenía a sus abuelos y hacia las delicias de Claus.

Hubo algún intento de sabotaje que fue resuelto hábilmente tras un consejo con los mayores de su clan, eso no evitó rencores entre los suyos y un mayor respeto por parte de otros, tras un tiempo el chico alzó el vuelo a un futuro prometedor, el duende siguió su camino sin perder de vista los avances de Simón, mientras el juego siguió su cauce y unas nuevas expectativas mostraban al duende algo especial que apreciar y seguir alentando. Y siempre viajando en pos de la suerte.

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