martes, 20 de agosto de 2013

VI

No escuches al silencio,
afronta la muerte del tiempo,
atento al cambio del viento,
el corazón es su prisionero,
arranca las falsas vendas
son excusas sin valor,
que nubla la dirección,
confía en la suerte lo justo,
la carga el diablo,
nunca caigas por el precipicio
encadenada a la duda...

Un latido basta para recordar
una mirada suficiente para atesorar,
se fuerte y confía en tu voluntad,
comprenderás....

Los muros son humo de nuestra conciencia, 
las cuerdas flojas,
esa duda que apuesta en nuestra contra,
las cumbres,
siempre retos que conquistar,
las compañías,
un nuevo temple y admiración del corazón...

Acepta con respeto caminante,
observa el reflejo defectuoso
que todo espejo nos regala en la idolatración,
más la virtud está mas allá,
sí, dónde la mirada se rinde
y el alma vuela libre,
sin grilletes y digna,
es estas tierras de depredadores.

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