jueves, 11 de julio de 2013

III

Con esa rabia siempre contenida,
rompes tu acogedora calma,
dejando la monotonía de tu baile atrás,
vives en constante altivez
mientras llegas a mis pies,
para retroceder mansamente
en esa huida silenciosa.

Orgullo salino,
que con bravura alcanzas los limites,
alzándote como un titan y asustando 
al confiado que se arrima a tu vera
en busca de la promesa de tu beso.

Así resurge tu alma guerrera,
así se yergue el mundo contra si mismo,
he ahí la vida y la muerte en tu seno,
donde una lagrima de tu ser es un augurio 
y la llegada de la nada un incierto secreto.

Muchos se pierden en tu calma,
para volver ungidos de tu aura,
muchos marchan con tu bravura,
para yacer en tu abrazo eterno,
para desde el otro lado implorarte el retorno,
mientras las lagrimas de la tristeza 
llegan a ti hermanadas a tu canto,
aquel que el mundo acalla con su renuncia
a escuchar los lamentos etéreos,
tu decides si das o reclamas,
eres dueña del destino y amante de las almas,
mientras nos entregamos a esta tierra
al llegar la noche,
tu nos llamas y seduces a las estrellas.

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