viernes, 12 de julio de 2013

EL OJO DE LA VIDA

De tu seno venimos, alcanzando la luz a las puertas de tu mirada, otorgándonos la primera bocanada al universo.

A ti nos rendimos cautivados por el sortilegio de volver a encontrarnos con nuestras raíces.

En tu consuelo caemos rendidos, en busca de la tierra prometida asomamos el alma al paraíso para desfallecer lánguidamente.

En tu renacer, bajo el alarido del amanecer, te abrazamos, te amamos y reconocemos el nuevo futuro que en ti reside.

Tu traes la luz, en ti las entrañas de la vida se ocultan y en el eclipse de la espera, el ciclo de la redención del alma.

Austera eres, pero siempre complaciente y entregada, asi es la dicha de quien te posee y la envidia de quien te ambiciona...

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