lunes, 2 de septiembre de 2013

XII

Por favor, 
No mandéis saetas a mi lecho,
Frió por vuestra ausencia,
En el desamor de la seda,
Aflige el silencio de vuestra estima,
Así caigan las hojas de otoño,
Con vuestro recuerdo ya mártir,
En mi memoria.
Que la voz de los cielos
Sea generosa en dicha,
Que la llamada del alma
Nunca pierda su fe,
Que el calor de las venas,
Estreche nuevos futuros.
Y si brota un sauce en el horizonte,
Que de el surjan las perlas,
Que guardamos 
En el tesoro diamantino
De la mirada ancestral,
Mas allá de la niebla
De nuestra conciencia.

No hay comentarios: