lunes, 22 de septiembre de 2014

REDENCION


Tras una noche de copas tuve la suerte de quedar con una preciosa morena de ojos de dulce caramelo,  cabellos cortos  bien erizado, su espalda fuerte y firme me traía mas de una fantasía  cuando la miraba bailar y la tentación de rozar sus senos llenos me pudo en pleno baile… se dio cuenta y una mirada seca y firme me calló de arriba abajo, sonreí algo coqueta y tímida, pues en ese instante me sentía intimidada y atraída al mismo tiempo…

Su cuerpo de piel tostada apenas cubierto con un top oscuro y una mini falta bien ajustada a sus curvas,  para luego ser resaltado con un chaleco hasta las rodillas de redecilla blanco le daba un aire sensual y muy llamativo…. Las luces resaltaban la redecilla en la oscuridad y su sonrisa…

Las miradas intensas, provocadoras  fueron nuestra tu a tu toda la noche, algún roce, de ven en cuando, hasta que cerraron y allí solas a la puerta mientras el resto se despedía o cambiaban de escenario, el primer beso exclamó en la noche, con mil fuegos artificiales sobre nuestra piel, hasta que el esfuerzo de separarnos para pensar fue incluso doloroso.

Subimos a su coche y su risa obtuvo toda mi atención durante el trayecto, su acento latino aterciopelado me arrancaba el aliento con cada silaba….

Mucho debí tomar entre bailes y miradas insinuantes, ya que no recuerdo  nada mas de entonces, despertando sin sostén  y sujeta por unas esposas a una barra de madera en la pared, de un dormitorio de ensueño, que irradia erotismo y sensualidad como un mantra que atrapaba los sentidos.

Un sonido atrae mi atención a la puerta que se abre frente a mi,  por ella entra ese demonio envuelta sensualmente en cuero rojo, acariciando algunos muebles con sus andares felinos, su mirada intensa en mi y sus manos rozando un escaparate bien presentado de plumas y frascos.

Se detiene a unos cinco pasos de mi persona, pasando sus manos por el cuero de sus piernas, luego alza una hacia su boca y se muerte el dedo índice antes de volverse y retirarse de mi incitándome más y a la vez desesperándome ese alejamiento… estoy entre el cielo y el infierno.

Toma una de las plumas con su mano derecha sonriendo,  con la otra un pequeño atizador de tiras de piel, empiezo a temblar ante las mil ideas que me vienen a la mente con sus intenciones, dudo entre temerla o seguir excitada….

Una vez  frente a mi, introduce el atizador del tamaño de su mano, en su cintura, lo mantiene a mi vista cerca de su seno izquierdo cubierto ligeramente por una tira de cuero que le cruza el torso, manteniéndolos erguidos y mas apetecibles. La pluma comienza a recorrer mi cuerpo y tras ella en ciertos puntos su aliento con algún ligero roce de sus labios, recorriendo mi piel cremosa que ahora arde con su cercanía y se estremece con sus roces.

Disfruto así por largo tiempo hasta que llega a mi ombligo e impulsivamente alzo mis caderas en su busca, su mano me detiene bruscamente y me empuja a mi posición inicial, ahora no hay calidez en sus movimientos, sus ojos demuestran fiereza antes de volverse de nuevo y dejarme admirando su espalda  hasta llegar a su cama, desde dónde me observa en silencio, mientras dibuja por su torso círculos con la pluma.

La frustración comienza a tomar forma en mí con tanta excitación insatisfecha, siento que ella disfruta con mi malestar y una rabia empieza a subir por mi garganta con un abrupto gruñido.

Ella sonríe satisfecha, se acerca con calma de nuevo a mi, y me agarra de las caderas, sus manos hábiles comienzan a desabrochar mis vaqueros sin dejar de mirarme a los ojos hipnotizándome de nuevo, robándome el aire y la cordura con cada segundo, casi sin darme cuenta me va bajando los pantalones a la vez que ella desciende  abriendo sus piernas en forma de V, me libera un tobillo y me termina de quitar un camal, vuelve a sujetarlo con un ligero beso al tobillo, repite el acto con el otro y yo ni intento escapar, solo deseo que me toque.

Alza su rostro de cara al mío desde abajo, pudiendo ver mi cuerpo totalmente desnudo y mi sexo palpitante a unos centímetros de su rostro, sin volver a ponerse erguida me atiza por sorpresa en la pantorrilla con el instrumento de piel, sobresaltándome, me escuece pero luego su boca cubre el mismo punto con besos y una nueva sensación toma forma en mi cuerpo, ardor y placer de una sola vez…

Este ritual se repite mientras sube por mi lado derecho hasta llegar a mi cuello, donde termina devorándome la boca pasionalmente, mientras me deshago en temblores y mi sexo humedece mis muslos como nunca pensé que pudiera pasar.

Con voz ronca, solo alcanzo a decir, “deseo más”.

 Mi cuerpo lucha entre el placer y la liberación una y otra vez, bajo la caricia firme y controlada de ese pecado moreno, que me prende con una sola mirada.





No hay comentarios: