Que sería de ti sin ese optimismo que te levanta de tantos tropiezos… no importa la tormenta, tú sigues adelante, el miedo no te impide en pensar en continuar avanzando, no eres indestructible y eres consciente de ello, pero reconoces que una negación es imponerte un límite, lo cual detestas desde el fondo de tu alma, no va con tu naturaleza.
Te llamarán pendeja, pero bien sabes que luego acuden a ti en momentos de necesidad. Te ven sufrir y luchar, no les provoca pena, prefieren lanzar piedras y ver si las esquivas, con el tiempo tú construyes tu casa de esas piedras, levantas tu hogar sobre las penurias y sientes un orgullo de vencedora. Cuando uno crece todos acuden en busca beneficios, de ayuda o apoyo, ahí es cuando se ve quién pecó de pendejos.
Te miraban con lástima y en secreto te envidian, así no se comprenda muchos necesitan esa voluntad con la que tus luchas y la ansían, pero no hacen el esfuerzo, en cambio, prefieren dar a entender están por encima, que están bien y tu mal, sin embargo, hay fachadas que esconden esos vacíos que son sus vidas y espíritus.
Nada viene a derechas, ríete de la ironía, pues con un poquito de esfuerzo, fe y voluntad todo termina bien o como mínimo encaminado, tirar la toalla antes de tiempo es una estupidez, abandonar un ring antes del primer puñetazo solo muestra cobardía, de la cual careces gracias al Altísimo.
Si has de llorar, pues hazlo, ya te levantaras, ya gritaras levantando ese ánimo para volver a tu lucha, nada es fácil, pero las piedras caen y con el tiempo todo tiene una utilidad, nada te tiene que derrumbar si tú no quieres.
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