Son inhóspitas las tierras en las que una relación se forja,
ninguna tiene mayor sentido que las que ejercen lazos de sangre.
Tierras polvorientas, sedientas de atención y traicioneras, así
es tu alma así es tu vida, triste existencia que vi crecer en mi orgullo de ser
madre.
Son tus ojos los que temo, ascuas ardientes, fulgor del
odio, rencor y venganza, es tu tierra la
que dominas echando de ellas a quien se interne, no existen minas de afecto, no
existen vetas de lagrimas de arrepentimiento, simplemente el viento que arrecia
y devuelve el eco triste del rechazo a los corazones benevolentes que en su
buena fe a ti van, hasta vivir la traición de tus actos.
Colorado tierra salvaje, solitaria, seca y de cañones
profundos, así eres tu, de paisajes hermosos, orgullo de quienes te visitaron,
un reto para los avispados y a la vez, asesino de esperanzas bajo tu mirada colérica
y oscura de intereses profundos, nunca compartidos y que siempre extinguen las
llamas de quienes te rodean.
Ya ni una tormenta llega a tu sangre que devuelva mi fe, ya
ni una mirada que me recuerde el orgullo de madre, solo recuerdos amargos que
marcan con dolor tu perdida, vives y no eres, estas y la destrucción llega,
amarte es morir, así lo descubrí, sufriré y maldeciré el nada poder hacer, eres
siervo del a oscuridad que en ti crece y yo tu enemiga soy, por odiar esa
oscuridad que te domina.
Moriré un día, ese día ni te importara, pereceré sabiendo
que te tuve y te perdí, sabiendo que nada fui, reconociendo que perdí mi batalla
por ti.
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