Bajo la tenue caricia de sus manos mi cuerpo se consumía en
el mas dulce placer que jamás hubiera pensado, ésa mujer de una madurez
exquisita, me adulaba con la mirada mientras sus manos conquistaban mi piel ya
sumergida en la pasión venusiana, mas allá del séptimo cielo, me derretía en
sus manos, no importaba cuantas mujeres hubiera conocido ella tenia ese poder
sobre mi, me poseía de cuerpo y alma con su primer roce, hasta sucumbir en
temblores y gemidos bajo su cuerpo, era dulce y experta, algo único, con su
sonrisa seducía y con sus manos poseía incluso el rincón mas oculto de mí ser…
la adoraba, con cada célula de mi ser, necesitándola con una locura
insospechada, la anhelaba en sus ausencias, a su llegada me sumergía en sus besos hasta perder el
sentido.
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