Me cansé de esperar a que ella me mirara, me negué a seguir
mirándola como boba, ésa mañana en los baños no dudé, me volví hacia ella, a
ese rostro de princesa, enmarcado en un maquillaje perfecto, casi inexpresivo y
la besé, puse en la presión de mis labios toda mi voluntad de mujer, esa pasión
que en mi arde como un fuego desbocado y lo deje fluir; ella en un principio
asustada… un ligero grito escapo de sus labios para luego de ellos emerger un
gemido satisfecho, ahí estaba mi respuesta y sin mas la abrace, permitiéndome
el placer de estrecharla con fuerza contra mi, sintiéndola temblar y sin
preaviso me empujo a la pared, sus manos se lanzaron ansiosas a mis senos
provocando un placer que me arrebataba el aliento y a su vez mi cuerpo pedía
más de esa mujer de ojos chocolate, que fieramente me consumía bajo el fuego de
Hestia, besándola sin compasión la poseí…
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