LXXVI
Bajo las lágrimas
Correrán ríos de
desconsuelo,
Bajo su caricia
Apaciguará el dolor
lacerante,
A su caída implorará
Al olvido,
A su roce apagará
Los fuegos del
pasado.
La llama de la pasión,
Marco senderos
En el corazón,
La llama del amor
Abrió las puertas
De la ensoñación,
Las palabras de emoción
De ilusión embriago
A un alma solitaria,
Que a su llegada
resplandeció
Fascinada con los
fuegos artificiales.
Son las aguas de la
tristeza,
La que borrará
senderos
Ya marchitos,
Son las lágrimas
mártires
Las que cierren la
luz ferviente
De sueños y
esperanzas,
Es el silencio amargo
El pilar al que se
abrazan las sombras,
Aquellas que cubren
un alma moribunda,
Sin fuerzas ni
esperanzas
En las que depositar
la fe infinita.
Fuego que arde bajo
la lluvia apaciguadora,
Llama fogosa que se
consume bajo las aguas
Del anhelo,
Luz titilante que cae
bajo un cielo tormentoso,
Nunca alces la
espalda del odio,
Tras volar con las
alas del amor,
Si cortas su impulso
al vació caes sin control,
Si la espada te ciega
de rencor,
El sol no brillara en
tu interior,
Si la luz muere a la
sombra de la nada,
El vacío será la
morada de tu futuro,
Guiada por la lanza
sin destino.
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