Las estrellas guardan en su seno muchas historias ya perdidas en los tiempos y las memorias de la humanidad, pocas todavía se recuerdan como meras leyendas, pero en su seno son ellas las guardianas de esa sabiduría, es en su esencia las guías a la culminación del cosmos, el camino a la segunda esencia portadora de la paz interior y la unión con la corriente divina, la llamada estelar entre los entes bendecidos con el don de la magia. Erradicados de la vida común a una mera distracción de la vida cotidiana.
Ciertamente es inusitado ya en estos tiempos, la humanidad
busca el saber de lo que nos rodea y no comprende el gran poder que mueve
nuestra existencia, pero entre ellos a la sombra de su multitud se mantienen
ocultos seres bendecidos con una capacidad superior de comprensión y avance ya
olvidados.
No persiguen metas de poder excepto la superación de uno mismo, su existencia llega a ser vaga a la espera de que nazca aquel ser que complemente su existencia, que llene el vacío de su voz e ilumine su mirada al cielo, no se aparean por procrear, su unión va ligada a un único deseo el de la felicidad completa en un mundo solitario que no tiene nada que les otorgue un hogar, es un lugar vacuo el mundo si se nace con una vida ilimitada hasta que la corriente de la magia le niegue su fluidez, ese día la tormenta caerá y los truenos proclamaran la caída de un ser de gran magnificencia y su esencia formara parte de ese mundo que cae en manos de la humanidad renovando su existencia que sucumbe tristemente a la ignorancia y avaricia sin generosidad del alma a la madre tierra. El polvo al polvo y la vida a la vida, todo es un circulo que renueva la existencia.
Una noche las estrellas se postraron ante un nuevo ser, cuyo
nacimiento fue esperado con miedo y reverencia, ya que en su mano el futuro era
la duda, su halo divino creo envidias ante sus iguales, su inocencia risa ante
las amargadas que seguían solas bajo la sombra de la humanidad, pero en su discriminación
y temor, jamás miraron que ese ser crecería solo, andaría entre todos y no ocuparía
un lugar entre ninguno, muchos seres humanos alcanzaron un lugar privilegiado
entre los bendecidos, pues al amanecer una lagrima de perdida en uno de ellos
despertaba en ese ser elegido por la misma existencia el don de las corrientes
ocultas a la humanidad, unos talentos que los mismos ambicionaban pero no eran
dignos de alcanzar su magnitud excepto unos elegidos por la dicha.
El crecimiento interior se ha de bendecid con la guía de un
alma samaritana, y la recién nacida fue digna del privilegio de ser acunada por
el aliento de las estrellas, por sus palabras consoladoras y su gran sabiduría,
en ellas bebió el conocimiento y la comprensión del infortunio, hasta que nada
tuvo que reprochar y guió sus inquietudes a lugares mas desfavorecidos
aprendiendo la superación y la constante lucha contra la adversidad, creció
interiormente sin ser parte de nada y siendo ella misma.
El ser divino no recibió la dichosa unión, fue temido, fue
ignorado, ambicionado, pero ella nunca espero nada, solo admiro a la madre
naturaleza, renovó sus fuerzas, admiró la caída del sol en cada anochecer, un
sol que ya llegaba al cenit de su existencia, todos los bendecidos lo sabían,
las estrellas su conocimiento entregaron, nadie aspiro a la esperanza ni a la
fe, simplemente acariciaron las cenizas finales de la existencia a la espera.
Bajo el halo divino ella siempre puso su mirada sobre una
joven que con amor siempre daba alivio, paz y fe a quienes la rodeaban, afortunada
en un alma impía de maldad, distinta entre sus congéneres no le importó verse
sola, siempre regaló su mejor sonrisa, no le pesó vivir sola viendo en ella un
reflejo de si misma. La divinidad descubrió un día que si tenia los lazos de
dicha, no comprendía como, pues nunca declaró su interés ni a los vientos
susurradores de secretos, pero así comprendió un día que la dicha llega sin
saberse y te regala el don de hacer feliz a ese ser preciado, la unión no se
consumió pues al querer llegar a su lado descubrió que su vida se había
extinguido en su ausencia y tardanza. La soledad la traiciono, consumiéndose en
la tristeza, un ser omnipotente, cuyo poder superaba a la vida, sin poder
devolverla, pero si renovar sus fuerzas en su misma corriente rejuveneciéndola….
Recordó cada paso que ella dio dando de
si lo mejor de si misma en su corta existencia, el como nunca desfalleció en su
lucha, como se repuso de las bofetadas del destino y las malas acciones ajenas,
el como no perdió jamás la sonrisa ni la fe.
En su interior seguía viviendo su alma, su recuerdo sus
luchas y con su fuerza se entregó a la última bocanada de la corriente eterna,
cerró los ojos a la vida, ignoró los latidos de los mortales, renovó sus
esperanzas en un hazaña que cambiaria el destino final, devolviendo la fe y la
esperanza a sus congéneres, ensalzando su ultimo suspiro de lucha hacia el bien
común.
Dejó que las cenizas de su ser impregnaran la tierra y su
esencia renaciera como en su primer nacimiento, y su alma se alzó ante el sol y
se entregó al mismo abrumándolo de amor, devolviendo a la juventud al astro rey
que ya expiraba en un final estelar, las estrellas se postraron ante la entrega
silenciosa de la divina, nunca tuvo un lugar entre los suyos, nunca reconoció en su existencia la felicidad
perpetua y dio lo único que tenia, en tanta magnificencia que salvaría aquel
mundo por el que camino siglos solitariamente, para descubrir que su fin llegaría
para llenar el vacío de un amor perdido a un mundo moribundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario