TIARA
No pude reprimir el impulso de
cambiar de cama y recostarme a su lado, la deseaba con toda mi alma, tanto como
para solo conformarme con su contacto y compañía. Conversamos e incluso
suspiramos mientras observábamos los cambios de luz del sol conforme atardecía
y daba paso a las sombras…
Sus labios descansaban cerca de mi
rostro, sus ojos cerrados en esa paz que trasluce la calma me incitaban a
despertar sus inhibiciones, a que aflorara a mi contacto algo mas que la
comodidad, dudé de besarla, reprimí mis ansias al pensar el como me dolía el
cuerpo ese día, supuse que era de la misma impaciencia por levantarme y
moverme, pero estando a su lado, rozando su piel con la mía, ya nada era mejor
que tocarla, finalmente me dejé llevar.
Cada trozo de su piel se erizaba
al más mínimo contacto, su cuerpo se esforzaba en contener una corriente
palpitante que se resaltaba en sus
venas, mientras su respiración se agitaba y ahogaba en un inútil intento de
dominar las sensaciones, mientras a mi me inundaba un regocijo que exaltaba mis
sentidos y me animaban a explorar despacio provocando su descontrol,
disfrutando de su desesperación por sentir y por evitar que nadie nos
descubriera, era como proclamar en
silencio que es mía…
Seguí atacando sin descanso sus
sentidos hasta que mi cuerpo no resistió por mas estar en esa posición tan
incomoda, buscaba su calor y colocarme sobre ella, con dificultad lo conseguí y
disfrute de su tensión debajo de mí, deseé mas de ella y me centré en su
cuello, deseaba que me suplicara, que se me entregara no solo me deseara o
cediera. Alzo mi rostro sobre el suyo, buscando respuestas de si debo irme o si
ella me acepta libremente y sus mano toma mi rostro para besarme
apasionadamente, regalándome la mejor respuesta para luego ser renovada alzando
sus caderas y del impulso casi expulsada de su cama, ella impide mi caída y me
abraza, su fuego se libera con desesperación y sus labios buscan con prisa mis
senos….
Intento liberarme y equilibrar las
cosas, pero algo me dice que ahora yo estoy a su merced.
En un arrebato al intentar llegar a mis senos tras pasear
sus labios por mi cuello y descender hasta donde pudo, se arrancó a tirones el
collarín, una risa ahogada se me atraganto en la garganta con solo ver sus ojos
fieros y de mirada nublada por el deseo, no había medias tintas, su brazo firme
a mi espalda me mantenía sujeta, yo braceaba desesperada presa de sus ansias y
las mías, el roce de sus labios ávidos me incitó a dejarle espacio a su exploración,
me entregué sumisa a la espera, ella no tardó en volcar mi pesa al hueco de la
cama que quedaba libre, el camisón me lo
sacó a tirones frenéticos, mientras no daba tregua a mi cuerpo con su boca,
consiguiendo que gimiera y realizara bocanadas en un intentote coger aire y que
este me ayudara, pero las bocanadas fueron sustituidas por la risa, ella se encogía
como un cachorro sujeta a mi, sus ojos se centraron en mi rostro, su
desconcierto y desorientación fue suficiente para devolverme la iniciativa, y
la tomé directamente de su sexo, el pantalón se me resistió pero seguí hasta su
vulva hinchada y ardiendo de necesidad, estaba a punto y si me centraba en
retrasarlo solo provocaría que ella corriera sin mi, antes sentía la necesidad
de hacerla mía, de tomarla y apropiarme de su cuerpo hasta lo más recóndito,
marcarla al fuego del deseo. Enredé mi pierna derecha con su izquierda para
sujetarla a mi, mientras me medio colocaba sobre ella, estiré de su pierna
colocando la pierna en medio de sus muslos, la bese y jugué con su lengua, con
sus sentidos, centrándolos en el ritmo que yo le iba marcando, mi mano en el
calor de su cuerpo y mi lengua con la suya y
su cuerpo me respondía cada vez más exacto y a la vez desprovisto de
cohibición, sus caderas se abalanzaban contra mí y se abría en una plegaria
silenciosa, la penetré firmemente, y todos sus sentidos se lanzaron a un único
impulso, se agarro como si su alma dependiera de ello de mi espalda, su cuerpo
se tenso en temblores, un gemido lamentoso casi ahogado fluyó de sus labios
cerrados con fuerza.
Esperé pacientemente, mis dedos estaban presos de su cuerpo
bajo la presión de la contracción que ella sufría por el dolor, y una dulzura
me recorría por dentro, tanto que unas lagrimas amenazaban con desprenderse, su
inspiraciones ya no eran tan rápidas, conforme pasaban los minutos la presión cedía
y su cuerpo salía choque entre dolor y placer, su rostro semi oculto se alzó
ligeramente y pude apreciar las lágrimas que derramó tras la impresión, me
compadecí de que lo hubiera sufrido de un modo tan duro, le susurre con
ternura, calmándola, consolándola, deseando aliviar ese dolor y hacerle olvidar
ese mal trago temporal. Ella debió abrir los ojos por que durante un instante
su respiración cambio a la vez que miraba mis senos, luego su mirada ascendió,
y apenas llegaron a mis ojos supe que tenia que animar más su cuerpo, pues de
pronto humedeció mucho y la presión cambió al perceptible latido de la
excitación, con suavidad fui acoplando el ritmo de mis dedos al latido, percibí
temor en su mirada, le sonreí dulcemente y la besé en un suave roce, sus
caderas respondieron poco a poco, buscando el placer que le descubría, su
espalda es echo hacia atrás, levantando más sus caderas y empujándolas contra
mi cuerpo y mi mano, lo buscaba, lo necesitaba y su instinto la guiaba
fielmente al clímax, no aguante más, uní mi sexo al suya, buscando apaciguar y
colmarla, sus manos cambiaron de iniciativa apenas sintió el calor de mi piel húmeda
contra el suyo, dos hornos a punto de estallar.
Su cuerpo totalmente expuesto y abierto a mi, el mío
entregado al suyo y no fue suficiente para ella pues su determinación por
poseerme fue admirable, acarició y palpó hasta que presionó y no pude ocultar
en que punto me tenia, sus manos se movieron con frenesí resbalando, mientras
le di mas a ella, centrándome en no perderla, ella por instinto me penetro con
fiereza, tanto la necesitaba que no pude paliar el orgasmo, gruñí me agité y
luché por llevarla tan alto como yo me sentía en sus manos, y me devolvió el
mismo placer en su cuerpo que yo sentía en el mío, era mía, estaba satisfecha y
disfrutaba viendo como su cuerpo cedía a un clímax completo… no fue fiero pero
si percibí que toda ella se deshacía como un flan y me retiré observándola y
queriendo llenarla de besos y caricias, pero no tenia tantas fuerzas, con todo
me sentía tan liviana así a su lado que era el paraíso, y así me perdía en su
mirada extasiada y feliz.
El agotamiento me vencía por momentos, mi mirada se centró
en algo sobre la mesa y un pensamiento fugaz atravesó mi conciencia, su primera
vez y la primera marca virginal, tenia que refrescar su sexo a la vez que
asearlo y evitar dejar pruebas a extraños de lo que acabamos de compartir,
seria demasiado vergonzoso. Pude alcanzar el paño que usaban para acicalarla u
asearla, evitando así que se moviera de la cama, intenté llegar con el paño húmedo
pero ella no me permitía cumplir con el gesto, finalmente tuve que pedírselo, haciéndole
notar la situación…
-
Serena, abre las
piernas cariño, he de hacer algo y no dejar pruebas de lo que hemos compartido,
sobretodo lo que has sangrado…
Su reacción fue de esperar con
sólo escuchar sangre, se sobresaltó y tuve que impedir que se moviera del
lugar, no fuera a impregnar otro punto con la sangre que alarmará a su madre,
finalmente con mi peso y mirándola con firmemente, la mantuve controlada hasta
que se calmó de la impresión, algo confusa me dejó ir pasando la bayeta y
realizar lo mejor posible la limpieza, su vulva seguía inflamada, coloque tras
humedecer el paño unos minutos, se agitó ligeramente pero me consintió seguir
así hasta que pude apreciar que nadie notaria nada.
Luego me centré en que se vistiera
y busqué restos en la sabana, la mancha podía ser llamativa, ella al estar de
pie tenia al alcance el alcohol, me vendría bien para rebajar y limpiar la
mancha, aun doliéndome el cuerpo me centré en hacerlo rápido, ella se movió
incomoda y me fijé en como bajaba su mano a su sexo, enseguida comprendí que ya
tenia las primeras impresiones de cómo su cuerpo acusaba su cambio de situación
sexual y el reciente ejercicio en ese punto, le tomé la mano a modo de consuelo
mirándola, su mirada se centró en la mía y se sonrojó, le repetí que se
tranquilizara a lo que recibí una mirada irónica y algo exagerada, si en algún
momento tuve ganas de reír ese era realmente excelente, pero la química dio
paso a un sentimiento mas envolvente y la abracé y besé recostándonos en la
cama, sobre las sabanas mojadas, hasta que un carraspeo a mi espalda me tensó
desagradablemente, por suerte acabamos de vestirnos y no estábamos desnudas.
Mi abuela intentaba mostrar una
pose severa y de reproche, pero a la vista estaba que le era casi imposible,
con algo de lardeo se acercó a ambas para que la mirásemos con atención,
primero se volvió a rodear la cama a por
el collarín, ahí le vi una sonrisa que intentaba contener, volvió le colocó el collarín
a Serena y sin soltar ni media palabra, ya me tiraba del brazo para devolverme
a mi cama… desde luego se estaba divirtiendo y más teniéndonos en la
incertidumbre de lo que nos pudiera soltar a continuación, cosa que yo diría
que se lo pensaba o mas bien disfrutaba primero de la situación.
-
No seáis tan descuidadas,
o ¿queréis que os manden un controlo psicológico?, aun ponen inconvenientes a
este tipo de relaciones o intentan controlar su procedencia, así que evitarme
mas disgustos quiero volver pronto, no retrasarlo más, eso significa que dios
mediante, mañana os darán el alta bajo vigilancia de Melissa, tener paciencia,
sólo os pido eso.
-
¿Mañana?
-
Sí.
-
Diana,¿estás segura?,
mi madre no nos ha comentado nada…
-
Por que yo lo acabo de
saber hace unos minutos y bueno vine casi corriendo…
Mi abuela se siguió mostrando
esquiva y misteriosa, ante todo percibía que disfruta y comencé a reconsiderar
sus últimas palabras y lo que estas llegaban a implicar e insinuar…
-
descansar las dos que
el viaje se os hará largo y tenéis que recuperar fuerzas.
-
Con todo lo que hemos
dormido… ¿aún más?
-
Serena, sé de que
hablo y muy bien lo que os digo.
Justo esa mirada que tanto temía
asomó de lleno a sus ojos y de manera directa a Serena, que no tardo en
comprender el énfasis de la misma.
-
no es posible, abuela…
-
suerte que era yo,
¿no?
Fue suficiente para ser absorbidas
por el bochorno y la incredulidad, era momento de plantearme una vivienda
aparte. Pude comprobar el como afecto a Serena la sinceridad de mi abuela, la alegría
del alta quedó traumatizada por la vergüenza que ahora la consumía, era como
ser traicionada por tu familia sin llegar a ser un acto en toda regla, solo una
casualidad, que ella consideraba afortunada, en si yo pienso que para ella y
puede que para mi también , hubiera sido mejor una desconocida a la que no
volver a ver, que a ella que este día y su presencia lo volvería como una
espina de incomodad… con todo no puedo dejar de pensar, ¿cuándo dejará de
complicarse todo?.
Mis pensamientos me tenían algo
ausente a la vez que razonaba los asuntos pendientes a Claustrom y el como llevaría
Edmundo los temas legales y la investigación exterior, pues si se consideraba
primero lo de la central de correos y luego lo del faro, me colocaba en un
punto de mira algo critico, puede que ser una testigo presencial y luego una
victima directa, daría a la investigación una situación sospechosa, debería
aplazar mis actividades y liderazgo recientes, también mantener a mi abuela
alejada de las mismas, si yo estaba bajo vigilancia mi familia cercana también,
espero que al llegar me pongan pronto al tanto y saber sobre que piedra me
sostengo.
Al cabo de un rato de estar
cuestionando decisiones futuras, posiciones y suposiciones de todo un poco, la
puerta se volvió abrir, entrando como una exhalación llegó Sam, sin mucho decoro
le pidió a mi abuela que saliera, mas bien que la dejara a ella pasar la noche
y que marchara, mi abuela nada conforme y tuve el privilegio de observar un
duelo de miradas y voluntades, desde luego el animo de Sam ponía de punta los
pelos, lo que estableció que mi abuela no era rival para ella esa noche, y un
cierto rencor se acomodo en ella al marchar siendo aplacada por una mujer mas
joven, esto implicaba futuras tensiones entre estas dos, lo malo es que yo lo
tomaba como un futuro problema.
Sam abrí su bolso y extrajo una
buena cantidad de tebeos de Mafalda y revistas, que Dios la bendijera por su
detalle, pues en verdad necesitaba distraerme si consideraba que estaba al
hospital y cargándome de preocupaciones en vez disfrutar de los momentos
compartidos con Serena, era como pensar que el mundo se volvía del revés.
Disfrutamos durante horas de la
lectura, saltándonos la hora de dormir establecida, Sam disfruto a ratos de
vernos como crías pasándonos los tebeos incluso comentando las escenas que nos divertían,
si lo pensaba era como estar al patio del recreo, finalmente el sueño le venció
a Serena, apagué la luz y dejé la lamparilla de emergencia como única luz ala
habitación, Sam no leía pero escuchaba música, la luna brillaba e iluminaba los
cabellos de Serena, su sueño cambiaba a
ratos de inquieto a apacible, bostecé mientras pensaba lo hermosa que se la veía
y me sorprendí al escuchar dos voces saludarse en el dormitorio, volví laminada
y mi sorpresa fue que Nat entró sin hacer el más mínimo ruido, como asesina
seria perfecta, muy pendiente debía estar uno para enterarse de cuando había
entrado. Sus susurros cambiaban constantemente de tono, sus gestos denotaban
más la discusión que se desarrollaba al pie de mi cama, Sam se puso en pie
dispuesta a marchar furibunda, pero Nat la sujetó contuvo, Sam se resistió un
par de minutos antes de ceder a la suplica de su chica, era como verla atrapada
ante sus emociones y la impaciencia por marchar, Nat comprendió de alguna
manera que a ella le faltaban las palabras y la abrazó con ternura, finalmente
pude notar como Sam se agitaba en un llanto silencioso, Nat la sujetaba con mas
fuerza contra si y le susurraba, hasta que la sentó a su lado y así seguían
cuando me dormí.
Apenas despertamos ya entraban las
enfermeras con la rutina de cada mañana, la consulta y la confirmación del alta
tras unas preguntas rutinarias, las ganas de marchar nos motivaron para
realizar una carrera más que divertida por ducharnos, las prisas ya eran lo de
menos, eso de estar al hospital no resultaba tan malo con los juegos
infantiles, a ella la animaban mucho lo cual me parecía muy divertido. Nat
disfrutaba viéndonos tan felices mientras se ocupaba de recoger, Sam ya no
estaba cuando nos despertamos por lo que supuse que debió marcharse en la noche
o antes de la hora de levantarse, conforme llegó mi abuela y rellenamos la
documentación de alta confirmando que aceptábamos la misma y estábamos
conformes.
Nuestra odisea final y que nos
hizo a las dos protestar fue el echo de salir con sillas de ruedas hasta la
entrada, ninguna queríamos usarlas, nos desesperábamos por pasear a nuestras
anchas, finalmente decimos muy poco conformes bajo la mirada de mi abuela y una
suplica silenciosas a los cielos que nos provocó incomodidad, era como verla de
pequeña pidiendo paciencia tras mis aventuras al campo llegando hasta las
orejas de mugre, se hizo tan habitual que ya entraba por detrás desde entonces
y directa a la bañera, el recuerdo de entonces me hizo sonreír, después de todo
no había perdido el animo como para seguir haciendo ese gesto tan familiar.
Al exterior Melissa con su hermana
nos esperaban, pude ver como Sam se despedía de algunas enfermeras a mi
espalda, excepto Sam que llevaba su propio vehículo subimos todas al de Nat, al
principio la madre de Serena se colocó al medio, pero acabó agobiada de ser
intermedio entre nuestras bromas y tonterías, que en un semáforo hizo moverse
al medio a Serena y ella se puso al otro extremo, así acabamos abrazadas
felizmente parte del camino.
El trayecto fue pesado para ella,
a ratos se agobiaba y su tensión era casi divertida pues se le notaba en todo
el cuerpo, incluso a veces resoplaba como pidiendo un descanso, que nunca
llegaba a pedir, eso si su madre siempre encontraba una excusa que exponía con
una sonrisa divertida y cómplice con su hermana, que enseguida se dirigía a un área
de descanso aludiendo otra razón de paso…
Antes de llegar a la zona portuaria
el aroma a sal nos avisaba de estar ya cerca, el rostro de ella se iluminó y
una cierta sonrisa ilusionada se le plasmó al rostro, yo en cambio contemplaba
los cambios de paisajes, a veces pensaba en algunos como lienzos campestres que
contemple en alguna exposición años atrás, cuando mi abuela se empeñó en ir a
visitar algunas de amistades de la escuela que marcharon de la isla y una
bastante buena y hermosa que fue compañera de universidad, en realidad me
sorprendió lo joven que parecía en comparación a mi abuela, lo cual a ella la
acomplejó un tiempo, esa época era mejor no tacar el tema de la edad o las
cremas faciales.
Una vez en el puerto, disfrute de
una escena divertida con el capitán del ferry en que ya trataba a todas como
conocidas de toda la vida, yo en cambio tuve otro tipo de sorpresa, uno de los
encargados de la oficina de correos primo segundo de Sofía me llamó la atención
para que me acercara, así lo hice y se interesó muy cordialmente por mi salud,
luego me hizo entrega de varias cartas y un sobre algo mayor con mi nombre y me
guiñó el ojo cómplicemente, no tendría que esperar a llegar para ponerme al
dia, puede que fuera mas que conveniente, le dije a mi abuela que iba a tomar
un café con mi compañero de este lado de la línea de correos, ella lo saludó
efusivamente se deshicieron en abrazos y se preguntaron por todos, yo hice
alusión de correo retenido por mi ausencia, pues una vez llegaba a la oficina
la correspondencia no se entregaba sin mi firma y registro de su llegada, así
que lo habían mantenido al almacén a la espera de mi vuelta o que implantaran
un sustituto a la oficina, cosa que dudaba si no se envió ninguna solicitud, el
hombre sonrió satisfecho y divertido por el rostro de mi abuela, ya que cuando
ella era mas joven no lo complicaban tanto, ambos reímos a su alusión y nos
alejamos dejándola con el resto.
El tramite no precisó mas que de
unos minutos, comprobé el correo en mano, algunos folletos informativos de la
central de correos estatal, algunos registros de llegada de correo salido de mi
oficina y el grande si fue toda una sorpresa, un informe detallado o su copia a
ser exactos, de la investigación llevada y clausurada aludiendo casualidades en
época de temporal, preguntas inconclusas, informe médicos de los fallecidos y
de las accidentadas, en este caso nosotras, dudosa amnesia, posible miedo traumático,
exposición del deterioro por el temporal del faro, entrevistan con los miembros
de la guardia del lugar y algunos allegados, datos de la herencia del medico,
incluso de la muerte de la hija del loco de la localidad, al menos así lo exponían
cuando lei el nombre de Estela… habían profundizado pero nada los llevó a una
conclusión concreta, lo cual era un alivio y alto que temer en un futuro.
En el testimonio de la empleada se
exponía concretamente la locura del medico y la agresividad del tal Jacobo y lo
bien que se llevaban ambos en su trato y planes, que expuso la chica antes de
que el pobre Edmundo pudiera pedirle cierta discreción, en él se exponía
nuestra orientación, lo cual los investigadores consideraron una broma del
destino y una chanza que usaron para justificar nuestra cómoda amnesia, el
gesto en si me hizo sonreír, a los responsables de la investigación no les
importaba ese tipo de detalles ni los consideraba relevantes ni un problema
medico. Puede que la cosa terminara mejor de lo pensado, finalmente las circunstancias
no les dieron para una razón concluyente para considerarlo un caso fuera de lo
corriente, si alegaban que el municipio precisaban de una subvención extra del
gobierno y la administración de infraestructuras para reparar ciertos edificios
para evitar mas accidentes.
“Accidentes”, sencillo y
plausible, la exposición y aclaración me devolvió la confianza y tranquilidad,
en el próximo mes enviarían la confirmación a nuestro municipio del cierre de
la investigación y la conclusión final de la misma.
El encargado de la oficina esperó
pacientemente antes de mostrarme algunos paquetes de dos museos que devolvían a
un anónimo contribuyente el préstamo de ciertas obras, ese anónimo resultaba
ser el hermano del párroco de Claustrom, un fotógrafo viajero que se casó años
atrás con una de las parroquianas de nuestra población, al que se le hizo
custodio de algunos lienzos para recolectar ciertos ingresos por su exposición
de manera anónima, algo de lo que no me informaron sea dicho de paso, se cedía
a la biblioteca para su futura exposición en la misma con derecho a comisión
por entrada a la sala que se acondicionaría en breve… ese breve me incomodó,
justo abrí el segundo sobre encontrando unos cheques cruzados a representación
de claustronm por una cantidad muy superior a cualquier expectativa, la sonrisa
se me escapó y juraría que el color de la cara también, pues Andrés corrió a
sostenerme, le pedí que guardara todo lo de los lienzos en caja fuerte hasta
que llegara Edmundo en mi nombre, el comprendió que no estaba dispuesta a
caminar con tanta responsabilidad encima y menos recién dada de alta, me
acompañó a una furgoneta con caja fuerte, se introdujo en su interior todo el
correo, los lienzos debidamente protegidos en sus embalajes, un gran numero de
paquetes para el pequeño comercio de la isla, finalmente quedó todo muy prieto
y ajustado, se le colocó un cierre con clave y me entregó la llave de la
cerradura y otra de la caja fuerte, su idea me alivió tanto que sentí sacarme
de encima un gran peso, tras eso me hizo subir de copiloto para llevar la
furgoneta al montacargas, a la parte delantera y vallada del ferry, allí me reuniría
con mi abuela y Serena.
En el ferry tras despedirme me
reuní con todas justo en el primer aviso o puede que el segundo, esperamos a la
salida juntas, mirando las aguas y los bancos de pesca que lucian y daban vida
a las aguas verde-azuladas, mientras disfrute de la ternura de cada una con su
pareja a la vez que daba arrumacos a Serena, ella resplandecía feliz y después
de un viaje tenso, al fin se la veía relajada de nuevo, más cansada al igual
que yo.
Al aviso de zarpar todas volvimos
a nuestros vehículos, más silenciosas cabe decir, Sam y Nat marcharon juntas
conversando sobre detalles de l familia de la primera, mi abuela y su pareja se
sentaron con nosotras al coche, ellas delante y nostras detrás, mas cómodas y
anchas, Serena enseguida se durmió, su madre buscó un libro en su bolsa de mano
y comenzó la lectura de una novela, mi abuela sintonizó una cadena de radio de música
romántica, yo en cambio con todo lo que tenia en la cabeza iba sobrada de
distracción o mejor decir quebraderos de cabeza, que en cierta manera me
animaban muchísimo, eso de sentirse útil y tener cosas pendientes a mi me
motivaba, si alguien lo dudaba soy digna nieta del vendaval de Claustrom, mi
abuela era capaz de poner en marcha a sus ordenes a un muerto y yo de no parar
si en lo que me implicaba me emocionaba y pensar que si había algo que me podía
mantener atada a la isla, cuando en un pasado solo ansiaba marcharme…
Pensé en nuestra casa y en el
estado que la encontraríamos tras la tormenta y sin puerta, en lo del ala de
arte y la biblioteca, en acondicionar la casa grande del medico como
consultorio, en complementar unas solicitudes de subvenciones urbanísticas para
el faro y otro del seguro y daños para la oficina, en la situación de Edmundo,
su hijo y la joven traumatizadada, finalmente en dónde vivir nosotras, mi
abuela ya tenia su casa pero no podíamos vivir todas enlatadas como sardinas,
pensando también en Sam y Nat, así estuve incluso ensoñando con futuros y fantasías,
también recordando nuestro primer encuentro, el como ambas compartimos ayer
caricias hasta hacer el amor, esto último me elevó el ego, ella se entregó a mi
en su primera vez, quizás llego a algo con la tal Adela pero era mía, ahí quedó
mi ensoñación pues el aviso de llegada para desembarque me sobresaltó y
despertó a Serena, sea dicho que no de muy buen humor, las cosas en aduanas se
demoraron algo, pues tuve que pedir a la guardia que el furgón no se abriría
hasta llegar ala central de correos bajo mi supervisión y los miembros del
consejo de dirección de la isla, evitamos imponer un alcalde, todos éramos
responsables de todo, nada se movía sin estar los consejeros al tanto, al menos
en lo referente asuntos administrativos que se refieran a todo cuanto haya que
alegar en las actas.
Los saludos acompañaron algo y los
buenos deseos albergó a todas las presentes, Serena aun con la cara de malestar
se mostró cordial, le notaba más ganas de salir de ahí corriendo que el de por
si sentirse cómoda o animada por el aprecio que demostraban los que sabían
quienes éramos.
Uno de los guardias se ocupó del
traslado de la furgoneta, en el último instante cambie de idea con respecto
llevar la furgoneta a la oficina y dejar allí todo sin vigilancia, lo que
portaba en su interior me volvía paranoica, así que preferí que fuera
trasladada al almacén oculto de la taberna, indiqué que la aparcaran frente a
la oficina y que estuviera a la vista de la taberna, que Edmundo se ocuparía
del resto con el consejo y el gerente de aduanas, el cual según me acaban de
informar se encontraba allí almorzando y avisando de nuestra llegada al ferry,
eso implicaba recibimiento que era mejor evitar.
Todos los detalles los realice a
espaldas del resto del grupo, se me antojó sorprenderlas y no agobiarlas más, todo
el camino tras pasar la valla lo hice sonriendo y feliz de estar de vuelta, el
aire del mar me abría el apetito, Melissa conducía ligera, en vez hacia el
centro fuimos directas a nuestra casa, allí obtuve la mayor de las sorpresas.
La casa ya no estaba empalizada, ahora el marco de la puerta no era de restos
carbonizados, alguien sustituyó la puerta original por una puerta nueva,
hermosamente tallada con ornamenta y un gozne que brillaba al roce del sol, en
el marco un sobre sujeto con los bordes de la puerta y el marco de la misma,
fuertemente pillado, en su interior una nota y las llaves, la nota simplemente
aseguraba ser un regalo de los vecinos a la vez de darnos la bienvenida, era
difícil no llorar de la emoción, aunque no me cayeran las lágrimas los ojos me escocían
y el pecho se me contraía de emoción, lo que me esperaba al entrar fue todavía
más impresionante, todas las puertas de la casa y la armariada de la cocina también
sustituidas y bellamente tallados, tropecé con la mecedora de mi abuela que no parecía
la misma, la habían lijado y tallado con esmero y una delicadeza que llegaba al
alma, recorrí abrumada la casa, la puerta del corral tenia la misma apariencia
pero con maderas nuevas y cerrada, subí las puertas de los dormitorios
cambiadas y al bajar me fijé en la escalera, la superficie de madera tampoco
era la misma, y la baranda brillaba y era suave al roce, muchas muescas de
cuando era niña ya no lucían demostrando el tiempo que pasé subiendo y bajando
por sus escalones o deslizándome por la misma baranda siendo cría, la casa era
luz a mis ojos, recuperaba su juventud con mas esplendor del que yo jamás había
contemplado.
Mi abuela que pasaba de estar riendo
a llorar de la emoción y yo atónita, a mi me faltaba el aliento y temía hablar
por si el hechizo se rompía, ella en cambio balbuceaba repitiendo que estaba
bien mientras de vez en cuando constataba en su voz el reflejo de sus recuerdos
y emociones, al decirme balbuceando que era igual a cuando se casó, igual como
la soñó y reprodujo su difunto marido, que volvía a su juventud y la ilusión de
descubrir la belleza y el cariño con que se realizó cada pieza, hasta ese
instante no supe lo que significaba esos muebles, mi abuelo trabajó en cada uno
de ellos y puso su alma y corazón para ella, así era como ella lo veía ahora,
igual que cuando el le mostró la casa sonriendo y feliz para vivir juntos, la h
historia se repetía de la mano de Melissa, un nuevo comienzo igual de hermoso.
La emoción me ahogaba y me lancé al teléfono a dar las gracias y arreglar un
agradecimiento igual de generoso y
afectivo, esto era mas de lo que nunca recibimos, jamás soñé con ver la casa
renovada, menos a mi abuela tan conmocionada y feliz, me dirigí al consejo,
esto no era mano de Sofía sin mas, pero si sospechaba que la decisión e impulso
era de ella, ignoraba quien sería el artista, que era un maestro seguro, pero
no recordaba tener a la población un carpintero que sobrepasar las habilidades
de carpintero constructor, tal como yo lo veía, este trabajo era soberbio y de
alguien que amaba la belleza y la madera.
El agotamiento nos vencía a todas,
las emociones nos superaban y eso que ellas ignoraban lo de los cuadros de
arte. Sofía al responderme no dejó de reír, se puso orgullosa con lo de la cena
y se empeñó en que todo correría de su cuenta, me negué y lo dejamos a medias,
ella corría con el gasto del alcohol y yo de los alimentos que se sirvieran a
los comensales. Se negó a decirme quien participó directamente, pero se rió con
ganas al notar mi frustración, sin embargo me distrajo preguntando por nuestra
salud a lo que le dije que si me hubieran avisado ahora no tendría a mi abuela
en histeria y a punto de darle un ataque al corazón, su respuesta simple y
llana, que yo era una exagerada y tenia razón, pero a mi también me recorría la
euforia y las ganas de enrabiarla y hacerla reír, los nervios me carcomían por
dentro así de simple, el consejo aceptó en reunirse conmigo y allí le vería yo
la cara y su infarto al saber las buenas nuevas, ya se consumía de curiosidad
tras decirle que le encomendaba la hurgona del correos a su almacén, intocable
hasta que yo fuera, aceptó mi palabra al saber que la carga estaba sellada y yo
era la única con llave y la clave para abrirla, yo disfruté escucharla gritar a
su hijo que tomará las llaves del guardia, y al encargado jefe que a su aviso
acudiera para comprobar la mercancía y cumplir con los tramites.
Me regodeé en silencio por no ser
la única sorprendida y que todos recibirían mañana su porción de la misma tarta. Las
miradas del resto se centraron en mí e intente ser todo lo escueta que pude.
-
Intentemos descansar
que creo que lo de la cena ya estaba listo para mañana y por la euforia de Sofía,
algo grande han preparado.
-
No puede ser cariño,
sabes que aquí hace mucho que no se celebra casi nada excepto en privado.
-
Pues el que volvamos
sanas y salvas, el perder el estigma del pasado, el no volver a revivir los
sucesos de la guerra para algunos y por ende que lo del medico no acabara peor,
es suficiente fiesta para ellos y en mi opinión para todos, nos vendría muy
bien y nos despejaría.
-
Es cierto Diana, hemos
tenido mas de lo que muchos podrían soportar, es hora de un respiro bien
merecido, tu nieta te sustituye, yo me ocupare debidamente de la salud y todos
nosotros, Sam ha resultado ser una excelente enfermera y me ayudará, Nat esta
cumpliendo su sueño de ser una guardiana en vez una recluida con cargas y
culpas, y tu ya es hora que lleves una
vida mas placentera, el primer paso es divertirse mañana con todos, bueno
Serena todavía no se que espera hacer de ahora en adelante aparte de su ámbito
personal.
-
Darme unos días y os
comenzaré a responder.
-
Cariño tienes algo en
mente, ¿verdad?
-
Esta noche hablaremos
a solas llevo dando vueltas a algo desde que salimos de aduanas.
-
Por eso te cambio el
animo y te relajaste.
-
Si.
Todo un cambio y una papeleta mas
para el bingo de los números pendientes, espero no encontrarme muchas apuestas
en contra, a ella se la percibía más relajada y centrada, yo pensaba pedirle
que ayudara o en el museo o en la biblioteca, incluso si quería a correos, se
notaba que moverse y mantener la mente activa la ayudaba a no agobiarse y no
recordar aquello que la inquietaba, como lo del faro.
Melissa decidió no estarse quieta,
se dirigió a la nevera para ver que había todavía en condiciones y apenas la
abrió la soltó dejando que se abriera por si sola, la misma estaba llena de
comida, dos fuentes de ensalada de patata, una de carne fresca, un estante
lleno de cervezas, lo cual me divirtió al ver los ojos como platos de Sam, a un
lado una garrafa mediana de vino…
Apenas iba la mitad del recuento
cuando escuché un ruido sordo al patio trasero, ya oscurecía y me inquieté de que
pudiera ser algún animal salvaje de un bosque cercano, donde algunos hombres de
la zona cazaban liebres, Nat se apresuró a coger un palo de madera astillado
que encontró a un rincón, lo alzó a modo de garrote ya avanzó como un gato,
silenciosa y ligera, antes de pensar en seguirla ella ya estaba a la puerta
trasera, el pasador no no estaba echado, otro ruido sordo, alguien se movía
detrás o algo, la puerta se abrió haciendo retroceder a Nat a la vez que alzaba
el palo para descargarlo, pero se detuvo en seco, a la puerta, alguien con un
rostro familiar lleno de serrín y cargando varios tablones se mantenía
paralizada por la amenazada de la tía de Serena, me costó reconocer a la mujer,
al final algo a disgusto supe quien era… la voz de mi novia me lo confirmó.
-
Adela, ¿Qué haces tu
aquí?
-
Hola a todas, si se no
es de mala educación saludar.
-
Hola (respuesta unísono
y muy poco motivada dado el desconcierto).
-
Calmaros, el
carpintero y yo somos los causantes de la remodelación, seguiré un par de días
por esta parte terminado de encajar y asegurándonos de que nada se vaya a
desmontar en dos días, después me ocuparé de otra parte y no os molestare.
-
¿tú?
-
¿Qué pasa?
-
Disculpad las dos,
pero aquí hay una laguna que mejor aclaro ahora, cariño Adela es artista con la
madera, sabia de ello pero no que realizara trabajos fuera de detalles, además
de que hasta que no la he visto aquí no me he acordado de su oficio.
-
¿la casa es obra tuya?
-
Se podría decir que
parte, Alfredo ha puesto mucho de su parte.
-
Deja eso y acércate un
momento a mi abuela, aun se tiene que recuperar de la impresión.
-
¿Se encuentra mal?
-
No, solo reviví el
pasado y disfruta de los recuerdos que le has devuelto.
-
No comprendo.
-
Acércate.
Así lo hizo sacudiéndose afuera
antes de entrar del todo, las maderas quedaron a un lado, no me asomé a mirar
que hacia, temía hacerlo, la esperé al lado de mi abuela que seguía cogida de
la mano de Sam, mientras Melissa cerraba de nuevo la nevera, atónita. Todas nos
sentamos alrededor del hogar de piedra, con una repisa de madera nueva, Adela
se colocó frente a mi abuela y se arrodilló a medias para colocarse a la altura
de mi abuela, mi abuela entre lagrimas le contó la historia de cada marco, los
tallados que ella había rejuvenecido en su memoria, el color halla que renacía
a la luz del sol, la alegría que perdió en los años pasados esa tarde volvía
lucir como el primer día que llegó aquí a vivir recién casada, le contó el por
que ha sido tan importante, a Adela le cayeron las lágrimas y la escucho en
silencio, la verdad todas nos manteníamos mudas escuchando la emotiva voz de mi
abuela que pasaba de un recuerdo a otro, de todo el amor que se puedo en esa
casa.
Cuando el silencio dejó en claro
que ella ya no podía seguir hablando, Adela comenzó a explicar el como vio los
restos de la puerta principal tras marchar todas al hospital, conversó con Sofía
y le contó que la casa hacia mucho que se mantenía en el recuerdo, también que
mucho había dado Diana y nunca quiso nada, su orgullo y tenacidad era
temerario, esas palabras textuales de Sofia nos hizo sonreír, ella dijo de
trabajar en una puerta de entrada para la casa, habló con el carpintero que acepto
compartir el taller y herramientas, no le servían y marchó a por las suyas
volviendo cargada, al llegar Sofía se había dedicado a buscar unas fotos
de cuando era joven Diana y posaba
risueña a la puerta y embarazada, se apreciaba claramente el estilo y los
tallados, por lo que le fue fácil reproducirlos, al entrar y pasar las manso
por las puertas aprecio los trabajos ya deteriorados y la carcoma que campaba a
sus anchas por todos lados, así que desmontó cada pieza, las sacó al exterior,
tomó medidas y fotos tras lijarlas para resaltar los dibujos, y no solo hizo la
principal sino el resto, la cocina pidió al carpintero que la montara pero las
puertas antes se las dejara al a sala, cada tarde se sentaba al patio trasero y
tallaba. Al terminar vinieron a ver el trabajo y le propusieron algo mas y eso
hacia hasta que entró y las encontró, sabia de que llegaban pero se le pasó la
hora sin darse cuenta.
Todas le agradecieron que así
fuera, yo todavía seguía recelosa por lo que compartieron ella y mi chica, mi
abuela le pidió de quedarse a cenar y se negó, ya la esperaba Sofía que no
paraba de soñar con otra renovación de la taberna y lo cual volvía loco al
hijo, se notaba que disfrutaba con la situación, también comentó que allí tenia
un cuarto y le gustaba de bajar a tomar cerveza con los parroquianos y sus
divertidas anécdotas de jóvenes de la mayoría protagonista mi abuela.
Finalmente se despidió y nos dejó asolas.
Yo volví a cerrar la puerta
trasera, pero no fui capaz, me quedé paralizada, el patio ya no era el mismo,
las cocheras tenían puertas, el suelo empolvado había sido sustituido por una
tarima, con varios pilares que sujetaban a medio montar una estructura que
asemejaba una cúpula, a un lado una mesa de trabajo a medio recoger, a mi
derecha al cuarto trastero, que aparecía vacío de trastos y lleno de tablones y
maderas de todo tipo, pude ver que era donde guardaba todo, al fondo vi latas
de barniz y otros productos, llamé a Nat la cual reaccionó igual que yo, me
sonrió y las dos recogimos juntas bajo la mirada del resto esperando que dijésemos
algo, una vez todo dentro, les dijimos que eran las puertas de un armario,
cerramos y conversamos de la cena y el hambre que teníamos, las distrajimos de
la idea de salir, aludiendo hierros calvos y maderas inútiles pro recoger, que
era mejor cuando ella acabara recoger y despejar todo, de paso no molestar con
todo el esfuerzo que había puesto la mujer a la casa, mi abuela asentía dándome
la razón ingenua de la sorpresa final de Sofía. La cena transcurrió en calma y
sin ganas de nada mas que terminar y dormir, Nat esperó a que mi abuela y la
doctora subieran, recogió la loza con Sam, buscó la linterna y guió a su pareja
a la parte trasera, yo hice igual con Serena, les tuvimos que tapar la boca por
las exclamaciones de asombro y explicamos que lo verían terminado, en esta casa
compartirían ellas su nueva vida juntas, comprendieron y aceptaron ser cómplices
mientras se terminaba.
Excepto Serena que se recostó a
uno de los sillones frente a la ventana abierta el resto salió afuera con
cervezas a disfrutar de la noche, mi abuela y su pareja al piso de arriba, la
ducha daba señales de aún estar levantadas, yo me acomodé al brazo del sillón
en donde ella se sentó, pasamos mucho rato en silencio hasta que alguien puso
en marcha un antiguo transistor y una melodía fluía por la casa dando algo mas
de felicidad a la casa. La observe un rato a oscuras, dejamos todo apagado tras
la cena evitando así los mosquitos, mis dedos paseaban por sus cabellos
mientras la luz de la luna acariciaba partes de su piel e iluminaba un lado de
su rostro y el otro quedaba a la sombra, de alguna manera la escena se me hacia
romántica, su voz casco el silencio en el que las dos nos envolvimos, fuera las
risas de sus tías, arriba el transistor y el agua correr, y para mí la melodía
de su voz a la luz de la luna.
-
Tiara, nunca fui
alguien muy dado a los ambientes abiertos y sociables. Siempre he sido mas
introvertida, disfrutando de la tranquilidad antes que de una noche de fiesta
alocada, un libro muchas noches ha sido mi mejor compañía, desde que llegué y
me planteé algo en lo que esforzarme y dar mi tiempo, sólo hallé algo que me
gustara de verdad, la Biblioteca, se de lecturas, de historia, me gusta pasear
por los pasillos y ver gente sumida en los mismos con libros. Es cierto que disfruto ayudando aunque sea
algo torpe, siempre pongo todo lo que puedo en aquello en lo que centró, no me
veo con mi madre o con mi tía haciendo ese tipo de trabajos que les impone
autoridad y disciplina al a vez que tratan a alguien, me gusta ayudar pero sin
estar analizando a la persona por la razón que sea.
-
Y dime algo Serena, ¿te
sientes cómoda entre el bullicio de gente o como hoy te agobias y te estresas?
-
Tanto se me ha notado
¿no?
-
Es bastante palpable
si se te conoce, por eso comprendo y entiendo el por que te gusta mas una
cripta de libros que un gran local de socio patas….
-
No te burles Tiara.
-
Vale no lo haré si me
apoyas en un proyecto secreto que mañana expondré a todos y también, si en
verdad deseas ser la nueva bibliotecaria tendrás que abordarlo.
-
Dime que no conlleva
grandes bailes.
-
No realmente, su
exposición y presentación publica si, su protección también, pero es tomarlo
como una boda, ya que acabaras casada como administradora de su institución
literaria.
-
No te pases… cuéntame
a que viene tanto misterio, desde que volví han sido todo misterios, secretos,
y lo de….
-
Fuimos afortunadas,
nunca pensé que pudiera suceder algo así, que fuera real, pero simplemente hay espíritus
que dejan cargas pendientes y no van en paz hasta que salvan el asunto que los
retiene entre los vivos, ya no formamos parte de esos asuntos…
-
No estés tan segura
Tiara, mi hermano se ha sentado frente a nosotras y espera algo.
-
Bromeas, dime que no
tengo que pensar que mi casa es transito de mas locuras paranormales….
-
No, viene a
despedirse, a decirme algo calla que lo escuche.
Guardé silencio, recelosa de algún
ataque más como en el faro, no sucedió nada, una caricia al rostro dulce que me
estremeció, y luego algo me recorrió por dentro relajándome y provocando una
paz inmensa.
-
ya se fue, Tiara.
-
Para siempre.
-
Sí.
-
Era importante lo que
quería.
-
Para mi sí.
-
¿te sientes bien?
-
Mejor que nunca
cariño, marchemos para arriba antes que mi madre se acueste.
-
Les vas a estropear el
momento.
-
Lo dudo ella esta
mirando por la ventana esperando verle, me lo ha dicho.
-
Sigue en eso.
-
Si.
-
Vayamos, si esto se
alarga puede ser peor, creo yo.
-
Así es.
Llegamos al piso superior resintiéndonos
de nuestros cuerpos, el animo algo decaído pensando en Melissa y suspirando con
el echo de decir que los fantasmas o espíritus ya terminaron en nuestra vida,
aun di una plegaria interior por que así fuera. A la ventana apoyada en el alféizar
con un libro y con laminada en la nada, se encontraba su madre con los cabellos
húmedos, mi abuela en el baño abría el agua de la ducha dando el concierto
habitual de las cañerías, Serena se acercó a la cama y se sentó lo más cerca
posible, su madre enseguida bajó del borde y se acercó corriendo preguntando si
se sentía mal, ella sacudió la cabeza en negativa.
-
he venido ha hablar
contigo mama, lo he dejado pasar durante el tiempo que estuvimos ingresadas,
pero no quiero verte cada noche y día esperando algo que no llegará.
-
Cariño..
-
No me lo niegues, él
vino a despedirse, todo este tiempo estuvo a tu lado, esperando a que te
repusieras, a que te alejaras de nuestro padre, a que encontrarás la felicidad
y justo todo comenzaba a suceder y él se sentía agradecido de no verte padecer
toda la vida su muerte, pero padre enloqueció y todo la maldad que guardaba se
exteriorizó, el temió por nosotras siempre hasta que por accidente falleció;
según me cuenta se refugió en su odio y quiso arrastrarnos con él poco a poco,
y por esa razón se expuso a ti para salvarme, por eso consintió que yo y Estela
lucháramos contra el, dos corazones que amaban y podían enfrentarlo. Madre,
estuve muerta unos minutos, unida a otro espíritu padeciendo y rechazando el
odio de él. Ahora veo que pasare una vida viéndote a ti padeciendo por un hijo
que ya encontró su lugar al otro lado, él y estela caminan juntos a la otra
vida, has de dejar de esperar a un hijo que ya no está entre nosotros, que no
volverá, debes dejar su memoria en paz, caerás enferma de nuevo, no quiero
volver a los años tras su muerte, mama, tienes a Diana, te hace feliz, yo a
Tiara, la tía a Sam y él a Estela,
vuelve a tu vida y no al pasado por favor.
Su madre guardó silencio, su
rostro constataba el como le afectaba cada palabra de su hija, el como comprendía
el que debía renunciar a su amor de hija y aceptar que ya nada podría hacer
excepto desearle lo mejor y demostrarle que podía ser feliz sin esperar reunir
una familia que en el día de hoy se había multiplicado.
Tardó unos minutos en reaccionar y
abrazar a su hija, el tiempo que paso llorando y temblando en sus brazos me
emocionó y me uní al abrazo a su petición, al llegar mi abuela asi estuvimos un
rato en silencio, mi abuela preguntó que nos ocurría, madre e hija se miraban y
sonreían en la comprensión de que era algo entre las tres.
Al cabo de una hora nos despedimos
y marchamos a la cama, no permití que fuera a dormir ella sola, la guié en el
ultimo instante a mi dormitorio evitando que ella entrara en la puerta
contigua, ella se volvió tímida, era enternecedora, menos mal que estoy tan
cansada que solo quiero acostarme y abrazarme a ella y sentir que ya no se va a
alejar de mi lado. Sonriéndole me quite la ropa y me puse una de tirantes, me
senté en la cama y saqué de la mesita otra camiseta igual, ella se volvió de
espaldas y se quitó la ropa poniéndosela, yo no pude mas que disfrutar de su
pudor, de sus miradas fugaces vigilándome y luego volviéndose despacio se
acercó a apagar la luz, se lo permití bastante divertida, era como si asomara
un lado de ella que me enternecía y me asaltaban ganas de abrazarla y
protegerla, incluso de mi misma, la tomé de la mano tire de ella hasta mi, y
después me dejé caer en la cama con el clamor de mis costillas por el esfuerzo,
lo suficiente para que me tensara gimiendo y ella apartara rápidamente su peso
y encendiera la luz espantada, varias veces le tuve que repetir que estaba bien
y que la apagara, hasta que no me vio moverme en la cama y recostarme bien no me obedeció, luego con
cuidado bordeo la cama y se acostó a mi lado, se abrazó evitando apoyarse y en
silencio nos besamos, el agotamiento era patente en nuestros gestos, nos dimos
por vencidas y nos dormimos.
A la mañana, Nat entró en silencio
en mi dormitorio explicándome el como habían alejado a mi abuela y a Melissa de
la casa, todos aludieron querer saber de Diana y otros de ser atendidos por
Melissa, así marcharon temprano a la primera llamada, antes de salir le pasaron
un móvil de emergencias que usaba Nat para que así la tuvieran localizada, era
como un transistor que tenia señal ampliada a la radio de avisos en la isla,
Nat comunico de que lo llevaría su hermana y que cualquier necesidad medica o
que la esperaran para algo ahí podían avisarla, también de que la tendrían distraída
hasta la tarde, por lo que era algo que vendría de perlas. Luego tomé el teléfono
y llamé a Sofía y que avisara a Adela de que ya no estaría mi abuela y su pareja,
que si se las quería terminar de sorprender que la esperábamos para ayudarla,
pregunté por lo de la cena y me dijo que a la noche avisó ala mayoría y esa
mañana a los que no pudo, que para las 20h. todo listo, le dije que a las 17h estaríamos
con el encargado a su almacén, luego trasladaríamos algunos paquetes al comedor
para que estos fueran recogidos, una hora antes de lacena pensé en anunciar lo
de la exposición.
El día amenazaba con ser caluroso,
a la media hora Adela ya estaba en el patio cargando algunas maderas, seguimos
todo el día sus instrucciones, el
carpintero llegó una hora después y entre nosotras sosteniendo los soportes y
pilares y ellos acoplando y equilibrando cada pieza el trabajo marchó mucho más
ligero, lo peor todavía no había llegado, lijar el suelo una vez terminado el
techo, esa parte nos la encargaron a mí y a Serena, a Sam los pilares y Nat
junto con el carpintero el techo, Adela desapreció al cuarto y una hora mas
tarde asomó cubierta de serrín y con dos cubos de teca, ya deseaba terminar por
que el cuerpo no me aguantaba y como aviso al colocarme de pie me desplomé
sentada, Sam me ayudó a levantarme, le dio una voz a Serena para que lo dejara
y nos hizo ir arriba a ducharnos y descansar, nos repitió una docena de veces
que todavía nos encontrábamos convalecientes, al medio día apareció Edmundo
cargado e bolsas con sándwiches de todo tipo, se deshizo en abrazos y buenos
deseos, se incorporó a ayudar a termina de lijar la planicie, el polvo del
techo comenzó a caer como lluvia sobre todos, al rato Adela le pasó un cubo con
agua y un paño para que lo pasara por
todos lados a Nat, a la que Sam le repetía que se mojara la cabeza o pillaría
una insolación, Edmundo me comentó lo ocupada que tenían a mi abuela y la
doctora, se rió un rato de recordar la cara de ambas al ver la quemadura que se
hizo al caérsele la parrilla y que tuvieron que desinfectar por mas de una
hora, lo abroncaron por una mas mientras saludaban a los parroquianos, y
marcharon al cuartel por uno de los guardias que precisaba puntos, eso me
indicó que llegarían agotadas. Tras remojar y limpiar con el paño el techo y
dejarlo secar Nat descendió la escalera para comer con nosotras, un refresco de
limón fue la delicia de esa mañana, según nos explicaba Adela, quedaba limpiar
la parte de suelo y comenzar a dar teca a todo, comenzarían por el techo, todas
asentimos y las demás nos mandaron miradas de reproche, en pocas palabras nos
mandaban retirarnos, así que hablé con Edmundo para que nos llevara al almacén
y ocuparnos del furgón para ser devuelto sin mas demora, él asintiendo sonreía
con cara de bobo, lo observé y se le veía en una nube, diría que tendría mas
sorpresas.
Le lancé una mirada significativa
a Serena, ella recordó la conversación de la noche, así que silenciosamente subió
y se metió directa a la ducha, yo en
cambio me quede dudando de si tenia ya una toalla o debía ir a buscar una,
decidí buscar un par antes de entrar sin excusa alguna, al menos que si se
molestaba yo tuviera una razón, en un par de minutos ya traspasaba en silencio
la puerta para verla desnuda bajo el chorro de agua y el vapor que ya cubría
parte del baño, ahí me quedé petrificada, quizás si debí quedarme fuera, ahora
dudaba por razones diferentes…
La observé bajo el agua siendo
esta la delirante caricia que obtenía el don
de tocarla mientras yo me conformaba mirándola, me senté al inodoro,
siendo una espectadora silenciosa y secreta de su belleza. En el hospital
apenas pude admirar su piel, sus curvas descubiertas al gozo de mi mirada, deseé
retirar la mampara y sorprenderla, en cambio me contuve y continué apreciando
sus movimientos calmados y suaves recorrer con esa familiaridad cada recoveco,
en ocasiones mis instintos ávidos luchaban por dominarme y el arrebato aun
tentador se quedaba en lujuria contenida…
Cayendo por sus hombros sus
cabellos daban sendero a una corriente de agua que se sumergía en sus nalgas
para luego caer como lluvia a sus pies, observé como hundía sus dedos en sus
cabellos y los masajeaba dejando a la vista su cuello y el ángulo de sus
hombros acogiendo la posibilidad que acomodé en ellos mi rostro mientras la abrazo, disfrute como sus manos pasearon por sus
senos provocándome corrientes, como mostró caminos por su piel mientras se
untaba de gel, en sus piernas fibrosas y fuertes fueron la muestra de fantasear
con ella cogida con ellas a mis caderas de
pie contra la pared de la ducha, y mientras me decía, todo llegará…
Aprecié cada lunar, cada gesto
nervioso que ella realizaba bajo mi constante mirada, ella sabia que la
admiraba en silencio, continuo y disfruto de mi atención calmada y silenciosa,
pude percibir como su poder sensual se reafirmaba, como tomaba confianza,
comenzaba a renacer como mujer, sensual y decidida, sus ojos iban de vez en
cuando de mi rostro al lado oculto de la ducha, luego buscaba una nueva manera
de tocarse mientras yo seguía ahí pasiva a su cuerpo provocador, finalmente mi
respiración dio pruebas de su influencia, mi cuerpo temblaba cuando su mano se
escondió entre sus piernas, de espaldas, sin atreverse a que la viera
directamente, pero no me importó el deseo mismo se ocupo de que fuera un choque
tan contundente para sentirme en el poder de su excitación, seguí ávidamente
sus movimientos, la escuché y esperé sintiendo en mi la misma precipitación y
cuando ni ella ni yo lo pudimos soportar mas me levanté y la abracé, justo
cuando ambas nos deshicimos en temblores y nos sujetábamos placenteramente, sin
mirarnos, no nos hacia falta, nos sentíamos como una.
La arrastré fuera del plato de la
ducha y le coloqué sobre los hombros la toalla, ella temblaba y se sujetaba a
mí, la llevé hasta el mismo lugar desde dónde yo la observé, su mirada nublada
y satisfecha era un paraíso en sí, me retiré con suavidad y ante ella me fui
quitando prendas, lo hice sin prisa, asegurándome que sus ojos siguieran mis
movimientos, marcando la emoción y alterando el pulso de su cuerpo, ya no
estaba relajada ni mucho menos abotargada tras el orgasmo anterior, ahora sus
sentidos eran míos, yo tenia el poder de su libido y esta seguía ansiosa mis
gestos…..
Cada prenda que desprendía de mi
piel se la tiraba a los pies, y esperaba paciente su escrutinio, en su ansiedad
su lengua humedecía sus labios resecos y mientras sus cabellos desprendían
tenues gotas frente a su rostro humedeciendo más sus rodillas, sus ojos eran ciegos a las mismas,
oscurecidos mientras contemplaban mis hombros desnudos, excepto por los
tirantes del sostén, sus ojos se detenían en las copas del mismo, no pude
reprimir esa sensación de superioridad, bajé mis manos hasta la cintura y las
apoyé al borde del pantalón, introduje los dedos de una mano por su interior,
insinuando el gesto sus pupilas se dilataron de anticipación y su respiración
se retrajo, le costaba mantener la respiración, su mente iba cada vez mas lejos
y me gustaba. Con mucha lentitud fui desabrochando los botones hasta dejarlo
abierto, comencé a bajármelos y con la misma tranquilidad me volví de espaldas,
una vez llegaron éstos a las rodillas, me agaché sin doblar las rodillas
exponiendo mi trasero con la ropa interior puesta, y permitiendo entrever a su
presion mi sexo húmedo, me saqué el pantalón tras el calzado, me incorporé y
coloqué mi mano bajo la tela de mis braguitas, me volví con suma calma
mirandola, sin retirar la mano del lugar, y empujé con los pies mi ropa hasta
ella, se encogió temblando a la vez que cerró los ojos, al cabo de un minuto
recuperé su atención, retiré la mano de mi bello púdico, y subí ambas a mis
senos, mis pezones erectos eran la prueba clara de cómo estaba disfrutando del
juego.
Ella siguió cada uno de mis
gestos, si ella deliraba yo me sentía cada vez más poderosa, con todo no era inmune
a mi propia provocación, ardía y sudaba a causa de la corriente sexual que me recorría
y desesperaba, pero sabia que lo mas importante era mantener el control, nunca
me planteé jugar así y ahí me tenia a mí misma manejando un juego de seducción,
provocación y excitación silenciosa, controlando y sumergiéndome más en un
mundo que desconocía en parte, esa parte cada vez me gustaba mas y a su vez me
inspiraba albergando un poder…
El cierre se encontraba delante,
disfrute de cada segundo de tensión mientras lo desabroché, ella temblaba y yo
deseaba más, cuando lo dejé caer a mis pies la dejé delirar, quiso hablar, pero
no se lo permití, me agaché hasta la altura de sus ojos y la besé sin tocarla
con nada mas que mis labios, sus manos intentaron cogerme pero me retiré, sonreía
complacida y me volví hacia la ducha, entre en el plato y ahí me quite las
bragas, exponiendo a sus ojos mi bello púdico, abrí el agua y me dejé rociar y
templar por su frescura, luego fui aumentando la temperatura de la misma hasta
templarla y estar a gusto, ella se arropaba con la toalla y se encogía sentada
con los pies al torso, su posición se me hizo tierna, intentaba retirar la
mirada de mi cuerpo pero finalmente lo hacia de reojo, tomé el gel y me
acaricié con el mismo bajo la mirada hambrienta de ella, siguiendo mis gestos.
Descendí con mi mano derecha hacia mi entrepierna y la otra todavía recorría sugerente
mis senos, soñaba con cada una de las escenas que antes desee hacerle, sólo que
ahora era sobre mi misma, ella gimió, cerré los ojos un segundo intentando
soportar lo que venia, abrí los ojos para volver a centrarme en ella y la
encontré de pie ante mí con la mirada ardiendo, la respiración entrecortada, su
sumisión se había roto, retiró mi mano de abajo y me empujó contra la pared, me
acorraló alzándome las manos sobre la cabeza, su estado era casi agresivo, con
su boca me recorría el cuello, su rodilla se mantenía firme entre mis piernas
evitando que las cerrara y sin casi poder apoyarme, de alguna manera me dejó
indefensa y a su merced, con su mano izquierda, me mantuvo inmovilizada, los
brazos en algo con la otra me recorrió a su antojo, finalmente no podía escapar
es más la necesitaba urgentemente, se me debió notar pues con una sonrisa en
los labios acarició la cara interna de mis muslos invitadoramente, alce las
caderas tras su caricia, incluso abrí mas las piernas dando permiso a sus
caricias, sin dejar de mirarme a los ojos, ella me penetro, casi sin preaviso,
directamente y lo más profundo que pudo, y gemí como nunca lo hice, no por que
me hiciera daño, sino todo lo contrario, el placer que me dio en un solo gesto,
me desarmo y mi cuerpo se deshizo en convulsiones orgásmicas mientras yo gemía
intentando controlar un imposible, me hizo suya en segundos.
Una vez recuperé la conciencia vi
que ella me sostenía, todavía sujeta a la pared, me besó demostrando su
complacencia, tomó en sus manos el gel y en esta ocasión ella acaricio todo mi
cuerpo cubriéndolo de espuma, para terminar dejando que el agua nos rociara a
ambas y doblegar mi voluntad a besos, su fuego me superaba y a la vez me
demostraba que era mía, no comprendía como pero la euforia que me llenaba a
cada beso, para mi era vivir, mejor aun sentirme realmente viva.
Al cabo de unos minutos salimos
del agua, nos secamos la una a la otra, sin dejar de mirarnos, por un gesto,
una sonrisa, incluso cuando suspirábamos, recogimos todo y corrimos a mi
dormitorio, sus cosas estaban sobre mi cama, sospeché que Nat o Sam las
debieron subir esa mañana sin darme cuenta, con prisas y risas, nos vestimos y
acicalamos para no volver mas tarde, una vez terminamos y nos contemplamos solo
pude deleitarme con su belleza, estaba radiante, elegante a la vez que
sencilla, era pura belleza y mía.
Busqué algunas cosas como las
llaves antes de bajar, apenas llegamos al salón los encontramos a todos
disfrutando de unas cervezas, nos señalaron el patio trasero, nos asomamos, ya habían
terminado de darle la primera capa de teca, el olor era penetrante y más bajo
el sol abrasante, volvimos al interior, allí con la radio continuaban la
conversación mientras Adela explicaba que con un par de capas mas y luego una protección
estaría listo, mientras terminaría de tallar la mesa en la que trabajaba, una
mirada picara a su rostro me confirmo que en la mente tenia algo muy sugerente
y en especial que se estaba divirtiendo mucho con el trabajo, alguien más que
era feliz tuve que admitir.
Edmundo se sacudió la ropa y traspasó el umbral principal con las llaves
en mano, no hizo falta más para saber que ya nos marchábamos, Serena se
despidió de sus tias tras coger su bolso, yo me dediqué realizar un saludo con
la mano y salir, una vez fuera el todo terreno me sorprendió, mientras lo
admiraba y subía de copiloto, algo que me costo por la altura y el dolor que
todavía sentía, una cosa era moverse, otra pasarse de las limitaciones me dije;
él me contaba como se puso en contacto con un conocido y compañero militar y
éste le ofreció el mismo coche de segunda mano a modo de pago por un favor en
el pasado, se le notaba feliz y orgulloso del vehículo.
Durante gran parte del trayecto no
cesó de contarnos lo inquieto que era el pequeño y lo encariñado que estaba su
madre con él, también nos hablaba de la madre que se ocupó de la cocina bajo la
supervisión de su madre y aprendía rápido las costumbres de la misma, admitió
que su madre no asumía tener a alguien más a la cocina y menos tener que ir con
mas tiento con ciertas cosas, ella siempre se sintió libre de hacer y deshacer
a su antojo, no sentir que tuviera un topo como ella decía a la cocina.
-
todavía no has
formalizado nada con la muchacha, eso me hace pensar que has perdido facultades
Ed…
-
no te equivoques,
simplemente mi madre no acepta que pueda tener esposa, alejarme de aquí, no
acepta los cambios, al menos en su vida familiar, gracias a dios Adela la suele
calmar con suma facilidad y la hace reír mas a menudo.
-
Esa mujer otra vez, se
ha implicado mucho en mi ausencia por aquí, no comprendo como se ha ganado la
confianza y afecto de todos en tan poco tiempo.
-
Tiara, ¿tienes algo
contra esa Adela?, desde que yo la conocí siempre fue una mujer muy agradable y
atenta…
-
Exacto Serena, demasiado
agradable… y mas que atenta…..
-
Comprendo….
El silencio se tornó opresivo, abrí
la ventana y dejé que el aire me pegara en el rostro, no quería continuar
teniendo la imagen de ellas dos juntas, ni la idea de que ella estuvo antes que
yo o peor que pudiera quedar algo entre ambas….
Seguí sin decir nada, Edmundo me
comento que ya nos esperaban al almacén, yo asentí, intento saber que era tan
importante pero me negué a contarle, en ese instante mi buen animo se había
marchado por el retrete, aguanté estoicamente hasta bajar con el resto una vez
llegamos, tan ausente estaba que ni me di cuanta del trayecto o parte del
mismo, al llegar fui agasajada de abrazos por parte de Sofía que cargaba al
pequeño, me pregunté si sabia que era su nieto, o seguía con su afecto maternal
ignorante.
En cuanto el encargado de
Aduanas se reunió con nosotros, lo
acompañé a abrir el transporte oficial de correos, una vez abierto bajo la
inquietud de todos, sobre una mesa lista para dicha tarea, el encargado se ocupo
de revisar los paquetes comerciales, luego se retiraron a la habitación
continua al gran salón a la espera de ser entregados mas tarde.
Llegó el momento importante, sin
sacar los lienzos del transporte comprobó sus orígenes, abrió los ojos
sorprendidos y me volvió a mirar intrigado, luego comprobó su manufactura y el
registro de cada uno, aceptando su entrega como legal, pero no era lo único, pues abrí ante sus ojos
la caja fuerte y le hice entrega del sobre, comprobó de si hubiera genero
ilegal al no encontrar nada improcedente, dio por satisfecha su inspección, por
supuesto no debía leer la documentación, el buen hombre se marchó satisfecho despidiéndose
hasta la reunión, le devolví un saludo cordial, ahora debía arreglar el nuevo
proyecto, al menos saber como presentarlo.
Me volví hacia Edmundo y le mostré
la documentación, me estrecho una vez leyó que se me dejaba fuera de sospecha y
que al fin la investigación la daban por concluida.
Luego me retiré de su madre que reía
eufórica por las buenas nuevas…
-
esta sorpresa también
ha de ser para tu madre.
-
Mujer que te dejen
libre de sospecha es la mejor noticia que podíamos tener.
-
Creo que hubiera sido
mejor para tu madre saber que es abuela antes de nada, también que amas a la
madre de su nieto, a ver si así deja su desconfianza.
-
Ayudaría que tu dejases
de estar celosa de Adela, se lo ocurrido me lo contó ella mientras bebimos la
noche que pasasteis al faro.
-
Bendita intimidad o
falta de la misma.
-
Estoy de acuerdo.
-
Lee esto, es lo que
hay que anunciar esta tarde tras la cena al consejo y al pueblo.
El tomó
el sobre y leyó con calma, apartó la vista dos veces y volvió a leer cada vez
mas desconcertado, sorprendido y dudoso…
-
esto… ¿va en serio?
-
Si
-
Supe de las
exposiciones y demás hace un tiempo, pero nunca pensé que se recaudara tanto.
-
Toda una sorpresa lo
se, y por eso quiero guardarlo en secreto hasta después de la cena, y realizar
una conmemoración especial tal y como se merece.
-
Estoy de acuerdo.
-
Será mejor que nos
ocupemos de retirar los lienzos sin que se dañen, queden lejos del pequeño, mas
vale prevenir no me mires así, sino
recuerdo mal llevaste de cabeza a tu madre de crío y bien que se ha explayado
ella recordando, si se parece podemos estar seguros de lo mucho que va a dar
que reír, gritar y preocuparse…
-
Según mi madre yo era
un lindo niño que la quería mucho…
-
Si y un quebradero de
cabeza que siempre los tenía a la escuela para hablar con el señor profesor,
sino con el cura y finalmente trajo de cabeza a todas las mozas del pueblo
hasta que te alistaste.
-
Nada que aludir.
-
Vale, también tomar
nota sobre….. nada, solo explícame que hace esa mujer en mi casa, si entiendo
una gran alegría para mi abuela, pero en verdad, no se como pensasteis que lo vería
bien después….
-
Ya están los celos
ahí….
-
No puedo, de verdad.
-
Y crees que yo puedo
con la idea de que ella estuvo con otro mientras tuvo a mi hijo, mientras lo
crió, asúmelo y madura, que temes, mírala Tiara, se muere por acercarse a ti,
esta aquí a tu lado y no en la casa con la carpintera, tanto te cuesta ver que
te ama.
-
Ella marcho de mi
lado, si lo se, pero se entrego a sus brazos y ahora la otra esta aquí…
-
Y se marcho al revelar
la otra lo que tuvieron, no se quedo aquí a su lado demostrando que quería algo
con ella, huyo atormentada e insegura, la seguiste, lo que ocurrió allí es
aparte es algo que prefiero no pensar. Volvieron juntas y mira, no se separa de
ti, creo que dice mucho de ella, pero tu inseguridad, tu miedo dice mucho de lo
poco que confías en ella.
Y con esto se marcho dándome la
espalda, un hombre que es padre, que nunca se ha casado, que se ha mantenido
solo por amar a una mujer que no tenia a su lado, marchaba todo orgulloso y
seguro de quien era y que quería, en cambio yo seguía dudando de lo que no podía
cuestionar, simplemente por que solo deseaba que ella viniera a mi y aceptara
ser mi mujer, si una tontería tan pronto, pero en verdad era lo único que… no
era lo único, quería amarla y ella me amara a mi igual, quería hacerla feliz y
de igual manera a su lado, y queria un si quiero ante todos, deseaba completar
el circulo a su lado y llegar a vieja en su compañía.
Me volví a ella, sin saber que
decirle, mirándola y sin comprender como era tan idiota, ella estaba triste,
acabamos de compartir un acto increíble al baño y yo justo después la había
herido e entristecido por mis celos, los cuales no eran mas que un reflejo de
mis miedos e inseguridades. Odiaba que tuviera razón.
Debía cambiar esa actitud mía,
primero tenia que compensarla y demostrarle que si confiaba en ella, que veía
su amor y la amaba igual o mas de lo que era capaz de admitir, el problema es
que no sabia como, mirarla y verla así me hacia sentir impotente.
La observe en silencio, sintiéndome
rastrera y de la peor calaña, buscando alguna palabra que decirle que la
aliviara, pero sus lagrimas me desarmaban impidiéndome pensar con coherencia…
Algo la distrajo justo entonces y seguí
su mirada a ver que atraía su atención, Edmundo traía consigo a Maria, la
llevaba de la mano, luego con una mirada suya tuve un previo aviso de lo que
estaba dispuesto hacer allí mismo, lejos de todos a su manera y en la
intimidad, excepto pro nosotras dos, a lo que comprendí que era una lección de
valor y honestidad, ante todo de confianza en quienes él más quería… me acerqué
lo suficiente para ser testigo de su declaración… un gesto de ella me llamó la
atención, Maria escondía la mano a su espalda y bajaba la mirada…. Edmundo ya había
atado los cabos y redirigido su futuro por su cuenta, ahora tocaba las
confesiones.
-
mama, deja un rato a Edmundo con Tiara y Serena, me gustaría hablar
contigo de algunas cosas.
- ¿justo ahora?, hay que comenzar
con los platos calientes y rociar lo que en el horno se esta asando.
Edmundo la miro de esa manera suya
en la que demuestra ni tener paciencia ni estar de humor para algunas cosas.
-
de acuerdo tú dirás...
-
en el pasado viví un
tiempo fuera y conocí a alguien que lleno mi vida y me hizo muy feliz, tuve que
marchar por razones que no vienen al caso, la cuestión es que cuando volví no
la encontré.
-
Esto va de telenovela
hijo, si me vas a decir que esta muchacha es la misma y que el niño es mi nieto, muy ciega tendría que estar para no
darme cuenta. Ahora yo te pregunto que planes tienes al respecto, por que
espero que te hayas planteado no ser mas idiota de lo que ya has sido.
Edmundo boquiabierto, yo igual, la
escena se volvía más cómica viendo a Maria muy sonrojada y a Serena con el pequeño
en brazos riéndose.
-
lo sabias…
-
no soy idiota hijo,
solo cauta y muy paciente…
-
entonces no se como te
vendrá el resto, me he comprometido con Maria, ella ha aceptado casarse conmigo
mama.
-
Gracias a dios que
esta familia crece y en bendiciones….
Con eso tiro de la mano de Maria y
la estrujo en un fuerte abrazo con un sonoro beso a la mejilla, mas abochornada
no podía estar la joven, todavía no se la notaba confiada, pero con una mirada
a Ed ella brillaba feliz, las cosas iba muy bien entre esos dos pensé, no podía
decir lo mismo por mi lado.
Sofía agarró al pequeño para subir
corriendo a la cocina, pero le fue imposible ocultar las lágrimas de emoción,
con una sonrisa radiante le cantaba al pequeño mientras subía, el par de
tortolitos se prodigaban miradas de felicidad, era abrumador el amor y la
felicidad de ellos, una punzada de envidia me recorrió.
Ellos siguieron tras nuestras
felicitaciones y buenos deseos a Sofía, ambas nos miramos incomodas, calladas y
algo esquivas, por alguna razón que no llego a comprender me arrodillé ante
ella, sin atreverme a mirarla a los ojos, balbuceando su nombre, era ridículo
que hiciera algo asi y a la vez me salía del alma…
-
Serena, disculpa mi
desconfianza, en verdad no tengo perdón, me es difícil dominar los celos que
esa mujer me ocasiona, la intranquilidad que me da tenerla cerca, el temor que
ella quiera arrebatarte de mi lado me supera, soy idiota por no confiar más en
tus sentimientos que en mis temores, y por esa estupidez te hice daño, espero
que podamos arreglar mis faltas…
-
Creo que estamos en
paz Tiara, recuerda que yo me marché por no soportar que siguieras amando
todavía a Estela, no confié en lo que sentía, ni es ti, no te di el voto de la
duda, al menos tu no has cometido una estupidez tan grande como yo, si lo que
necesitas es mi perdón lo tienes.
Ella se arrodilló a mi lado y tomó mi rostro entre
sus manos, no me pude contener y la abrace con cierta desesperación, todo ese
rato temí que me dejara y no comprendiera que sentía, ahora comprendía lo
afortunada que era.
Tras algunos besos en los que
compensamos las lágrimas y tristezas sufridas, nos unimos al resto, Edmundo se
ocupo de trasladar los lienzos, yo de guardar a buen recaudo la documentación, subí
a una habitación con caja fuerte y usé la misma para guardar los papeles hasta
la ocasión.
La noche resulto esplendorosa,
durante la tarde no tuvimos casi tiempo de parar, las mesas se decoraron, el
pequeño no paraba y se convirtió en la constante causa de risas de Serena,
mientras Ed y Maria disfrutaban de la tarde sirviendo cerveza a los asiduos que
esperarían en nuestra compañía a que llegaran todos, una hora mas tarde de
nuestra llegada mi abuela y Mel se unieron, disfrutando de las felicitaciones
del compromiso de la pareja, hasta última hora no llegaron Nat y Sam con Adela,
todas vestían de lujo excepto la última, que seguía cubierta de serrín, pero
las sonrisas de las tres revelaban que el esfuerzo que habían realizado juntas,
valdría la pena.
El recibimiento fue dando paso a
los buenos deseos, al rato a las felicitaciones a la pareja y el nuevo miembro
de la comunidad, ninguna insinuó que Nat
y Sam también tenían planes de casarse, al terminar de picar y tomar unas
cervezas, el tiempo que transcurrió en asegurarme que todos habían llegado y
comenzar con mi sorpresa, Edmundo se unió a mis palabras, realizando un bonito dúo
de bromas y elogios, fuimos dando paso
al anuncio de la llegada de los lienzos, la muestra de los mismos y su
propiedad legal de esta comunidad sobre los mismos, los aplausos ensordecieron
nuestras voces, a lo que esperamos que la euforia cesara, cuando la alegría fue
pasando a un plano de satisfacción, mostré el sobre con la carta y el cheque, con
gran orgullo di la gran noticia y los futuros planes para con la biblioteca, también
que tal evento crearía una gran avenencia de turismo y seguidores del arte, los
gritos de sorpresa fueron muy comunes pero lo mas chocante fue la broma
general, “somos ricos”, si antes todos se sentían felices ahora la dicha era
mayor.
Entre abrazos y besos conseguimos
llegar al a mesa de los platos principales, Maria fue pidiendo que las primeras
mesas se acercaran con sus platos para servirles los asados listos para la
cena, mi abuela me esperaba en la segunda línea de mesas para abrazarme, su
rostro estaba surcado de lágrimas y emoción, los agradecimientos me llegaban de
aquí y de allí, la noche fue un cúmulo de sensaciones agradables. Una vez todos
satisfechos mi abuela y yo nos levantamos de nuestro sitio, nos dirigimos a
agradecer el esfuerzo por reparar nuestra casa
y sus reformas, sin embargo varios de los parroquianos nos hicieron
sentar y mantenernos así, mientras se apagaron las luces…
Una maquina de diapositivas se
puso en funcionamiento, con voz emocionada y apasionada, una Sofía tomaba la
palabra y de sus recuerdos llegaron historias y momentos cruciales del pasado y
presente, conmemorando los esfuerzos de mi abuela y sus atenciones, sus logros
para con todos, las buenas acciones tanto de mi abuela como de la doctora,
hasta justo ese instante, los aplausos recorrieron la sala y me di cuenta que
mas que ser ellos los sorprendidos y beneficiados éramos nosotras por su cariño
y bondad, la rotativa terminó con la foto mas reciente, el patio trasero de mi
casa terminado con una mesa centrar tallada y barnizada, los agradecimientos no
terminaban y los elogios a Adela fueron mas que bien merecidos.
Esa noche apreciamos un nuevo
comienzo, juntas y todas unidas en la gran familia que en un pasado no tuve y
el clan que éramos a Clautrom y no supe apreciar. A lo largo de las últimas
copas fui recibiendo a su vez noticias como que el faro seria restaurado y que
nuestra nueva artista le gustaba esto y quería asentarse al mismo, también se
hablaban de planes por todos lados, la euforia los estaba volviendo locos, no
solo a ellos pues Serena aprovechaba cada respiro para besarme y susurrarme
palabras dulces.