lunes, 9 de diciembre de 2024

TRINCHERAS

 

 

 

Tras tanto sufrimiento en nuestra tierra, en nuestro país y a nuestras almas, hemos de ver como se recrea la misma lucha de antaño, donde la sangre corrió por caminos y trincheras, en manos de déspotas, que gritaban por nuestro país, olvidando que el pueblo al que sacrificaban es el país por el que se daban golpes al pecho.

Existen trincheras hoy en día, como si un circo de pullas fuera, se reclaman, se desmienten, reiteran y muerden, a la bolsa de fondos y al enemigo, pues no es otro que un español con ideales diferentes, pasándose culpas, responsabilidades, reclamos que, a fin de cuentas, nada lleva a ningún lado, que, a lucha de poderes, de palabras e insinuaciones…

Un pueblo que sufre no merece les roben la dignidad, una ciudad que lucha no merece ver escándalos de sus dirigentes marcando el abandono y el robo sobre las necesidades de damnificados por la incapacidad de interesados y aprovechados.

No existen bandos en una crisis, menos en una catástrofe, a la gente de esta tierra todos somos uno, el bien y la dignidad no se tocan, ni de frente ni a la espalda del caído, pues somos un pueblo herido, sacrificado y abandonado a nuestra suerte.

Luchan a un senado, se encaran los tropiezos y los escándalos, pero nadie da soluciones ni tuercen la mano para dar ayuda física, en una situación tan desesperada que no existe diferencia entre el panorama de una catástrofe a una guerra, en perdidas y destrozos no hay un punto de inflexión, hemos perdido lo impensable, nuestra historia pasada, la tranquilidad como ciudadanos, perdiendo la fe en este gobierno que se pasan las culpas de unos a otros.

No somos chivos expiatorios y mucho menos una bandera para los cobardes que buscan cubrir las piedras pasadas por las nuestras, así se construye un legado lleno de muertos, enterrados en esa torre de babel con la que buscan conquistar otro gobierno, negando la verdad, somos víctimas del sistema mal influido por los intereses ajenos.

Como coexistir con la vergüenza de ver como se pelean por señalarse unos a otros, en vez arrimar el hombro con los afectados, es difícil aplicarse el cuento del pueblo por el pueblo, cuando se ven por encima del pueblo.

Se perdió el norte y las trincheras se vuelven insalvables, una guerra civil no fue suficiente para comprender que todos somos hermanos, seres humanos que comparten una nación, un orgullo y el valor de seguir adelante contra corriente.

Con o contra, todos tenemos familia, a un lado y a otro, la cuestión es si lo recuerdan o lo han olvidado, crecimos como país, pero no como pueblo, si mantenemos las trincheras haciendo ecos del pasado, excusándose e inculpándose unos a otros, recordemos que un mal ejemplo no trae soluciones, solo más disputas, arrastrando los restos por doquier e ignorando que el que sufre necesita apoyo, no que los insulten y escupan como si fuesen arrastrados, un poco de dignidad para nuestro pueblo es lo que necesitamos.

No somos podredumbre atascada a las cañerías de la sociedad, si la misma se nutre de nuestro esfuerzo, somos la sangre que alimenta y hace latir el corazón de este país, sabiendo que nuestras raíces lo sostienen y sin nosotros cae en quiebra esta sociedad mal nutrida, algo no está bien y lo sabemos…

Ya existen muchas tumbas comunes a nuestra historia para permitir seguir creando más a nuestra conciencia, la tierra es el vivir del humano, de todo ser vivo; que las malas aguas no envenene nuestro recuerdo ni nuestro futuro, ante todo mantengamos nuestro sistema libre de más traiciones, bajemos los fusiles y entreguemos en mano la oportunidad de avanzar juntos y no construyamos más divisiones.

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