viernes, 27 de diciembre de 2024

MEMENTO MORI



 

Consecuente, a mi entender sería la mayor bendición de la convivencia, si fuésemos un poco conscientes de quienes nos rodean, incluso de cómo afectan nuestros actos y comportamientos a nuestro entorno, deberíamos recordar la influencia nociva que aportamos y también como excluimos sin pretender a quienes no merecen. Aunque a veces por no comprender a otros damos de lado a personas más desfavorecidas en nuestro entorno.

A veces el castigo es inevitable, a veces la culpa es inexplicable, incluso la carga tiende a ser el detonante para recordar que nada es eterno que igual que tú puedes estar al borde de tu límite, de dar un paso al vacío; a nosotros no nos quede mucho tiempo con el que mirar de frente a esta existencia, en ocasiones las acciones se vuelven en nuestra contra y trae sus consecuencias.

No somos inmortales, ni eternos en las vidas de quienes nos rodean, ser la huella de nuestra existencia es una parte importante para que nos recuerden en los mejores términos, quizás sea para bien o puede que no. Por supuesto, depende de nuestra intención, de cómo nos dé satisfacción ser recordados. Comprensiblemente, nuestras acciones pasadas habla mucho de nosotros, sea agradable o un disgusto, depende de como estés de preparado convivir con esas huellas, en vida, pero en muerte los demás tendrán que convivir con aquello que dejaste a sus conciencias.

Esa es la locura del ser humano, unos no piensan en que quedara de ellos a posteriori, algunos les es importante ser queridos para siempre y otros su resolución es más simple, ser el mismo demonio en la tierra y si lo admiran o no, poco les importa, es la huella que les importa en verdad dejar. Pobre del alma que se cruce de por medio y sufra la marca de estas personas.

Somos mortales, así creamos lo contrario, así pensemos nos queda mucha vida por delante, nuestra existencia depende de muchas circunstancias, una gran mayoría están fuera de nuestro control. Somos quienes somos, quienes queremos, por quienes amamos, incluso quienes aspiramos ser. Pero siempre seremos eventuales en la vida de otros y temporales en este mundo.

Puede debamos recordar que el mañana es un concepto eventual, damos por hecho que estará ahí siempre para nosotros, negándonos a recordar que quizás no lleguemos a despertar a un nuevo día, a caminar por ese nuevo amanecer o por lo menos no podamos disfrutar del atardecer, despidiéndonos de tantas promesas no cumplidas por esperar a otro día.

Nunca reconsideramos nuestro tiempo, no nos planteamos los pendientes, ni las promesas, luego queda lo que no se pudo cumplir o completar a la conciencia, para algunos es una huella que dolorosa, para otros una traición, en realidad somos simples o unos necios, al pensar que siempre tendremos tiempo y oportunidades.

Seamos consecuentes, con lo que hacemos o dejamos de hacer, no nos disculpemos sin primero intentar cambiar o cumplir lo prometido, no dependamos de ideas y promesas, fuera de tiempo, aspiremos a ser presentes en nuestra ausencia.

Elijamos que recuerdo dejar de nosotros, es nuestro presente lo que controlamos, es nuestro futuro lo que aspiramos, y nuestro pasado lo que nos mortifica. Todo tiene su punto y sentido en la existencia, seamos consecuentes y aprendamos de nuestros errores, como mínimo plantearse no repetirlos, sería un comienzo de cambio.

Somos el ahora, estamos ahora, mañana ya veremos, siempre hay que tenerlo presente.

 

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