La mente en ocasiones puede convertirse en nuestra propia jaula, y nuestras emociones se vuelven adictas a la necesidad de aliviar la carga que arrastra siempre a través de placebos, cada cual busca su sistema, para algunos una rutina, para otros, en cambio, descontrol, algunos caen en sustancias nocivas, otros en dependencias mal sanas, incluso hay personas que dependen de otras para subsistir, convirtiéndose en personas nulas, en su necesidad de huir de los problemas.
Cierto que siempre escucharemos que no estamos en su lugar, que no se puede comprender sin experimentar y es fácil juzgar. La cuestión es saben los que hablan acaso por lo que la otra parte ha pasado, cuál es su historia, por qué le duele ver ciertas cosas en algunas personas, hay películas que se repiten y casi nadie se da cuenta de la realidad que los rodea, sencillamente prefieren ignorar.
La sobrecarga en sí se convierte en un sobre estímulo mental y emocional, te esfuerzas por controlar situaciones que no está en tu mano, en otras las heridas del pasado siempre vuelven, quienes te quieren y ven sufren por ti, se dan cuenta y te dicen que dejes el pasado atrás, pero si la herida fue profunda y se volvió larga, no siempre es tan simple evitar que todo retorne a tu mente, la sensación de no haberte defendido entonces, vuelve con la culpa por no haber sido más fuerte, si lo hiciste el dolor de la perdida de personas las que confiabas y querías, no importa la dirección, según como asumas la puñalada te afectará.
Existen rutinas de ir o hacer algo a diario con el simple fin de mantenerte en pie, cuerdo, la naturaleza está en no encerrarte, en acudir por obligación emocional a ese lugar y sentir la compañía de otros, para sentir que no te encierras en tus males. De ahí arrancas en otras direcciones, con el propósito de seguir adelante y crecer y no rendirte.
Lo peor en esta vida es caer en sustancias que pueden arrebatarte la dignidad, el control. La salud y la confianza de tus seres queridos, que ven impotentes como te pierdes en drogas y tu persona es esclava de esas sustancias, tu conciencia deja de tener sentido en tu vida, tus valores se centran en la necesidad de adquirir y consumir ese veneno que te somete y te puede matar por capricho, o incluso llegar a matar en tu desesperación, sin darte cuenta tu vida se convierte en tragedia y tu familia solo espera el desenlace, algunos perdieron la esperanza contigo, otros siguen luchando aun a sabiendas de que un día, quizás no vuelvas así es la vida del adicto, llena de necesidad y destrucción.
Existen otro tipo de dependencias, una es la más antigua de la historia, muchos la consideran un placer para celebrar, para aliviar el calor, para darse un empujón, ya que nos desinhibe, pero para algunos también es perder la voluntad en su efecto, el peor de todos, es sacar lo peor de ti en tu interior, puede lleves un trasfondo violento bajo esa apariencia divertida o tranquila, ahí es cuando quienes comparten copas contigo, descubren lo peor de ti.
Aunque existe otra dependencia que anula sin que te des cuenta tu empatía, tu conciencia de quien te acompaña, de lo que sucede a tu alrededor, la juventud está tan cogida de la tecnología que son muñecos subyugados a sus pantallas, viven ahí sin ver casi nada más, apenas reciben información emocional de su alrededor por qué su conciencia está ligada a lo que mira en esa pantallita que lo tiene aprisionado con un placer mal sano. Muchos no saben alejarse de eso, no saben vivir sin ello, hasta el punto que cuando intentas alejarlos, pierden el control como si fueran psicópatas y se pueden volver violentos, mientras las familias se ven indefensas ante esta reacción descontrolada, las pantallas puede ser una droga neural, difícil de superar o anular, más en esta era de tecnologías.
Sin embargo, existen personas que dejan de lado su criterio, sus ansias de luchar o vivir, sometiéndose a la persona que vive con ellos, por qué sienten que esa persona es fuerte y puede con todo, sin ver que uno mismo puede ser una sobrecarga, un peso muerto en su vida, de quien esperan un cambio, quizás intentes cambiar o avanzar, la cuestión es si será suficiente, si esa persona ya sentirá que no eres parte de su vida, si sigue un compromiso, o quizás, solo quizás aún sienta esperanza en ti…
Vivimos a través de placebos, ya sean compras, bebidas, dulces, comidas, objetos, cada cual intenta llenar algo, disfrutar su vida con ciertos placeres, lo que debemos estar atentos, es a no volvernos esclavos o dependientes de esos placebos con los que nos recompensamos tras un momento difícil o quizás un triunfo en nuestras vidas.
En verdad, hay emociones difíciles con las que lidiar, enfrentarlas no es un paso fácil.
Somos humanos, tropezamos fácilmente con la misma piedra, siempre consideramos que nosotros somos superiores, que somos más fuertes, duros.
¿Y si no lo somos?
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