Sospechosamente las peonas se entregan sumisas a la lucha
encarnizada de gemidos, caricias, besos y lujuria que se establece por orden al
tablero del poder, y si así es su lecho no confundan ni compliquen el deseo
esclavo de disfrutar y compartir tan complaciente destino…. Unas a otras se
preparan para la entrada en escena de sus señoras…
La torre aguarda su momento, de hacerse dueña de aquellas
que ya sucumbieron, sumisa y tranquila observa desde sus sitio fiel a su política,
admirar, disfrutar y desear en su distancia y luego secuestrar tras el placer
ajeno a la victima que mas placer le haya provocado… la doncella deberá cumplir
con sus exigencias o la excluirá de compartir lecho con sus hermanas hasta que
cumpla con sus deberes.
Lista para actuar una viril dama, se pasea esplendorosa con su miembro siempre erecto para ocupar su lugar entre las calidas piernas de las mas insaciables y glamorosas, y si la furia nace no la contendrá, en su fuerza complace despiadadamente a toda dama que en su fiereza deja nacer la tormenta que en si reside oculta. Fiel a su honor blandirá su espada y cumplirá con la dama que implore necesitada, acudirá gentil y no cederá al cansancio como un caballero sagrado del placer.
El alfil oculto bajo sus ropas, siempre persigue y asedia a
las mas indefensas, toma cuanto gusta, sin contemplaciones y no hay mas que lo
fustigue que escuchar el placer de su acompañante en tan furioso arrebato, quizás
no tenga ternura, tampoco sea lenta, pero como los animales fuera de control
toma y da sin medida, con la devoción del viento cuando golpea rabioso y te
deja sorprendida y aliviada bajo el calor… si su fiereza incumple las normas de
protocolo, será encadenado por su majestad y ultrajado por el mismo hasta
disfrutar de los placeres oscuros como una doncella esclava de la lujuria…
Al llegar la reina, dama y señora, es complacida con
gloriosa candor, su supremacía y afecto deja a todas indefensas a su pasión, su
voz roba la inocencia y sus manos la decencia, la cual se entrega a voluntad
por probar el cuerpo de una diosa. Ella será agasajada pero también será dueña
de las mas inocentes e impondrá su mandato hasta que las doncellas beban de la
flor de la diosa como fiel recompensa a sus esfuerzos, antes de volver a la
mesa para ser entregada a las vasallas que esperan voraces tomarla. También
estará entre sus cometidos complacer fielmente a su soberana, nadie más podrá
tocarla sin su permiso, el rey es vedada al poder de la plebe al menos que ella
solicite sus atenciones, solo la reina tiene poder para tomar y no ser
castigada por su osadía.
Y el rey…. Dueña y señora de cuantos abordan su reinado bajo
sus reglas todas hincan las rodillas aprobando su poder sobre si, cumpliendo
sus mandatos y aceptando sus castigos y quien no siga su ley es expulsado a la fría
soledad, a la oscuridad infinita lejos del fuego que el placer otorga bajo las
manos experimentadas…
La doncella que cumpla con mas de un vasalla a la vez podrá
ser llamada al servicio privado de las monarcas, estas otorgaran la miel de su
flor prohibida en el momento que culmine su acto como marca de ser elegida.
La vasalla que no cumpla y colme a las doncellas será destituida
y formara parte de las mismas, hasta que obsequie al rey con una belleza
ejemplar que apacigüe a sus monarcas y complazca a los mismos. Nunca se
cumplirá con fuerza, es una regla y una prohibición el amor y la lujuria es un
regalo y no un forzamiento.
Las leyes del tablero han hablado y sucumbido al erotismo
del momento dejando sus cuerpos apaciguados unidos unos a otros bajo la paz
alcanzada.
1 comentario:
Creo q nunca volvere a ver el ajedrez con los mismos ojos ;)
Me ha encantado.
LUz
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