Criaturas vengativas, con
diversas vidas y en cuya primera vida el rencor sembró el mal de la oscuridad,
su primera vida cumplen como mártires de una mala existencia entre los humanos,
hasta que su cola se bifurca con una segunda, al igual un camino, se abre en su
alma dos dualidades, su existencia inicial y la nueva, la segunda vida…. Así el
anciano terminaba su historia sobre la existencia de seres más allá de la
conciencia humana, dejaba a los jóvenes inquietos, la incredulidad asomaba a sus
ojos con cierto deje de risa irónica, alegando que era un cuento y riéndose de
otros más supersticiosos.
El anciano cabeceaba
consciente de que esas risas pronto se volverían en gritos aterrados, muchos de
ellos abandonaron a sus gatos, otros los maltrataron e incluso algunos murieron
para satisfacción de algunos sádicos, antes o después la llama de la venganza
prende en esas criaturas que con su poder de resurrección dominan a sus
congéneres fallecidos y les obligan en ciertos casos a atacar sintiendo su propio
odio enfermizo, en otros les conceden su mayor deseo la venganza; el que
derrama la sangre de un gato es maldito de por vida, serán obligados hasta el
alba a padecer los males de una vida gatuna, hasta que compensen a otros gatos
por el mal causado a un hermano. Esa noche la luna luce en lo alto bien
esplendida, algunos gritos ya se escuchan a cierta distancia, el anciano sabe
que ya ha comenzado, mientras los humanos sentenciados toman forma de ratas,
huyen y escapan o caen atrapados, esa es
la maldición que se cumple bajo la luna llena en campo santo, corren y corren,
gritan buscan refugio, otros con mejor suerte siguen siendo humanos pero
acechados por gatos resucitados que se divierten, jugando a asustarles y hacer
que se escondan indefensos, aterrados, como ellos en sus vidas pasadas, ninguno
escapa de ese odio, al menos que crucen la valla que salvaguarda al mundo
civilizado de la sed de venganza, algunos no lo conseguirán otros se volverán
locos y quizás alguno aprenda tras conseguir escapar, si ésa es su suerte, el
desdichado vivirá escuchando noche tras noche los gritos de aquellos malditos
que morirán por sus pecados…
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