Simple condición de la humanidad, conflictiva comprensión y ambigua definición, así se llegan a descubrimientos que muchos se niegan a explorar mientras se hunden en el aburrimiento, mientras otros huyen de sus ambiciones y deseos otros alcanzan el estatus supremo de la aceptación y disfrute, en cambio no todos se mueven con una voluntad sana e inocente, es cierto la picardía tiene su propósito, nunca se ha de confundir tal con la perversidad maliciosa en donde el respeto y la dignidad de uno y el igual es ignorada…
En la gran búsqueda muchos caminos se expandieron por
llanuras, precipicios y cordilleras, las bases son comunes, testar la fruta del
paraíso, como si del mayor manjar se tratase, es dulce el consuelo de hallar la
plenitud y la satisfacción que por ende uno se negó… dejándose caer en la
desesperación y la incomprensión de uno
mismo u de aquel a quien se quiere, no siempre es fácil llegar a un punto de
encuentro entre dos personas que se precien y a la vez tengan que reconocerse y
comprenderse, desde cero…
En la vida los juegos son la rutina de todo infante, pero el
mayor placer de un adulto, compartir juegos e intereses sin privarse de
alcanzar su máximo clímax, no todos esperan alcanzar un estatus más definido, así
como descubrir ciertos gustos y fetiches prohibidos a las mentalidades cerradas.
Que puede desear el ser humano de otro aparte de disfrutar
del acto infinito de la unión y goce entre ambos, tengamos en cuenta que no se
ha de definir su condición, sólo su perdición… muchos viven en la condena de no
asumir que la belleza es un caramelo que ansían saborear con calma, insatisfactoria
mente nunca es suficiente, la inocencia es como un pecado capital, pocos se
atreven a tomar conciencia de que la virtud de una joven es su mayor deseo,
siempre y cuándo no alcancen el estatus de pedeastra, en si la peor carroña de
todas las eras, sus influencias es el mayor veneno, para muchas mentes ingenuas
que siempre han de ser protegidas de tales alimañas. La sensualidad es el
brebaje de la incandescencia, nunca se tiene suficiente del deseo salvaje, en
éste punto son muchos los factores que despiertan tal influjo, que al igual que
la luna llena hechiza, el que posee tal esencia se sumerge en las más tórridas
noches de placer y deseo. Un deseo prohibido despertó en las eras de las
grandes batallas, tan incomprensible como dominante de los sentidos, si el
dolor es un factor que potencia y estimula las sensaciones, el poder y control
del que lo inflige es otro potencial factor de placer y sentidos, del oído y la
vista en el regocijo del acompañante que consiente de buen gozo, ser usado como
objeto…
Son factores, estímulos, ansias y deseos que viven en unos y
otros, una mirada ardorosa despierta en el interior, un fuego devastador hace
presa de los sentidos y todo se hunde en el olvido cuando uno despierta como en
verdad oculta al mundo, una fiera salvaje hambrienta y desesperada por consumar
a sus anchas un acto de deleite y entrega, poseyendo cada gemido y caricia del
contacto con su poros potenciados por el deseo, libre de ataduras y reglas,
solo vale una, dar y recibir abiertamente y no caminar a ciegas por las
llanuras de la perversión…
Un deseo es parte de uno mismo, nunca implica ser dominado,
un deseo es un nervio de tus gustos, es parte de tu alma, de tus anhelos,
llevando siempre la llave de cada uno de ellos en tu conciencia, tu abres o
cierras el baúl, uno recibe y entrega a placer, si se da el caso de no ser así,
píenselo y retrocede.
El mayor fetiche de todos y mas corriente, es el de necesitar ser amados, para ser felices, sentirse alguien, para disfrutar de algo que en si pueda ser etéreo, hasta que llega el final de esa atracción emocional y se deja atrás un alma destrozada y la búsqueda vuelve a comenzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario