SERENA
El impulso que me llevó a salir corriendo era irracional,
sabia de sobra que debería haberla enfrentado, pero el sentirme indefensa y
ante todos fue superior a mí, no me sentía lista para una escena así, con todo
no era una razón y menos una excusa suficiente para el como había actuado.
El cielo no mostraba un buen panorama a esas horas, primero
pensé en ir a casa de Adela pero algo me dijo que no era un buen lugar, al
llegar a aquella altura seguí conduciendo sin saber muy bien hacia dónde, casi
llegando a mi casa, cogí un camino a la izquierda que recorría la costa, al
pasar por el lado ajardinado de la casa sentí un nudo al estomago, lo ignoré y
huí de esos miedos que intentaban atraparme, de alguna manera continué hasta
verme frente al faro.
Allí salí del coche tras mirar a mi alrededor sin saber muy
bien que razón me llevó justo a ése lugar, pasee unos minutos rozando la hierba
con mis manos, respirando bocanadas del aroma salado del mar, sintiendo el frío
de la tormenta en mis costillas, algo fuerte se avenía, apenas me volví vi como
el cielo oscurecía cada vez más y en cierta manera pensé que se veía tan oscuro
como la tristeza y el malestar que yo llevaba dentro, un golpe de viento me
hizo retroceder y pisar mal, lo que llevó de bruces al suelo, el cuál tan
húmedo estaba que me moje toda y me recorrieron escalofríos por todo el cuerpo,
pensé en volver con el coche a otro sitio, que no era buena idea estar ahí, pero lo primero de lo
que me percaté fue de que el mismo estaba atrapado en un barrizal, que
comenzaba a caer lluvia copiosamente y tenia que resguardarme en un lugar más sólido,
sólo me quedaba el faro.
Entre patadas, y un palo que hallé conseguí abrir la puerta
de entrada, aquello se veía tan lúgubre que daba miedo entrar, un relámpago
iluminó todo y el mismo miedo a la tormenta me empujó a correr dentro y cerrar
apresuradamente, un trueno me había sobresaltado, me dieron ganas de reírme de
mi misma al pensar que me asustaba como una niña pequeña, busqué bajo los
reflejos de los relámpagos un candil o una vela, sobre la mesa pude vislumbrar
uno y me dirigía a él y lo prendí, el
candil no sostuvo la llama por falta de aceite pero la vela si que ilumino la
estancia, apenas me hacia a la idea de cómo era el lugar cuando la puerta se
abrió de pronto, y yo salte a un rincón algo
mullido, la sombra de una figura femenina se discernía al quicio de la puerta,
iluminó la estancia con una linterna y fue pasando el haz de luz alrededor,
tras tanta luz me era imposible saber quien era, al cabo de unos minutos me
alumbró y ahí quedó unos instantes, ignoro si se sorprendía o era lo que
esperaba, pero enseguida cerró la puerta y entró dos pasos, un trueno retumbó a
nuestro alrededor, ella abrió de nuevo la puerta, y su voz me traspasó, aunque
todavía no podía ver su rostro supe que era ella con su voz, al principio al
ver sus movimientos tuve la esperanza, pero no es lo mismo verla ágil que
alguien que camina pesarosa mente y se encorva algo por el cansancio y a ella
ya se le notaba, pensé que debía haber sobrepasado ya sus limitaciones y
todavía se estaba recuperando. La seguí dudosa, y ahí estaba la razón de su
empeño por volver fuera, una moto grandiosa que quería proteger de la
intemperie, me uní a sus esfuerzos y casi sin aliento conseguimos pasar el
umbral con ella, hubo un momento que pensé que no lo conseguíamos y fue cuando
ella me sorprendió en un gruñido de coraje que le dio un fuerte empujón y la
hizo ceder hacia el interior, apenas me dio tiempo de abrir primero los
cerrojos, pero si de colocarme a su lado y ayudarla a introducir la moto dentro, apenas nos vimos resguardadas
de la lluvia, ella calló al suelo sin fuerzas, percibí algunos temblores en su
cuerpo, no le dije nada, me ocupe de recolocar la moto y cerrar la puerta al exterior,
para sumarme a ella a descansar.
Al cabo de un rato ella comenzó a moverse de aquí para allá,
de vez en cuando me miraba, yo la observaba absorta descubriendo lo desenvuelta
que se veía allí, así como de su conocimiento de que hacer en una situación
así, en minutos todo estaba resguardado y el fuego encendido, las mantas a
nuestro alcance y un zurrón de comida sobre la mesa, la cual moví yo a su
petición, ahora la situación se volvía más extraña, su silencio me era mas inquietante
que la tormenta del exterior.
La idea de estar ahí atrapadas las dos juntas y en silencio
empezó a asfixiarme, el recuerdo de lo sucedido antes a la taberna me punzaba
al pecho, no pude aguantar más y necesitaba saber cuánto estaríamos esperando
ahí aisladas y juntas, deseando en todo momento tener libros o lo que fuera que
me evitara mirarla y sentir ese ahogo.
Su respuesta fue tan poco alentadora que me sentí peor, la
cosa podía durar mucho más de lo que pensaba,
quedé en silencio y una idea no paraba de darme vueltas a la cabeza, por
que ella estando todavía medio incapacitada toma una moto y se aleja tanto, por
que no salió Edmundo como suele hacer el hombre, a fin de cuentas es el mayor
apoyo por lo que pude percibir desde que llegué, y con todo como me encontró en
tan poco tiempo, apenas pude preguntar lo mas recriminatorio que podía salirme,
en verdad no tener las ideas claras tiende a crear conflictos de la nada.
Finalmente no fui capaz de replicarle a algo tan simple, no
me atrevía admitir que si quería verla a ella y a la vez me daba miedo lo que
pudiera descubrir ahí a solas…
Ella me miró directa esperando, al final algo se removió en
su interior por que su actitud cambio, mi instinto de protección reaccionó a su
tono y una especia de discusión se abrió paso entre los truenos y las emociones
que despertaban, bajo su mirada fiera y en sombras ya que la luz le daba a la
espalda y a mi directamente al rostro, me sentía en desventaja.
Su voz se volvió tensa pero suave, y me quedé sin palabras,
la escuchaba como hipnotizada y sintiéndome culpable de la razón que tenia y
como cada frase me pesaba en el alma.
-
Yo no tuve oportunidad de huir, tampoco de decidir,
fuiste tu quien tomo la decisión y la
palabra de lo que yo querría, en un momento que me faltaba a grandes rasgos la
cordura, huía de mi, de ti, de lo que me venia como futuro, pero no podía hacer
nada ni marchar a ningún lado, seguí ahí aparcada en una cama mientras
marchaste, dime que te hizo pensar que Estela fuera más importante, que ella
siguiera en mi vida, nunca me has preguntado directamente por ella y sabes que
existió.
La confusión y la culpa aumentaba en mi interior, pensaba en
sus palabras, en sus emociones hacia Estela, las razones que tendría para darme
tantas explicaciones y sobretodo esa cólera contenida que reflejaban sus ojos,
finamente la vi respirar conteniendo un sollozo y mi voz tomo la iniciativa
casi sin darme cuenta lo que contenía en mi interior salió como enfundando en
un valor que me era nuevo, confiaba en su reacción, por alguna razón sentía que
ahora era el momento de confiar en ella, en mi y en lo que nos mantenía ahí
unidas luchando por la sinceridad.
-
Se que me he equivocado, se que no me ves digna,
también que difícilmente creas que siento hacia ti tras tener algo con Adela….
-
Pues comencemos por ahí, tu me cuentas que pasó con esa
mujer en vez huir, y yo en vez callar te cuento mi historia con Estela.
Me vi desarmada, temía exponer algo que me alejara todavía
mas de ella, con todo sabia que no podía esconderme en mi mutismo como si fuera
una armadura, si habíamos llegado hasta ese punto, no podía retroceder, mejor
dicho no debía hacerlo, ese instante se me hacia tan difícil que mi mente se
sumió poco a poco en la marcha, en el dolor de perderla, de abandonar todo
resquicio de esperanza y mi corazón roto al reconocer que seguía amando a su
primer amor y yo no seria ni mucho menos una posibilidad, el dolor me embargo
con fuerza con cada recuerdo y la tristeza se apoderó de mi voz, al menos así
lo percibí yo, pero seguí con mi determinación…
-
Marchamos y las
dos viajábamos en silencio, sumidas en nuestra perdida, dimos muchos cambios de
sentido, primero tomamos una dirección ella luego cambió de idea luego hacía
otro lado y recordé algunos colegas de mi padre a la zona y volvimos a cambiar
de rumbo, apenas hacia falta decirnos mucho, hasta que llegamos a una zona que
nos agradó, forestal y con aire de pueblo a la vez de una zona de turismo, no
lejos un campo de golf. No nos importó mas que el poder descansar y tomar algo,
finalmente decidimos instalarnos ahí por un tiempo hasta tener las ideas
claras, y buscando dimos con un piso en alquiles que llevaba Adela, yo me sentí
muy aturdida apenas la vi, además de desconsolada me sentía muy sensible a su cercanía,
a su modo de mirarme, de alguna manera su mirada me abrazaba, ella nos abrió la entrada a su hogar y la
electricidad que a las dos nos recorría, parecía ser mutua. Su mirada seguía en
mi cada vez que yo alzaba la mía, su voz es tan calida que cuando la escuché
esa noche me caldeó por dentro, me sentía seducida con su sola presencia, nos
invitó y aceptamos, Sam quedó en seguida transpuesta tras tantas horas al
volante, y yo la acompañé a la cocina para ayudar. Mi mente divagaba de ti a lo
que ella me hacia sentir y aunque no lo tuve planeado, aunque pensé que era
peligroso seguir cerca suyo esa noche cuando tras irme a dormir algo se
apoderaba de mi poco a poco, volví hacia la cocina o eso creo, la verdad mi
mente no la recuerdo muy lucida esa noche pero si mis emociones y cuando me la volví
a encontrar toda mi voluntad fue barrida con su cercanía, la acompañe hacia su
cuarto, las dos ya nos sentíamos unidas y las ganas nos superaban, y sí nos
acostamos, tampoco me entregué por entera, esa noche nos dimos compañía, alivio
y afecto, y gracias a ella fui capaz de descansar sin llorar.
-
Así que al primer contacto os sentisteis atraídas, pero
dime, ¿sentiste ganas de darle todo?
-
Sentí ganas de hacerla feliz, de sentir esa protección
que ella me brindaba, de estar a su lado y que no volviera sentirse sola, quería
darle la paz que ella me daba con su cercanía, pero creo que aun con todo el
aprecio que he sentido por ella, no la he amado, por que siempre te he tenido
presente aun cuando no he querido, siempre me negaba pensar en ti y de una o de
otra acababas en mis pensamientos.
-
Y el resto del tiempo vuestro idilio ¿Cómo fue?.
-
Al día siguiente me accidenté y estuve convaleciente
muchos días, ella no me permitía hacer esfuerzos tampoco es que pudiera por los
mareos, se comportó como una madre, también siempre pendiente de mis estados de
animo y las curas, Sam tenia estudios de enfermería y se forjó un lugar a la
comunidad y se convirtió en alguien muy querido, yo más bien en una carga.
Cuando supe todo lo ocurrido pensé en volver, mas que pensarlo fue un deseo
implorante que me consternaba no cumplirlo de inmediato, pero me di cuenta que
no quería marcharme sin más, me quería ir despidiéndome de ella con el mismo
afecto con el que me recibió, quería regalarle una noche mas y que quedara para
el recuerdo todo lo que significo esos días para mí, me devolvió la confianza,
me hizo pensar en mis actos, en mis decisiones, en lo que sentía y siempre sin
interponerse, todo lo contrario me animaba a volver por ti, ella percibía mejor
que yo misma todo lo que en mi interior guardaba y no aceptaba por mi orgullo,
por mi dolor y sobretodo mi cabezonería, esa noche me volví a entregar a ella
di mucho más, a excepción lo que nunca he entregado a nadie, por que sentía que
no era de ella, que no era ella l apersona que debía tomarme por completo, ella
no rechisto, aceptó mi única negativa y tras esa noche no esperaba verla hasta
hoy…
En cada una de mis palabras todas mis emociones se volcaban
como si fuera un jarro de agua derramándose sin control, no tuve valor de
mirarla en ningún momento, no quería perder el hilo de mis pensamientos, ni ver
so dolor o rencor, me ceñí a lo que me pidió y continué hasta terminar, y una
vez lo hice, me sentía temblar de puro miedo, ella no decía ya nada, y para mí
ese silencio era como la misma daga que me llevé clavada al salir de su casa
aquella noche.
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