Cada
mañana era la misma rutina para Victoria, asearse desayunar y salir corriendo
al colegio, como de costumbre su madre ya no estaba en casa, el trabajo la absorbía
y mucho más las facturas, con 13 años ya entendía de esos menesteres de la
vida, otras niñas pensaban en cuando irse de fiesta, cuando su madre le compraría
su nuevo móvil y por supuesto a donde saldrían ese fin de semana, a ella en
cambio todo eso no le decía nada, pues el tener todo eso era una competición de
haber quien tenia mas atención, cuanto podían tener y quien tenia lo ultimo del
mercado tecnológico, a ninguna le preocupaba cuando iban a tener tiempo con sus
madres o quedar con alguien para algo mas que presumir.
No se sentía como el resto, tampoco le importaba, cuanto mas tenían esas niñas, mas incoherentes eran, insustanciales y aire de bobas, le aburrían; también le molestaba que cuando alguna otra chica con algo interesante que mostrar o de que hablar, cambiaran su modo de ser, para convertirse en esas especies de barbies obsesas con las tecnologías, si se les hablaba de un libro te miraban como locas, solo de series, chats y ligues hablaban, para complicar las cosas sino te interesaba un chico mono, eras la peste, ya no solo un bicho raro que leía algo mas que el face, el twiter, y un sin fin de paginas, no te miran a la cara solo a sus móviles y se ríen, ya no hay miradas cómplices y entendimiento no verbal, insulsas programadas…
No se sentía como el resto, tampoco le importaba, cuanto mas tenían esas niñas, mas incoherentes eran, insustanciales y aire de bobas, le aburrían; también le molestaba que cuando alguna otra chica con algo interesante que mostrar o de que hablar, cambiaran su modo de ser, para convertirse en esas especies de barbies obsesas con las tecnologías, si se les hablaba de un libro te miraban como locas, solo de series, chats y ligues hablaban, para complicar las cosas sino te interesaba un chico mono, eras la peste, ya no solo un bicho raro que leía algo mas que el face, el twiter, y un sin fin de paginas, no te miran a la cara solo a sus móviles y se ríen, ya no hay miradas cómplices y entendimiento no verbal, insulsas programadas…
Los
deportes que eran una gran liberación para la tensión y sentir el poder de tu
cuerpo al máximo era algo prohibido para ellas, en realidad se preguntaba si
disfrutaban de algo mas que esas mini pantallas que las absorbía.
Victoria
no comprendía si Vivian al mundo o a una realidad virtual, si hablaban con sus
madres, si disfrutaban de una película si añoraban a alguien como ella cada dia
hasta llegar al finde semana que se sentía privilegiada de ver el rostro
somnoliento y agotado de su madre, pero feliz de no tener que madrugar ni ir estresada.
Su madre, una mujer delgada, morena de cabellos ensortijados ojos verdes y con
una sonrisa sensual, que robaba las miradas de muchos hombres con solo caminar
a su lado por la calle, cuando salían a comprar, a pasear o a un centro
comercial, mas de una anécdota radicaba en como se perdían estos o babeaban….
Las
conversaciones con ella sobre los días de la menstruación también eran
divertidas, no eran las quejas de me duele y no tengo ganas, u otro mes que ha
llegado y no se tiene que preocupar, como en otras mujeres se ha oído decir,
eran los días de permitirse tomar dulces ver pelis en pijama y salir a un sitio
a comer en paz, sin ganas de nada mas, solo nosotras, sin sus amigas, sin
llamadas, pues el móvil lo apagaba y lo tiraba a su cama, era algo
extraordinario cada mes, como en una ocasión que salieron a pasear todo el dia
a la playa y el puerto.
Ser
mujer para mi madre no era algo definido, ser madre tampoco era solo decir yo
mando, era compartir los días y disfrutar de nuestra compañía y comentar
nuestras cosas, conocernos y comprender o aprender… ella no sentía que tuviera
que marcar una línea, tampoco que hubiera una diferencia, yo era su
victoria y ella para mi ídolo.
Pero
todo va cambiando cuando una tarde alguien a quien creíamos desaparecida, a
quien de niña quise muchísimo reaparece a la puerta de casa. Andrea, una vecina
cuya madre viajaba mucho y se trasladaban y paso un largo tiempo con sus
abuelos enfrente nuestro, hasta que la abuela falleció y el marido fue a vivir
con otro hijo y ella con su madre, aun no me creía tenerla frente a mi casa y
ahí al tenia a la puerta con la cabeza gacha y silenciosa.
Me
aparte de la puerta permitiéndole pasar a mi casa, con pasos lentos entró, mi
madre todavía no llegaba de comprar, y a solas con Andrea tras conducirla a la
sala empezó a contarme su vida tras marchar de casa de su abuelo. Su madre
tenia un nuevo hombre, que la despreciaba pues ignoraba que existiera hasta que
volvió a vivir con su madre, su madre la ignoraba y se escapaba muy seguido
para no estar en la misma casa, hace poco supo la dirección de sus abuelos y
solo pensaba en venir, en vernos y estar lejos de todo.
Ella
siempre fue importante en mi infancia y seguían siendo después de tanto tiempo,
comenzamos a quedar, a comer juntas y nuestra amistad se convirtió en algo
secreto incluso para mi madre, intuyendo que si supiera que ella se escapaba lo
vería un problema y llamaría a la madre de ella, por lo que no quería que se
enterara y nos volvieran a separar.
Así
estuvimos mas de tres meses, mi madre se exasperaba por que me volvía silenciosa,
por que buscaba mi pc para ver si ella conectaba y conversar los fines de
semana, para quedar en otros sitios, mientras mis notas bajaron y mi madre
buscaba a los psicólogos pensando que algo malo me pasaba…
Un día
ella dejó su horario habitual y en vez llegar en la noche apareció a la hora de
comer encontrando a Andrea conmigo en casa, provocando que saliera corriendo y
se marchara… mi madre me miraba a mi y luego a la puerta en un principio
confusa luego algo le debió pasar por la mente pues clavo sus ojos en mi y
sonriendo, corrió a la ventana y gritó el nombre de Andrea, ordenándole subir
ya mismo, Andrea dudaba yo temblaba, mi madre se volvió y me amenazó con
quitarme mi pc si ella no subía, no hizo falta más para que yo misma se lo
pidiera, de alguna manera me sentía controlada, asustada y débil ante la idea
de no saber de ella sin mi pc…
Andrea
subió, lo primero que llegó a decir apenas estar ante mi madre fue que no
llamara a la suya, mi madre por el contrario la miraba en silencio y con una mirada
brillante, luego tras dos minutos de dudas y miedos la abrazó fuerte, pidió que
se sentara al sofá y sacó la propaganda de restaurantes a domicilio, en nuestro
caso una larga lista de pizzerías y casas de kebab, chinos…. Pidiendo que eligiéramos
para comer, de ahí a su cuarto dejándonos calladas, sin saber ninguna que
decir. Salimos al bacón, el día era nublado, me gustaban por que no hacia
calor, eran relajantes sobretodo cuando llovía
y la tierra mojada embriagaba todo con su aroma. En ese momento no existía nada
más que los ojos de ella clavados en los árboles de la montaña más cercana, esa
sensación de que evitaba mirarme de frente, hablarme, no supe que otra cosa que
hacer que cogerle la mano y hacer presión en ella. Intento retirarse, alejarse
de mi, escondiendo su rostro de mi mirada, me negaba a que hiciera ahora eso,
me resistía a creer que quisiera alejarse de mi, por alguna razón que no
alcanzaba a comprender ella estaba en mi, era como parte mía o así la sentía,
deseaba hacerla reír, que me mirara, que volviera a ser esa chica tímida, algo
risueña cuando me miraba y aun con ese gesto triste habitual en ella, de
sonrisa dulce cuando me saludaba. Algo cambio en ese instante, la frustración y
el coraje por su comportamiento se apodero de mi y la besé, no un beso de
hermanas, un beso de los de verdad, con toda esa rabia la sujetaba de la meno
pero algo distinto fluyó en ese beso, algo calido me lleno por dentro, a su vez
el que ella no me empujara que me correspondiera al beso me hacia feliz…
Un toque
repetitivo en el cristal me hizo volver a la realidad, pensé si llovía pero la razón
no era esa, mi madre tocaba al cristal como si fuera una puerta y esperaba a
que la mirásemos, con una señal nos hizo entrar, las dos calladas y cabizbajas
la seguimos a la sala, en la mesa una hoja escrita a mano con una lista
numerada, me la entrega y me pide que lea en voz alta.
1.- se
acabaron los secretos, la confianza es lo primero.
2.- tu
me importas, no lo olvides sea cual sea tu predilección.
3.-tu
responsabilidad son tus estudios para tener un futuro, no los desatiendas.
4.-quiero
que seas feliz, no soy tu enemiga.
5.-todo
se puede conversar y llegar acuerdos si se necesita valorar la convivencia.
6.- el
respeto siempre ha de ser mutuo, es algo que se gana y se valora, no lo
olvides.
7.-pregunta
las cosas antes de hacer suposiciones, soy tu madre pero no un ogro.
8.-no
hay imposibles, al menos que tu así lo juzgues, entonces la barrera eres tu
misma, recuérdalo.
9.-la
sinceridad abre puertas si me mientes cerraras todas las puertas y diálogos, piénsatelo
primero.
10.-
decide que quieres pero nunca sigas un camino por que creas que es lo que se
espera de ti, marcaran tu vida, tu persona y tus recuerdos, valora bien tus
decisiones.
¡PRIORITARIO!,
LLEVARAS SIEMPRE EL MÓVIL ENCIMA.
Tras
releer dos veces esa lista comprendo que
mi madre intenta decirme muchas cosas a su manera, Andrea, sentada a mi lado,
mira al suelo a la vez que unos temblores le recorren la espalda hasta que un
ruido estrangulado sale de su garganta, la miro incrédula, se estaba riendo y
no se podía contener…
Mientras
mi madre en posición altanera nos mira a ambas y me echa otra vez la
publicidad, yo solo se que esto es muy raro, debo estar soñando por que una
madre normal, gritaría, daría un discurso de decencia, echaría a la chica, a lo
mejor una bofetada, mi madre en cambio…. Es mi madre, la miro incrédula
comprendiendo que ella es, mi amiga, confidente y una excepción a la regla, me
quiere incondicionalmente.
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