Un cuerpo destrozado al pie del barranco, una mirada de
pánico e incomprensión en su rostro, una sombra en lo alto orgullosa, así se
repite el sueño una y otra vez, en esa mente infantil que busca escapar del
miedo que lo atenaza cada noche. Recordando, reviviendo cada instante,
sintiendo el dolor de perder a su madre, que tantas veces lo protegió de ese
monstruo que le engendró, el mismo que ahora cada día lo espera a la salida de
la escuela, nadie sospecha la verdad ni imaginan que pueda ser posible, solo
los miran con lastima y murmuran a sus espaldas. Ella no se suicido, tampoco
fue un accidente pero nadie puede demostrar lo contrario, mientras cada noche
ese monstruo disfruta de su copa de Brandy de Jerez, el mismo que manufactura
al mercado negro…. Impregnado de
avaricia y sangre inocente.
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