Cada noche el mismo chirrido desconcertante se apodera del
dormitorio de hotel en el que me hospedo en un viaje que ni esperaba realizar…
ser agente de inmobiliaria lleva a trasladarse y ver todo tipo de inmuebles
para poner en venta, es complicado llevar una vida privada con un empleo de
estas características, tiendo a preguntarme si nací con karma de azafata. Ese
chirrido desquiciante, durante toda la noche resuena en la habitación, pero por
más que busco y busco de dónde, es imposible encontrarlo… Esta noche es mas
intenso y a la vez la sensación que nace de mi interior, añadiendo la incomoda
intuición de ser vigilada, cosa que me
paraliza en la cama, al final saco fuerza de algún lado para levantarme
consciente de que todo esta cerrado y estoy sola, rozo la puerta de mi armario
el sonido parece que viene de ahí, ya pienso en un grillo que se debió colar en
algún momento, pero el aliento helado de algo roza mi nuca y me vuelvo muy
asustada, topándome con unos ojos fríos y de mirada casi vacía, emergiendo en la puerta, de la misma madera
una figura humana, que se trasluce entre
las sombras, en donde un hueco oscuro y profundo, que me aterra pues es donde
se supone su corazón…. Un aullido chirriante nace de ahí lleno de dolor….
Intento alejarme del vacío de esa figura, grito pidiendo auxilio, descubriendo que no evoco sonido alguno, me esfuerzo por moverme pero tampoco puedo, esa oscuridad me domina desde los pies. Mis ojos y los de esa figura enfrentados a una misma altura, luchan en silencio por vencer y dominarme, mi alma grita desesperada cuando la figura me muestra su vacío, su oscuridad y tristeza, por desgracia soy consciente de que no la puedo combatir, tenemos esa similitud de no tener nada por lo que sonreír y seguir el impulso, solo el seguir sobreviviendo, si reconozco que la figura no tiene nada al igual que yo dejando todo… El aullido vuelve a extirpar de mi otra lágrima sumisa llena de tristeza y compasión por mi misma.
Atenazando mí pecho robándome el latido y las ganas de
luchar… la figura va consumiéndome sin que pueda poner resistencia, sin sufrir
físicamente que mis miedos, descubriendo que soy una maquina que dejo de
sentir… o tal vez ya ni recuerdo que implica sentir de verdad.
Una maquina que tuvo sueños y vida y no la valoró, que se
consume en la triste soledad y el abrazo de esa figura, esa figura que se
convierte en mi alma sin corazón, que
reclama cuanto abandoné al pasado, para arder en mis faltas como una pecadora
mas de la culpa, deseo huir, no recordar cuanto deje, no sufrir mis pecados
abandonados, no añorar mis risas ni esas miradas de ilusión que destruyeron mi
fe, cuando se rompieron con cada negación recibida, adopte que la existencia
seria mejor sin esa felicidad… y viví cumpliendo ese propósito decadente y
áspero, donde la estabilidad era mi refugio.
Abro los ojos y los de la figura me desafían, pero estoy tan
sumida en su chirrido que no comprendo, esos ojos que de algún modo conozco… me
retan a enfrentarlos, se burlan de mi cobardía, inquietándome todavía más…
Desafiándome a cada chirrido con mas dolor, a cada instante
ese ser que en mi ha crecido sin emociones se consume, la maquina pierde su control y algo sale a
luchar por todo lo que fui y continua en mi memoria…. Quizás quede una brizna de
bravura en mi ser.
Esa mirada me desafía diabólicamente con la certeza de saber,
con la risa brillando donde antes hubo vacío y tristeza, mientras pienso que
estoy perdida, que la figura ya me tiene y nada puedo hacer… resisto sin saber
por qué.
Esos ojos que me atraviesan y me arrancan el aliento, el
latido de mi corazón enmudece cuando en mi nace ese recuerdo, enterrado por
mucho y con esfuerzo, en lo mas hondo de mi ser, un adiós mas doloroso que la
muerte…
Ella marchó al altar tras decirme te quiero, traicionando
ese sentimiento que me confesó, ella abandonó la esperanza y yo…. No puede ser,
no quiero recordar ese día, pero me lo saca con cada chirrido de ese hueco
oscuro de mi memoria, debería ser mi recuerdo más preciado, si tanto me importa
la esencia que lo envuelve; sin embargo, ella me ha perseguido cada primavera
en las borracheras de sus aniversarios y renaciendo como una tortura, que
aflige mis entrañas, su “te quiero”, la maldición de mi pasado.
Lucho por gritar y vaciar mis pulmones de aire, sacar la
herida infringida hace tanto tiempo, que renace con sus ojos clavados en los míos,
desafiándome a recordarla. Sus ojos los puñales que marcaron cada recuerdo de
dicha con su traición, huyendo de quien era para ser de otro.
La traición de su corazón, renueva las fuerzas de
enfrentarme a su mirada, con ese odio que albergue con mi dolor cada noche de
insomnio, enfrento esos ojos comos i fueran el diablo, lucho por algo mas que
mi vida, siento una fuerza mayor crecer en mi contra la perdida, contra el frío,
la soledad, su falta, sintiendo una seguridad y fortaleza que nunca experimenté,
empujo la silueta, la aparto de mi, gruño con el coraje y la voluntad de no
caer….
La oscuridad retrocede, la figura deja de dominar mi persona
y mi voz antes enmudecida resuena con un grandioso no en la habitación y en
todo mi ser….
No seré los jirones del dolor, ni las lagrimas de la
tristeza, ni la razón del odio, ni un concilio para el amor, seré yo, siempre
yo, quien decida sin marcas, sin heridas, sin cargas, ni estigmas de ningún
tipo, ella no me arrebatara mi alma tras destruirme la vida, ella marchito el
amor, ella lo apuñalo, ella se enjaulo, ella no tendrá más poder en mi, ni viva
ni muerta, ella decidió su camino y no interferirá el mío….
Marcha en paz ya no tienes lugar a mi lado y nunca estaré al tuyo, nunca lo quisiste ni
luchaste por cambiar tu destino…
Los alaridos recorren la habitación, el chirrido se contrae
en algo tan agudo que vibran los cristales, las luces vuelven y un alma
mortificada huye al purgatorio sola…
No hay comentarios:
Publicar un comentario