Luna tu siempre luces vestida de gala, y es bajo las amargas
lagrimas del cielo,
Cuanto te vistes de luto y atraes el presagio oscuro a estas
almas que se rinden al infortunio…
No ansiamos conocer el futuro si el presente esta lleno de
piedras que enardecen nuestro espíritu y entorpecen nuestros pasos, que se
rigen en la voluntad de seguir adelante.
Pero siempre débil y mártir el alma retrocede a repetirse en los fatídicos momentos que mellaron esa fuerza con la que nos levantamos siempre resueltos a seguir, cada paso es un adelanto nos decimos, pero y si caminamos sin ver, sin saber hacia donde nos dirigimos vamos como ovejas a un matadero.
Es triste se dice, pero son tantos los que viven en ese sin
vivir en que la esperanza ya no tiene razón de ser en sus existencias, que es
mas fácil predecir y aceptar el mal por llegar que el éxito en toda hazaña.
Viento siempre dando su bofetada cuando ya nada esperamos,
atrayendo cambios e incluso aliviando el pesado calor, que nuestras conciencias
recriminan en ese sofocante lenguaje que augura a mayores males, solo por no
admitir un golpe de suerte.
La lengua se enardece en la sequía de placeres, en tierras
áridas nada se contempla como temporal, llanamente unos se echa al polvo y
forma parte de la podredumbre, sin contemplarse a si mismo ni aspirar a un bien
que supere las expectativas.
Toda ave extiende sus alas al cielo y muchas sus garras
clavan a la tierra escarbando en busca de minucias, temiendo al mundo, buscando
los males que le rodean, recalcando el sufrimiento y languideciendo en sus
brazos.
Uno se viste como la santa muerte el día que la ve como guía
y razón de su existencia, nada mas ni nada menos, uno se convierte en profeta
del fin de la existencia, siempre recalquemos que la mayor existencia de estas
sombras es la de si mismo y aquello en lo que cree o valora.
Las semillas siempre han de ser razón de dicha, pero se han
de regar con voluntad y amor para que crezcan sanas, si su protector se decanta
por olvidar su propósito y abandona a su suerte el fruto que de estas puede
surgir, malograra en su dejadez un futuro prometedor, nunca se ha de dar por
perdida una posibilidad, siempre se ha de buscar una manera, el rendirse es
abandonarse a la nada.
No escuchemos a la voz de la negación, esa que nace y crece
en los días oscuros de la desdicha, ese agorero que en nuestro interior siempre
yace, pero de nosotros depende dejarle el control, nuestro camino es aquel que
nosotros marquemos.
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