Hay mil puertas
ocultas en el alma de una persona, cada una te guía en un camino, muchas
ocultan razones, y unas cuantas son claves del por qué…
Incluso podemos asegurar que hay espacios de nuestra alma
abandonados al olvido, pero siguen ahí a la espera de revivir o de encontrar al
poseedor de ese espacio que todavía no tuvo su razón de ser.
Las llaves son claves, según las personas unas llegan a
un lugar dudoso donde el aprecio es comprensible pero se sostiene sobre una
nube de dudas temporales.
Hay recovecos en los que se guarda la lealtad como
esclava de una gran lid del destino, y salas listas para proteger a aquellos
que han surcado una vigilia llena de verdades y afecto.
Una llave es muy compleja y sólo una alcanza a ser la señora de todo un ser, la que salta la razón de una existencia, la que evapora los fantasmas, la que trae luz a los callejones, la que cierra puertas al pasado, la que solo abre las puertas importantes es la llave que puede abrir el rincón que solo se ofrece a la razón mas importante por la que en ocasiones uno olvida respirar…
Cuando llega con temerosa devoción a rozar la cerradura
de ese templo, todo un mundo sabe que ha llegado, todo un ser se siente
angustiado de dar paso a una nueva habitación en si mismo, su vulnerabilidad es
completa.
Una vez dentro se ha de saber hacia donde girar y como,
se prueba y unas veces provoca alejamientos, otras chirría con un forzado deje,
con inseguridad un clic se hace eco de la verdad, ha llegado, la pregunta
principal resuena en toda conciencia, ¿entrará?, ¿retrocederá?, un aroma a
cerrado llena la voz de la primera palabra, “decide”.
Un ligero toque a la puerta y con pesadez esta se abre,
dejando a la vista una espaciosa habitación, donde algún nido de palomas cubren
los altos del techo cascado por el tiempo de abandono, ellas entran trayendo
las sombras pasadas en momentos de nostalgia, alzan el vuelo cuando se sienten
estorbadas por un nuevo anfitrión, ese lugar se siente temeroso del intruso…
En sus manos se sostiene la clave del lugar de las
esperanzas, de las ilusiones y sueños de un corazón siempre latente aunque
exista vegetativo, solo una llama lo despierta si ésta calienta sus entrañas,
si el poseedor de la llave no se siente
parte de ese mundo, es mejor que abandone ese poder concedido o al menos que no
desmorone las piedras de sus cimientos, en ellos se sostiene su confianza dada.
El valor es un bien muy preciado tanto para luchar como
para saber cuando retroceder.
1 comentario:
Me gustó mucho, particularmente un fragmento del primer párrafo: "[...]muchas ocultan razones, y unas cuantas son claves del por qué…"
Así que, nada. Te felicito por escribir tan bien.
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