Luminoso para unos y sombrío para otros, así salimos a escena a elaborar la tan lubricada mecánica de la existencia, ya sea improvisando o repitiendo el si o no de siempre, a lo alto la admiración, a nuestros pies la depravación de la mente humana, y nuestras conciencias en medio sin nada que las sostenga en este infortunio de la interpretación.
Existimos, rememoramos, evolucionamos, reconstruimos, marchitamos, mancillamos, huimos, enfrentamos, para admirar un recuerdo, para avanzar y alzar un pensamiento, para despreciar y arruinar una intención, para abandonar una lucha y siempre retornar a ese circulo vicioso que es la vida, siendo protagonista de la obra, ya sea la de dios o de nuestras conciencias, siempre en constante debate, para alzar la vista a ese cielo reconociendo el polvoriento telón que nunca cae a tiempo.
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