LXXIX
Siente la luz
De la mañana
Que rocía tu rostro,
Con la calidez
Que te ensalza
Al templo de
Los iluminados.
Disfruta de su compañía,
En el día a día,
Como de un amante
Que no abandona,
Como el primer beso
Que no se olvida,
Calienta tu corazón,
Ensalza tu espíritu,
Extiende tus alas
Y vuela,
Siente como te estrecha
En su abrazo, cálido y dulce,
Ofreciéndote la esperanza
De vivir un día inolvidable.
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