El aroma de un amor olvidado,
Vuelve a este corazón adormecido.
El recuerdo remueve emociones,
Con ellas atrae preguntas,
Y las ansias crecen de nuevo,
Fue tan dulce el sabor de tu voz,
Esa caricia que emociono mi alma…
El aroma de la prosa impregna mi espíritu,
De ese regocijo eterno,
Nace y crece como el fuego,
Florece como el almendro,
Enmudece al mundo,
Renueva la vida,
Antes apagada por su ausencia,
Vuelve a renacer con su prosa,
Atrayendo la inspiración y el fervor,
A este ser esclavo de su esencia,
Que bebe de la vid de las musas,
Ellas eternas ante mi ceguera,
Renuevan mi fe en la dicha del
Don que me impulsa,
A los cielos o a los infiernos,
Siempre atrae el respiro
De ese ser celestial que me inunda
Con la voz que nace de mi corazón y mi alma,
Ambos son uno y juntos gritan al mundo.
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