Eres el trino de mi corazón,
La alabanza a los cielos,
Que encarna el sueño del alma
En cada latido que os profeso.
Eres el ámbar que me derrite
Bajo la luz de tu mirada incandescente,
Dorado y dulce néctar es la voz
De la dueña de mis fantasías,
Que me arrastra a la orilla
Del eterno éxtasis,
Donde nuestras manos se unen
Y toman el destino,
Guiadas por los sueños del pasado.
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