Derramas tu fe
En tierras yermas,
Sobrecogedor es tu anhelo,
Que la peste de la desesperación,
Marca el fin de un tiempo de luz...
Mas es bravo el sentir,
Prepotente el alma ciega,
Donde el cenit es el incesto
De las dudas y miedos...
De esa inseguridad que te atenaza.
Marchitas esperanzas
En quien niega la resurrección,
Bendita la voz que resurge de la oscuridad,
Arrebato sin razón
Que arrastra de un páramo extinto al monte,
Un lugar donde todo incauto,
Muere y vive entre suspiros y anhelos.
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